Opinion

UNA MONEDA
Surazo
Juan José Toro Montoya
Jueves, 7 Noviembre, 2013 - 20:29

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1622. El galeón Nuestra Señora de Atocha parte del Callao con rumbo a Cartagena de Indias con el fin de unirse a la Flota de Indias en uno de sus viajes de regreso a España. Más que un conjunto de naves, la flota era el motor económico de la España colonial ya que transportaba la riqueza de los virreinatos a la metrópoli. Recientemente estrenado, el Atocha era el más importante de aquel viaje porque debía transportar la plata del Perú, plata que se extraía del Cerro Rico de Potosí, se fundía, convertía en lingotes y acuñaba en la Casa de Moneda para luego partir en largas caravanas de mulas rumbo al Callao. Una vez en Cartagena, la flota parte a Portobelo para luego enfilar a La Habana, última escala de un viaje cuyo destino es Sevilla. Pero el destino tenía otros planes. Ya en La Habana, la partida de la flota se retrasa y sale recién el 4 de septiembre, en plena temporada de huracanes. Un día después, mientras se dirigía al Canal de Bahamas, fue azotada por una terrible tormenta que hundió ocho de sus barcos, incluidos el Margarita y Nuestra Señora de Atocha.

1960. Mel Fisher, un instructor de buceo nacido en Indiana, Estados Unidos, que ya había participado en búsquedas de tesoros hundidos en el mar, encontró datos del Atocha en el Archivo de Indias, en Sevilla. A partir de entonces, ese tesoro se convirtió en su obsesión. Organizó una empresa denominada TreasureSalvors y tanto él como su familia se dedicaron a buscarlo.

1985. 25 años y toneladas de lodo después, Kane Fisher, hijo de Mel, encuentra el Atocha. En su momento, fue considerado el hallazgo marítimo más importante de la historia porque, pese a que nunca se conoció oficialmente el detalle de las piezas rescatadas, se divulgó que el contenido alcanzaba a 24 toneladas de plata en 1.038 lingotes, 180.000 pesos en monedas de plata, 582 lingotes de cobre, 125 barras y discos de oro además de joyería cuyo registro no aparece en el manifiesto de carga.

Se dijo que el valor del tesoro alcanzaba a 450 millones de dólares pero los expertos calculaban sumas mayores.
El tesoro del Atocha es apenas uno de los muchos que salieron desde Potosí con rumbo al Callao para luego seguir la larga ruta a Sevilla. En 1548, el primer cargamento era de 7.771 barras de plata que tardaron seis meses en llegar a Arequipa. Desde entonces hasta 1809, toneladas y toneladas de plata salieron de Potosí para nunca más volver. No todos los barcos llegaban a España. Unos eran abatidos por tempestades y otros asaltados por piratas. En 1804 se hundió la fragata Nuestra Señora de las Mercedes cuyo cargamento de 17 toneladas de plata fue encontrado en 2007 por la empresa Odyssey Marine Exploration que, tras el hallazgo, se sumió en un litigio que terminó dándole los derechos del tesoro al gobierno de España.

1998. Con motivo de la muerte de Mel Fisher, NationalGeographic emite un documental sobre el tesoro del Atocha y Ramiro Rivero Mendoza, un potosino que estaba en viaje de negocios, se interesa al ver las monedas y encontrarles parecido con las acuñadas en la Casa de Moneda. Se contacta telefónicamente con el Mel Fisher MaritimeMuseum y se entera que hay varias piezas a la venta. Encarga una moneda de plata y acuerda el precio: 200 dólares.

1999. Rivero llega a su natal Potosí y dona la pieza metálica al museo de la Casa de Moneda.

377 años y toneladas de plata después, una moneda, sólo una de cientos de millones, retornaba a su lugar de origen, una tierra que, 468 años y toneladas de plata después, sigue siendo pobre.

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.
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