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Es curioso saber que un hombre tan sencillo como el papa Francisco tiene detractores.
Jorge Mario BergoglioSívori es un hombre como usted, como yo, como el vecino de al lado o como el del frente. Como todos los seres humanos, nació de mujer así que detrás de él hay una familia, hermanos… una historia personal… ¿Qué lo hace diferente?: su sencillez.
Desde el inicio mismo de su pontificado, marcó la diferencia. Es jesuita pero adoptó el nombre del santo patrono de una orden diferente, el de Francisco, el pobrecito de Asís, aquel que hizo de la pobreza una forma de vida.
El Papa Francisco es el jefe de un Estado como El Vaticano que, pese a su tamaño, es uno de los más poderosos e influyentes del mundo. El detalle no le cambió porque ni siquiera vive en la residencia papal sino en la casa de huéspedes. Siempre que puede, rompe el protocolo y hasta se mezcla con la gente causando más de un susto a su cuerpo de seguridad. Uno de sus antecesores, Juan Pablo II, tenía gestos parecidos pero Bergoglio va más allá. Sus gestos no se limitaron a lo que captan los medios sino que metió sus narices en los asuntos más oscuros de la Curia y no le tembló la mano al mandar a altos jerarcas de la Iglesia al banquillo de los acusados. No protege a nadie ni fomenta secretos. Habla directamente sobre temas tan urticantes para el clero como la pederastia y el homosexualismo. Es tan diferente que hasta una revista de rock, Rolling Stone, lo puso en su portada internacional el año 2013.
Y aun así son muchos los que lo señalan como el representante de una confesión que se opone al uso de preservativos y al aborto. Lo que hace es defender la vida que no es precisamente un dogma sino la fuerza o actividad interna sustancial que mueve este planeta.
Hay un riesgo detrás de la actitud de quienes se le oponen: el suponer que no es suficiente ser bueno para ser querido. Francisco es uno de los Papas más extraordinarios de la historia pero hubo y hay manifestaciones en su contra, así sea pequeñas, y sobran los que lo escarnecen en las redes sociales.
En la ciudad que vivo, Potosí, lo critican por no visitarla. Pocos saben que Jorge Mario Bergoglio fue sometido a una operación de los pulmones y prácticamente perdió uno de ellos. Para él, respirar no es una tarea tan sencilla como para el resto pero, pese a ello, viaja mucho y se atreve a llegar a Bolivia y visitar ciudades que, como El Alto y La Paz, tienen poco oxígeno.
¿Qué le reprochan al papa Francisco? ¿Ser la cabeza de una Iglesia que, en su momento, fomentó la Inquisición o se calló frente al holocausto? Parece que muchos olvidan que el pasado está en el pasado y solo sirve para estudiarlo. La Iglesia ya pidió perdón por esos pecados y Bergoglio no tuvo que ver con ellos. Además, no debemos olvidar que, por muy papa que sea, Francisco no es Dios.
Ahora que llega a Bolivia, no podemos pedirle que solucione nuestros problemas. Recordemos que, después de todo, y a despecho de sus cualidades extraordinarias, solo es un hombre.
Recibámoslo con esa conciencia.
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