Opinion

POTOSI Y LAS MONEDAS, SIEMPRE
Surazo
Juan José Toro Montoya
Miércoles, 19 Octubre, 2016 - 09:28

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“Si todos los caminos conducen a Roma, todas las monedas conducen a Potosí”. La frase fue acuñada por el escritor Homero Carvalho en los días previos a la primera Convención Internacional de Historiadores y Numismáticos que se realiza en la Villa Imperial.

La convención, a la que sus organizadores denominan “megaevento”, se realiza esta semana pero tuvo programas preparatorios, generalmente conferencias que fueron dictadas en las principales ciudades del país. Su importancia radica en que reúne, por primera vez, a los más reconocidos especialistas en numismática de Iberoamérica. También participan historiadores debido a que el estudio del pasado es inseparable del de las monedas.

Nunca un lugar fue tan apropiado para una reunión de esta naturaleza. Si bien hubo casas de moneda en todo el mundo, la de Potosí fue la más importante debido a los volúmenes acuñados y a la calidad de la plata utilizada.

El yacimiento argentífero del Cerro Rico todavía contiene importantes reservas, tantas que los expertos afirman que, explotadas racionalmente, podrían durar otros 500 años. Las de mayor calidad fueron extraídas en tiempos coloniales, se fundieron y acuñaron en las dos casas de moneda de Potosí. Barras de plata y monedas salían con frecuencia en cargamentos de mulas que llegaban hasta el puerto del Callao y allí se embarcaban en galeones que zarpaban a España. No todos llegaban a destino porque unos eran asaltados por piratas y otros se hundían por efecto de las tormentas. Eso dio lugar a los tesoros en el fondo del mar.

España también acuñaba monedas en México, Lima, Guatemala y otras ciudades. Esas piezas circulaban en todo el mundo y eran conocidas como “monedas españolas”. Fueron la divisa de Estados Unidos cuando sus colonias se independizaron de Inglaterra y circularon hasta 1857, cuando el país del norte comenzó a imprimir sus billetes. No obstante, los primeros estadounidenses desconfiaban del papel que reemplazaba al metálico así que lo rechazaban. Para conseguir que la gente acepte los billetes, debieron imprimir en ellos las imágenes de las monedas potosinas, las más apreciadas por la gente por su alto contenido de plata. Ese fue el origen del dólar americano.

La plata potosina no solo mantuvo al imperio español sino también al inglés y a los países europeos que se apoderaban de ella por la acción de la piratería. Los salteadores que se apoderaban de los tesoros de las naves españolas entregaban la mayor parte a los reyes que, a cambio, les conferían protección mediante patentes de corso. Por ello, no pocos economistas afirman que la plata de Potosí fue el motor de la revolución industrial.

Esos y otros temas son abordados en la convención que, según anticiparon el presidente y vicepresidente de su comité organizador, el boliviano Daniel Oropeza Alba y el hispano-estadounidense Glenn Murray, tiene el propósito de declarar a Potosí como “el Vaticano de la numismática” y posicionarlo como el principal destino de los coleccionistas de monedas de todo el mundo. No se trata de una declaratoria más. El propósito es establecer una ruta turística numismática que recorra las ciudades en las que se establecieron y todavía quedan casas de moneda.

Tan importante es esta convención que no solo cuenta con el respaldo de la Gobernación de Potosí y las alcaldías de Potosí y Porco sino también del gobierno nacional a través del Ministerio de Cultura. 

Espero hablar de sus conclusiones en la próxima entrega.         

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.