Opinion

EL ENEMIGO PRINCIPAL
Surazo
Juan José Toro Montoya
Martes, 24 Enero, 2017 - 17:47

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En su primer día como presidente de Estados Unidos, Donald John Trump afirmó públicamente que tiene “una guerra en marcha contra los medios”. Con sus antecedentes, es difícil saber si esa actitud fue un exceso de sinceridad o un derroche de soberbia.

Lo cierto es que batió un récord ya que no existen registros de que lo primero que haya hecho un presidente sea declararse (o aceptar que es) enemigo de la prensa.

Evo Morales tardó un poco. Dio sus primeras señales en la primera semana, cuando se quejó de que algunos medios publicaron que sufrió un desmayo como consecuencia del rígido horario de trabajo que se había impuesto (habrá que recordar que el presidente de Bolivia comienza su jornada muy de madrugada y se prolonga hasta pasada la medianoche).

La declaratoria de guerra llegó 16 meses después, en mayo de 2007, cuando habló con los periodistas asistentes al Quinto Encuentro de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad realizado en Cochabamba y les dijo que el primer adversario de su gobierno eran “algunos medios de comunicación”.

Como se ve, existe un denominador común entre Trump, un presidente considerado de (extrema) derecha y Morales a quien técnicamente se considera un presidente de izquierda: la identificación de la prensa como “el enemigo principal”.

Puede ser que sea una confirmación de que los extremos se unen pero yo me inclino más a explicar la coincidencia entre ambos presidentes con la esencia de la prensa. La función esencial del periodismo es informar; es decir, “enterar o dar noticia de algo”. Hoy en día existe todo un debate sobre el rol de vigilancia de la prensa. Se dice que, además de informar, debe vigilar a los gobernantes para que estos no violen la ley o incurran en actos de corrupción. Yo creo que, sin asumir un papel más, es suficiente con avisar. Si un gobernante utiliza mal el poder, el periodista tiene la obligación de informar lo que sucede, de avisar a la sociedad que se está violando la ley o se está incurriendo en actos de corrupción. Y ahí es donde nace la confrontación.

Por esencia, la prensa es enemiga de aquellos gobernantes que abusan del poder. Por eso es que los dictadores cierran medios de prensa o los censuran y muchas veces llegan al extremo de asesinar periodistas. En regímenes democráticos, lo que hacen los abusivos del poder es promulgar leyes que censuren y/o controlen el trabajo del periodismo.

Desde que tipificó a la prensa como su enemiga, Evo Morales la tildó de “derechista”, como una “aliada del imperio” y hasta la acusa de formar parte de conspiraciones contra su gobierno. ¿Qué tendría que decir, entonces, el derechista Donald Trump?.. ¿que la prensa de su país es izquierdista o aliada del socialismo del siglo XXI?

La prensa no es derechista ni izquierdista. Cumple con su deber y, al hacerlo, incomoda a los abusivos del poder. 

Cuando un gobernante está incómodo con la prensa, lo primero que hace es acusarla de mentirosa. Veamos: el gobierno de Evo Morales acuñó el rótulo de “el cártel de la mentira” y hasta le pagó una buena suma, con dineros del Estado, al periodista extranjero (y pareja de una ministra) que hizo un documental al respecto. En su declaración de guerra, Trump dijo que “los periodistas están entre los seres humanos más deshonestos del planeta”.

Como se ve, cuando se trata del periodismo, no hay diferencia ideológica que valga. Lo que se debe hacer es descalificarlo o ahogarlo, eliminarlo, como corresponde en cualquier tipo de guerra, ya que, para los abusivos del poder, es “el enemigo principal”.  

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.