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Un periodista consulta a un niño israelí de unos diez años qué se imagina cuando está dentro de un tanque de guerra. Éste le responde con toda naturalidad: “Me imagino a un árabe muerto y me hace feliz”.
Se trata de un video que circuló por las redes sociales a fines de octubre en el que el reportero interroga a varios niños y adolescentes que visitan una exposición en una base militar israelí acerca de lo que sueñan al estar dentro de una aeronave o tener entre sus manos armamento bélico.
Más de uno, con igual entusiasmo, dijo que se imaginaban “matando gente”.
No hay dónde perderse. Esos niños y niñas están siendo adoctrinados para el genocidio. Están imbuidos de racismo, militarismo, odio a los árabes y culto a la muerte porque a quienes sueñan con ver muertos son los palestinos.
No olvidemos que el Estado de Israel, su ejército y su pueblo son una sola realidad soldada a fuego desde su creación en 1948.
Ely Karmon, cientista político, experto en terrorismo y ex asesor de Defensa del régimen israelí justifica esa realidad con el siguiente argumento: “Nuestro país está rodeado de naciones que, de acción o palabra, han demostrado que buscan la eliminación del Estado, al que todos nosotros, perseguidos por la historia, pertenecemos. Los tratados de paz, el riesgo a un conflicto mayor y las presiones de la comunidad internacional mantienen las fronteras seguras, por tanto se necesita de una base profesional pero también, irremediablemente, de una base social que, en mayor o menor medida, con su nacionalismo militante, pueda apoyar a la milicia en caso de emergencia”.
En lo único que tiene razón Karmon es que la entidad sionista necesita de una sociedad militarizada donde la escuela, la religión y la milicia juegan un rol fundamental para la preservación de su Estado aplicando políticas idénticas al apartheid sudafricano en el que sus niños y niñas son aleccionados bajo el espíritu marcial de eliminar al enemigo a cualquier precio y vestir el uniforme es la culminación de una vida orientada a ese horrendo propósito.
Y es que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) donde prestarán su servicio militar obligatorio a partir de sus 18 años, tres años para hombres y 21 meses para las mujeres, es una de las más poderosas de la región.
Según Jane’s Information Group, la editorial británica especializada en temas militares, aeroespaciales y de transporte, que publica su ranking anual de los ejército del mundo, las FDI cuentan con un presupuesto de defensa de 15 mil millones de dólares, 176.500 militares activos de primera línea, 870 tanques, 680 aviones, cuenta con recursos espaciales, aviones de combate avanzados, aviones no tripulados armados de alta tecnología y bombas atómicas cuyo número, según expertos, ya que el régimen de Tel Aviv nunca ha confirmado o negado su existencia, oscilaría entre 150 y 300, que permanecen fuera del ámbito del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP).
El sionismo israelí necesita de todo ese arsenal bélico para continuar con su política de agresión e invasión permanente sobre territorio palestino que se ha visto disminuido en un 70% desde que en 1947 el Consejo de la Organización Mundial de las Naciones Unidas decidiera, bajo presión de potencias imperialistas, cedió el derecho del 52% del territorio palestino a Israel.
Son casi 70 años de opresión y racismo, de humillaciones, discriminaciones, abusos, represión, torturas y actos de crueldad que el Estado criminal viene ejerciendo sobre el pueblo palestino a pesar de las múltiples resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Dice cometer sus atrocidades genocidas para “defenderse” de un grupo de palestinos desesperados y casi impotentes que disparan cohetes sin eficacia militar como respuesta a los constantes ataques israelíes respaldados por Estados Unidos y la reproducción de la misma ideología nazi de su primer ministro Benjamín Netanyahu según la cual cada palestino tiene responsabilidad colectiva por lo que hace su partido Hamas, Movimiento de Resistencia Islámica, y debe ser exterminado porque es un enemigo potencial.
En Israel mismo un grupo de judíos y ciudadanos árabes de la izquierda, religiosos antisionistas, pacifistas, intelectuales han condenado con valentía a Netanyahu, el genocidio en Gaza, la colonización del Cisjordania, el bloqueo a los territorios palestinos y defiende la creación de un Estado palestino con las fronteras definidas en 1967 que coexista con Israel como única solución para evitar la guerra permanente.
La autora es periodista y politóloga
Twitter: @consuelo4470
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