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En principio, quisiera referirme a un comentario introductorio del Vicepresidente del Estado hace unos días con relación a la caída del precio del petróleo y el crecimiento económico (Véase: http://la-razon.com/economia/Gestion-gobierno-aplica-medidas-enfrentar-crudo_0_2207779206.html). El Vicepresidente dijo:
“Pese a la crisis económica por la baja del precio del crudo, Bolivia cerró en 2014 con un crecimiento cercano al 5,5%.”
Al respecto, conviene recordar que la crisis económica empezará sentirse con fuerza recién este año cuando se haga evidente la reducción de los ingresos fiscales por exportación de nuestro gas natural a Brasil y Argentina. Hay que tener en cuenta que mientras que en el primer caso existe un rezago de tres meses en cuanto a las cotizaciones internacionales de combustibles utilizadas en el cálculo del precio de exportación de nuestro gas (que se pueden aproximar con la cotización WTI), en el segundo, el retraso es de seis meses. De esta manera, a noviembre de 2014, los precios internacionales aplicados en el caso del Brasil correspondieron a agosto, reflejando sólo un decremento de menos del 7% del precio internacional del petróleo WTI respecto del mes anterior, en tanto que en el caso de Argentina, los precios utilizados se refirieron al mes de mayo que mostraron más bien un aumento de 0,1% respecto del mes de abril. Esto explica por qué al penúltimo mes de 2014 el valor de exportaciones de gas natural cayó (en 1,1% respecto al año anterior), por segundo mes consecutivo, después de cinco años de constante aumento y a pesar de la cada vez mayor producción del energético (Véase: http://www.la-razon.com/index.php?_url=/economia/avance-ventas-frena-anos-crecimiento_0_2186781312.html).
En cuanto a las tres medidas que aplicará el gobierno para enfrentar la baja del precio del crudo, el Vicepresidente habló de inicio de aumentar la inversión productiva del Estado “con los recursos de caja y bancos y con las Reservas Internacionales Netas (RIN)”, lo cual, en principio, parece algo acertado, pero contradice en parte al ministro del área quien hace unos días indicó que “hay la confianza de no utilizar” las RIN “para enfrentar los posibles efectos de ese contexto internacional”. No obstante, independientemente de si se utilizaran o no, algo que no queda claro es cuál es el plan. Esto nos lleva a analizar otras dos medidas propuestas, a saber: la diversificación de la producción agrícola y la reorientación de los recursos de los municipios y gobernaciones hacia el ámbito productivo.
Sobre la segunda, ya han empezado a surgir voces de disconformidad porque sólo se incluiría en la estrategia a un sector productivo, el agrícola, no necesariamente caracterizado por generar muchos empleos, un aspecto sobre el que Vicepresidente no ha dicho nada. Por lo pronto, los agricultores del oriente del país, hoy por hoy los niños mimados del gobierno, han sugerido una ampliación del plazo para la función económica social presumiblemente para acceder a créditos con mayor facilidad e invertir esos recursos en la ampliación de la frontera agrícola mediante la incorporación de nuevos rubros de exportación. Así como están las cosas, todo parece indicar que el plan consistiría en sustituir un rubro de exportación (el gas) por otros (nuevos productos agrícolas) para atender el problema de disminución de divisas en el país como resultado de la baja del precio del crudo, prolongando el carácter primario-exportador extractivista de nuestra economía. Me pregunto si no hubiera sido mejor iniciar ahora una discusión amplia sobre la política industrial que requiere el país, tocando algunos temas de fondo tales como: el papel del sector informal en el desarrollo industrial, la problemática de la ropa usada y el contrabando, el rol de las universidades en el desarrollo de ciencia y tecnología, el apoyo a las MyPES y PyMES en el marco de la implementación de la nueva ley de servicios financieros y las verdaderas ventajas competitivas del país.
En torno a la tercera, habrá que ver cómo desemboca finalmente la reorientación de recursos habida cuenta de que aún no existe información en torno a los tipos de proyectos productivos que se apoyará y la aparente decisión de abrir el menú a los deseos de los diferentes sectores sociales podría llevar a las gobernaciones y los municipios a financiar proyectos no necesariamente factibles o con una expectativa mínima de éxito. En este sentido, lo único que se puede decir por ahora es que se nota la ausencia de una estrategia clara de cómo se pretende encaminar una idea básica - muy plausible, por cierto - de convertir a las gobernaciones y municipios en entidades subnacionales productivas.
Juan Carlos Zuleta Calderón es Economista.
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