Opinion

NOS COLONIZAN
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Jueves, 17 Octubre, 2013 - 10:59

Valorar: 
Average: 1.3 (3 votes)

La verdad es que en el mundo en que vivimos, por la fuerza o por las buenas, siempre nos colonizan. De forma violenta cuando se invade militarmente   a una región, a un país o a un Estado y de manera sutil cuando ingresan hasta nuestras casas, sin tocar la puerta, tranquilamente, sin darnos cuenta, vivimos colonizados.

El colonizador siempre es poderoso, somete al débil, impone sus reglas y destruye la forma de vida social, política, económica y hasta religiosa en el territorio que invade donde sojuzga a sus habitantes.

Mientras en nuestro Estado Plurinacional propugnamos un sistema de educación comunitaria, productiva, rescatando los saberes de nuestros pueblos originarios, priorizando nuestro idioma nativo porque buscamos una educación libre y liberadora, nuestros colonizadores marchan a pasos agigantados. Veamos algunos casos:

La Cibercultura.- En la colonia y en muchos años de la vida republicana, la educación era un privilegio destinado sólo para los hijos de los españoles, los criollos y los hijos de los caciques; hoy el acceso al mundo de las NTICs (Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación) son también un privilegio, porque el poder ahora se encuentra en la red de las computadoras.

Según el censo de población y vivienda de 2012, en Bolivia sólo el 23% de la gente tiene computadora y tan sólo el 9,45% puede acceder al internet. El resto está destinado a ser el analfabeto de este Siglo XXI. Lo que está más difundido es el teléfono celular: llega al 71,59% de la población; pero la mayoría sólo utiliza este aparato para recibir y hacer llamadas, manipular los últimos modelos es para avanzados.

La colonización sutil se expresa en que nosotros sólo consumimos, aceptamos estar dominados por las TICs, no incidimos en su avance, su tecnología, menos podemos crear, lo que en esa cultura llaman, el software: sencillamente no nos dejan ni permiten porque quieren seguir teniéndonos colonizados.

El jeans y la gorra.- Se dice que el pantalón vaquero fue creado en Norte América, precisamente para montar caballo e ir tras el ganado, se patentó y su fama ha llegado a todos los rincones del mundo. Una colonización sutil; pero que tiene su fuerza e impacto. ¿Quién no ha usado alguna vez esta indumentaria? Viene adicionado a las famosas gorras con visera y alguna propaganda de firmas mundiales que se constituye en otro atractivo.

Quienes hoy se constituyen en los defensores de la descolonización, hasta hace poco tenían esta indumentaria; ahora (ojalá por siempre) han trocado por el poncho y el sombrero de ala ancha y se han colgado una chuspa donde tienen la coca que mastican para vista de los afines. Lo malo es que en el mercado nacional lo que da buena plata y tiene venta al por mayor y menor, es precisamente la “ropa americana”, aunque su procedencia no sea siempre el norte.

Los más adinerados tienen su tienda exclusiva a menos de tres cuadras de nuestras plazas en las ciudades, saben qué día se desata el fardo y se apiñan para llevarse la prenda de “marca y de primera”: se plancha, acicala y listo para lucir. Lo nacional se desprecia o es muy caro.

La colonización por esta vía está en cientos de aceras en los mercados populares, las ferias, plazuelas y se han abierto distribuidoras y tiendas que mueven mucho dinero.

Nuestra descolonización.- Así como van las cosas: ¿Nos descolonizamos? ¿Fortalecemos nuestra visión ideológica y compromiso social y económico con nuestro Estado Plurinacional? ¿Fortalecemos nuestra cultura? ¿Fomentamos lo nuestro? ¿No está distante la teoría y la práctica cotidiana de asumir lo comunitario, productivo y descolonizador?
Está visto que jamás acabaremos de descolonizarnos; pero si nos conformamos con esta idea dejaremos de tener nuestra identidad, renegaremos contra nuestra cultura ancestral, nos convertiremos en estériles culturalmente, entonces seguiremos siendo la colonia de las metrópolis, ahora cibernéticos.

La educación también debe estar orientada a profundizar la ciencia y la tecnología, apropiarse de las NTICs como instrumento de trabajo para también incidir en ellas, no sólo ser los consumidores pasivos, entonces aquí faltan políticas educativas que se diseñen, implementen y masifiquen desde el Estado en corresponsabilidad con las Casas Superiores de Estudio.

En cuanto a la indumentaria: ¿dónde quedó la decisión de erradicar el mercado de la ropa usada?