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Los bolivianos experimentaremos un año histórico y decisivo a lo largo de 2018. Un año electoral que tendrá características singulares porque los ánimos serán caldeados tanto en la oposición como en el oficialismo, todo por querer asirse del gobierno o por mantenerse en el poder, según se advierte en el escenario político.
La oposición ya encuentra discurso en torno a las elecciones judiciales del próximo domingo, prevén que habrá ausentismo de votantes y con porcentajes mínimos serán conformados los poderes en la judicatura boliviana.
El oficialismo, por su parte, ha movilizados a miles de ciudadanos en sendas marchas en las capitales de departamento en una muestra de apoyo –dicen- a la reelección de Evo Morales a la presidencia del Estado Plurinacional.
Si esa masa humana que participa de las marchas a favor de la reelección de Evo y éste es finalmente candidato a la presidencia, no hay duda que si el voto es militante, el Mandatario actual se queda por otro periodo de gobierno; pero las cosas no son tan sencillas como parecen al interior de la coalición del MAS.
Existen corrientes bien marcadas que tienen sus propios líderes dentro del MAS, se reconocen una pluralidad en las afinidades que inciden en la toma de decisiones, aparentemente existe un punto de referencia absoluto que es el liderazgo de Evo presidente, pero en la heterogeneidad nada es permanente.
La cuestión es que no sólo importa que Evo sea presidente, sino surgirán pugnas internas para ubicar en la estructura de quiénes buscan tener, o continuidad o ser parte en el escenario de un nuevo periodo de gobierno. Esas corrientes entrarán en contradicciones peligrosas para la misma unidad en la pluralidad del MAS.
¿Quiénes están en el gobierno de Evo Morales? Ojo, los verdaderos masistas, aquellos que fueron sus forjadores o ideólogos ya no están o nunca estuvieron en el poder. Se alejaron voluntariamente o los bajaron del carro en la primera curva. Hábilmente los arrimados mandan, deciden, gobiernan. Ayer estuvieron militando en otras corrientes seudoizquierdistas o en la misma derecha; pero jamás se los reconoce en la trayectoria del Instrumento político, uno de los ejemplos claros es Linera y sus seguidores.
Muchos de ellos ocupan ministerios desde hace años, han hecho círculos inaccesibles para otros, son como una logia, para disimular colocan en el escenario a gente de pueblo, de los movimientos sociales; pero sin ningún poder de decisión en esas esferas y hay tontos útiles que se prestan por recibir migajas. Su instrumento político, que les costó consolidar, es manipulado por otros.
Quienes se dan cuenta de esta realidad reclamarán su lugar en el próximo escenario que se advierte, aún sea Evo candidato otra vez. Se evidencia, otra vez, que lo único permanente es que todo cambia.
Por otro lado están los seguidores de otros caudillos dentro del MAS, por ejemplo, los que apoyan el liderazgo del ex canciller Choquehuanca a quien lo consideran presidenciable, y no faltan corrientes que piensan que debe surgir otros liderazgos frente a no pocos que claman que Evo es insustituible, poco menos o igual que un dios.
En esta visión no se debe dejar de menospreciar a los que dieron un paso al costado; pero nunca dejaron de ser “instrumentistas”, líderes reconocidos dentro del MAS y que sólo esperan una oportunidad para meterse de lleno en el escenario y con muchas probabilidades de revolucionar dentro de las masas.
En la oposición las cosas son más difíciles; pero en la politiquería ya nada sorprende.
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