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En algo que no nos hemos descolonizado es la presentación de nuestras hojas de vida o el “curriculum vitae” que se nos exige para algún trabajo y la suma de “cartones” que hacen la meritocracia de la formación y la carrera profesional.
Las denuncias sobre posibles ventas de certificados e ítems en educación que son actualmente investigados por la fiscalía en la Dirección Departamental de Educación en Chuquisaca, es una seria llamada de atención para que la forma de calificar expedientes tenga otra modalidad y que la meritocracia sea valorada en base a la verdad.
En estos tiempos existen varias formas de sumar los cartones: por un lado están los adelantos tecnológicos para clonar o escanear documentos, que a simple vista parecen originales. No pocas personas logran asirse de un cargo con esta documentación donde sólo se ha colocado, hábilmente, el nombre del interesado y que sin ningún desparpajo se presenta ante alguna convocatoria. Hay experiencias en el país sobre la falsificación de títulos profesionales y que luego de la evidencia de la verdad sus detentadores fueron a parar a la cárcel, después de ser destituidos del cargo que lograron con esta mentira.
Otra forma de tener certificados es el comercio que abunda en ofertar toda clase de cursos, seminarios, talleres, congresos, hasta con validez internacional y que nadie controla. En este mundo de vivos también hay “pajpacus” que saben muy bien el negocio, existe toneladas de propaganda sobre éstos en los postes de luz, edificios públicos, calles y avenidas cuyos inmuebles son casi forradas con estos anuncios: los busca cartones son presa fácil del comercio, no importa el contenido, calidad, validez científica ni quiénes son los facilitadores, lo que interesa es tener el cartón aunque nunca se haya asistido, ¡se paga el costo y ya!
Añadido a lo anterior son los “certificados” que se dejan en blanco, es decir, sin nombres. No faltan los vivillos que proceden a ofertar a quienes necesitan coleccionar documentos que luego serán calificados en su expediente y en más de las veces pasan como si hubieran asistido horas sobre un tema específico, para sumar méritos, se añaden como “facilitadores” del curso en cuestión. Entonces se tiene mayor puntaje o se califica en otra casilla.
¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿No abunda la venta de certificados de toda laya en el negocio para la meritocracia? ¿Las ofertas de cursos, postgrados y otros no deberían ser controladas, registradas, foliadas y validadas por alguna institución pública o privada? ¿En esto de los títulos y certificados no tiene que ver el Ministerio de Educación? ¿No sería bueno descolonizar este sistema y negocio? ¿Se pronunciaran las autoridades del ramo sobre este particular?
Según las investigaciones preliminares en la DDE de Chuquisaca, se ofertaban “cartones” que eran la clave para ganar una compulsa para acceder a un cargo docente, los precios en dólares.
Otra investigación que corre es la posible venta de cargos, ítems docentes que fueron logrados irregularmente para trabajar en la ciudad, sin haber hecho provincia y cero años de experiencia en aula a costa de otros docentes que están por más de diez años en el campo; pero que no pueden acercarse a la ciudad porque no tienen “padrino”.
Según las autoridades de la fiscalía general del Estado, esta investigación abarcará todo el país, además que se hará una auditoría de los cargos o ítems de los últimos años, resguardando la identidad de las personas que denuncien o coadyuven al esclarecimiento de certificados falsos o adulterados y las designaciones no claras, fuera de la normativa.
¿Cuánto cuesta un curso de postgrado a las personas que de verdad quieren superarse? ¿No es dinero, tiempo, dedicación de horas al estudio y hasta descuido de la familia? ¿Debe venir otra que nunca jamás estuvo en un curso y todavía ganar el concurso de méritos? ¿Los certificados que el Ministerio de Educación entrega por algún curso, trabajo o mérito bien ganado, tienen registro y la foliación correspondiente?
Existen otras carreras profesionales, además del magisterio, que califican por méritos, no es malo en sí, lo que está mal es cómo se suman los mismos y hay necesidad de transparentarlo.
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