Opinion

EL RETO DE SER ELEGIDO
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Martes, 31 Marzo, 2015 - 18:59

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Después de las agotadoras campañas electorales los flamantes gobernadores y munícipes elegidos no pueden descansar tranquilos porque recién comienza sus preocupaciones, están ahora ubicados en una vitrina y el pueblo estará a la expectativa para fiscalizar que sus promesas predicadas se cumplan.

El votante, según vaya avanzando el tiempo, determinará sus propios indicadores de evaluación sobre la gestión que se haga tanto en la Gobernación como en la Alcaldía, porque a su vez esto significará hacer el control del resultado del voto. Es decir, en política todo cuenta.

La experiencia de los últimos años demuestra que un parámetro de evaluación es la ejecución del plan operativo, incluido en ésta el gasto que se hace durante el año para el cumplimiento de obras que el pueblo ve y toca. Utilizar al máximo los recursos disponibles para la gestión. No llegar a gastar más del 90% de lo programado es un error grave, significa incapacidad para atender los derechos ciudadanos; no importan justificaciones, contingencias o explicaciones al por mayor.

En los últimos años esto ha sido un craso error de gobernadores y ejecutivos municipales que los llevó al declive: el trabajo se mide por la ejecución física y ejecución presupuestaria, es un indicador del trabajo que se hace, nada puede dejarse a lo empírico, esto es algo que las MAEs deben aprender.

Añadido a lo anterior es necesario tomar en cuenta el derecho que tiene el pueblo de ser informado sobre lo que se hace en la administración departamental y municipal: acceso a la información y producción de ella por parte de la entidad específica.

Producción de información no es el anuncio o el spot que se hace en la radio o televisión y que se paga por los segundos difundidos, sino hacer una información a través de un sistema que esté al alcance de la ciudadanía, una plataforma donde estén los presupuestos, obras, avances, empresas adjudicadas para la ejecución y supervisión, control social, desembolsos, materiales que se usan, control de calidad, y tantos otros factores que el votante tiene derecho a saber.

Lo que ocurre actualmente es que se reduce la información a ensalzar la imagen de la máxima autoridad, gobernador o alcalde, como si el dinero saliera de sus bolsillos y que la obra que inaugura o entrega, fuera de favor al pueblo. ¿Sabemos cuánto se presupuesta y gasta en publicitar al jefe? ¿Es información o generación de falsa imagen?

Los gobiernos departamentales y municipales se constituyen un Estado dentro del área de su jurisdicción geográfica, por tanto, están obligados a velar por los máximos intereses del pueblo al que representan, comenzando de los derechos laborales; es decir, generar empleo, digno, elegido libremente  y en condiciones equitativas, pero además satisfactorias para garantizar la salud social de sus habitantes. Esta es una gran debilidad que conlleva a la migración.

Tener trabajo implica llevar al pueblo a tener un nivel de vida aceptable, permitir el Vivir Bien a diferencia del vivir mejor, condiciones estándar pero adecuadas: alimentación, vestido, vivienda, salud y educación. ¿Es o no es responsabilidad de la gobernación y las alcaldías velar por el bienestar del pueblo?

Lo que ha ocurrido hasta ahora es que al elector sólo se lo toma en cuenta para pedir su voto, con mil promesas; luego en el poder, se olvida, se transa y negocia a sus espaldas; pero el pueblo es inteligente: premia o castiga. Está demostrado que esto es así con los resultados de las elecciones del último domingo.

Los elegidos para las gobernaciones y las alcaldías deben tomar en cuenta que se hace imperativo el permitir mejorar los mecanismos de reclamo del pueblo, atender las necesidades que nacen en las bases y no pensar por ellos, convertirlos en actores para la determinación de políticas sociales y públicas, esto es comprometerlos a la corresponsabilidad de llevar adelante el progreso, avance de la comunidad.

Está demostrado que el pueblo elector no obedece consignas anticipadas; sino piensa y decide, es libre pensante, es la marca suprema de la democracia, el resto que lo digan los analistas.