Opinion

EL PODER MUNDIAL
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Miércoles, 20 Enero, 2016 - 19:52

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Al inicio de este año, 2016, existe una pugna entre qué país será el más poderoso del mundo: o seguirá siendo Estados Unidos de Norteamérica o China será el nuevo amo que controle a las naciones del orbe. Al presente hay una hegemonía armamentista de EE.UU. pero China avanza en otros campos que son claves y se proyecta al futuro.
Además de una lucha económica se entiende que la batalla también está en el campo político, ya se avizoran cambios y se advierte que nadie quiere ceder un milímetro en los intereses de hegemonía mundial, en el meollo están metidos los países de nuestra América.
No son expresión de descontento del pueblo frente a los gobiernos llamados populares, tal cual sucede en Argentina y Venezuela, el poder vuelve a ser retomado por la más radical derecha; pero no surgen como políticas de oposición criolla o propia de cada país, sino se juegan en mucho los intereses internacionales.
También en Brasil hay problemas que debilitan la sostenibilidad de un gobierno inclinado al pueblo; pero la corrupción denunciada en altos niveles económicos y de poder hacen que millones de brasileros salgan a protestar en las calles contra su Presidenta. En Ecuador, donde también existe un gobierno populista, se advierten problemas y no se puede asegurar que esta línea política y económica vuelva al poder como resultado de las próximas elecciones.
Estados Unidos de Norteamérica mueve todo su dominio para recuperar el terreno perdido en los países del Sur del Continente, no quiere seguir permitiendo que los gobiernos de los países “emergentes” sean contrarios y contestatarios a su política de ser el “jefe” mundial, que además decida la suerte del pueblo en estas naciones.
Por su parte Asia, Liderado por China, también busca hegemonía, sabe que necesita materias primas para potenciarse y reconoce que ellas existen en Sud América, más que en otras partes del mundo, por lo que atrae a los gobiernos hacia su interés, se manejan las exportaciones de los países “populistas” de las últimas décadas, incluido Bolivia que mantuvo y mantiene una relación comercial fluida con la nación asiática.
China, al igual que EE.UU. ha ingresado a manejar algunos hilos del poder mundial que caracteriza al Siglo XXI: armamento, control aéreo a través de la aviación civil (también militar), genera y distribuye energía, por tanto tiene control del gas que compra de otras partes del mundo, el petróleo y también domina la tecnología de las telecomunicaciones, no olvidemos que Bolivia compró el satélite “Tupac Katari” a esa potencia.
No es sólo el interés económico que ha llevado a China a inundar los mercados sudamericanos y de otros continentes con su maquinaria pesada para todos los rubros, incluido caminos; también entrega automóviles a precios bajos y de acceso relativamente fácil para los ciudadanos de las naciones del sur del globo; nos damos cuenta que domina la tecnología de las NTICs, (Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación), ¿acaso los celulares, computadoras, una gama de juegos electrónicos y muchos otros no son Chinos?, también controla la química y la petroquímica, tiene interés en los metales básicos, entre ellos nuestro hierro del Mutún, el acero y también ha incursionado en la exploración geológica. ¿Verdad que China ya es un poder?
¿Cuántos millones de dólares habrá movido la producción china sólo en las fiestas de Navidad y Año Nuevo? ¿No tenemos algún producto chino en casa, aún sea una baratija? En general, el continente asiático ha ingresado a una etapa de empoderamiento mundial.
Lo que ocurre en política en los países emergentes, especialmente en el Continente Sudamericano, no son gratuitos, no sólo es cuestión de oposición a los gobiernos “populistas”, el interés va mucho más allá, se trata de ver una nueva geopolítica mundial, de liderazgo hegemónico, de poder.
Se advierte que las figuras de Obama (EE.UU) y Xi Jinping (China) tendrán mucho que ver en lo que ocurra en la política mundial a lo largo de 2016. ¿O somos ciegos?