Opinion

EL FUTURO DESEADO
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Jueves, 12 Noviembre, 2015 - 11:56

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Mucho se ha escrito sobre Potosí y su pasado histórico, sus riquezas ingentes que han permitido el desarrollo de otros Continentes, otras urbes en América y de los Departamentos con que nace Bolivia al consenso mundial. Cada 10 de Noviembre de todos los años se oyen voces de homenaje, de admiración y respeto; es justo y esta tierra lo merece.

En la realidad de las décadas últimas es honesto reconocer que en términos de desarrollo humano, Potosí continua ocupando los últimos lugares en relación a los índices nacionales. ¿Por qué ocurre esto? ¿Ya no genera su propia riqueza y necesita de otros factores para su desarrollo? ¿Qué oportunidades no se aprovechan o ya no existen perspectivas al futuro?

Consideremos algunos factores que deben ser tomados en cuenta para reorientar el camino a seguir.

La voluntad política en los niveles de decisión. Este es un factor que en el pasado inmediato ha significado mucho perjuicio para Potosí. Los cargos más importantes siempre fueron politizados, que no es lo mismo que tener compromiso y voluntad política para el departamento. Antes de la participación ciudadana para la elección de Prefecto (hoy gobernador) y Alcalde, además de otros puestos claves, las autoridades eran nombradas a dedo, es decir, desde el ejecutivo, desde un entorno político partidario, además como una cuota de poder en mérito al aporte económico para el partido o premio a la labor de “campaña” en función de grupo.

Así nombrada la autoridad se convertía más bien en un servil partidario, perseguidor de los opositores a los que se calificaba de enemigos, estaba lejos de ejercer un liderazgo departamental que oriente a la unidad y avance significativo en lo económico, social, político, cultural. Era una muestra de total falta de visión. Recuérdese que Potosí tuvo como primeras autoridades políticas traídas desde el extranjero y presidentes de CORDEPO que en el ejercicio del cargo ni acabaron conociendo el vasto territorio, menos la amaron y diseñaron el futuro.

No dar valor y lugar a los técnicos y profesionales. Adicionado a lo anterior éste es un punto clave para el atraso de Potosí. ¿Estuvieron (y están) los mejores profesionales y técnicos en puesto de importancia para dirigir el desarrollo? ¿Cómo se seleccionan a los funcionarios para la administración pública? En el pasado éstos debían aportar económicamente para el líder político de turno en el departamento, ya sea parlamentario, ministro, asesor en alto rango, además jurar lealtad al jefe. Los méritos profesionales no tenían validez para ningún cargo. Está demostrado que quiénes pueden manejar con efectividad un proceso de desarrollo son los técnicos y profesionales que saben, con seguridad y criterio, los instrumentos de planificación, organización, ejecución y control.

Otro aspecto, ligado al factor humano, es la falta de capacitación, formación, seguimiento y actualización permanente de los directivos. Lo que hay, siempre hubo, es un seguimiento político partidario, se exige su aporte al partido o la agrupación; pero no se lo capacita en situaciones concretas que tiene que ver con la dirección hacia el desarrollo. ¿Qué se espera de Potosí en los próximos cinco años? La respuesta debe ser precisa de todos los directivos de cualquier nivel, sólo así podrán ejercer liderazgo en quiénes vienen por detrás para secundar todo un proceso.

En el pasado quien asumía un cargo, antes de su posesión debía firmar una hoja en blanco, cuando cometía un error o ya no era servicial al jefe o al partido político en función de gobierno, se llenaba la hoja como “renuncia irrevocable” y se acabó el puesto, es decir, no había una seguridad de permanencia, desarrollo, asumir responsabilidades propias para guiar a una entidad o institución hacia un puesto seguro. Los expertos llaman a este factor “clima socio psicológico” para el funcionario.

El desprecio a las ideas ajenas, más cuando provienen de los “opositores”, es otro factor  negativo que es una práctica dañina y perjudicial que se experimenta. Cuando los intereses son comunes al tratarse del progreso de la Patria Chica, la participación y colaboración es buena y debe alentarse. Si la autoridad está más preocupada en cuidarse de quién le socaba el piso, la proyección departamental estará siempre pospuesta.