Opinion

EL BAILE DE LOS MILLONES
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Martes, 3 Marzo, 2015 - 19:18

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Donde está fortalecida y en algunos lugares se mantiene intacta la práctica de la vida comunitaria es en Bolivia, con sus usos y costumbres que van desde las festividades totalmente ancestrales, su forma de organización social con veneración a los ancianos y sus saberes que guían la forma de vida, moral y espiritual, del pueblo, con su propia manera de conocer y sancionar hechos que atenten contra esa sana convivencia.

Todavía hay ancianos en las Markas que son sabios. No fueron a la escuela ni la universidad; pero la experiencia de la vida les hace conocedores de la verdad y sabiduría, motivo de consulta de los jóvenes, su orientación y guía para la comunidad. No han sido contaminados con la forma de vida que se adquiere cuando se entra en relación con la sociedad de la competencia y el consumo.

Estas personas en su vida en comunidad practican de manera innata la trilogía del “ama sua, ama kella, ama llulla” , primero está el interés de su pueblo antes que su provecho personal, así han venido sobreviviendo nuestros pueblos ancestrales; pero la corrupción, la politiquería, el oportunismo, la mentira han ido minando a los pueblos y hoy advertimos que también la danza de los millones corrompe como se denuncia en el fondo Indígena Originario Campesino, Fondioc.

Esos hombres sabios de la comunidad no tienen suerte ni parte en los proyectos fantasmas; pero se obró a nombre de ellos, los que solicitaron, administraron, inventaron informes de conclusión de obras, son otros, que tienen esa sangre del anciano, verdad; pero ya contaminada en las venas y la mente con la fácil verba, aprendieron lo peor de la politiquería.

El fondo indígena tiene su razón de ser para permitir la posesión de la tierra, producir en ella no sólo para sí y su familia, sino para la comunidad, el pueblo; tener trabajo que permita la permanencia en el lugar de origen antes que migrar hacia las urbes para la explotación y el engaño; mejorar, fortalecer o crear nuevas formas de vivir bien, por lo tanto, esto implica ser hombre libre.

¿A quiénes se entregaron los millones de bolivianos provenientes del IDH a través del Fondioc? ¿Dónde lo gastaron? ¿No aparecieron con camionetas lujosas y casas en las ciudades? ¿No se apropian dineros que no son producto de su trabajo, sacrificio y la producción? ¿No se volvieron hasta burócratas asumiendo su rol de mediadores caudillistas hacia los poderosos? ¿No son los que tienen bajo la manga el “aval” para los hijos y parientes de los compadres? ¿Y si no les toca parte de la danza de los millones, no van a desgajar el Instrumento?

Hay una distancia enorme entre los verdaderos indígenas, la forma de vida y concepción de la política de aquellos venerables ancianos del pueblo y éstos que aprovechando su acento, su color de piel y raíces se arrimaron al “Instrumento” para hacer de Evo su compadre, ahijado, padrino de boda o de cualquier cosa, adulan, mienten a nombre de las “organizaciones sociales” donde sólo ellos hablan, deciden, se representan.

Si somos más observadores constataremos que ayer militaron por el MIR, MBL, ADN, el Pacto Militar Campesino, fueron parte de los famosos “interventores”, persiguieron a sus hermanos de clase que luchaban contra las dictaduras, estuvieron siempre al lado de las ONGs donde también danzaban millones de dólares, hoy disque manejan “bases” pero a nombre de la multa, el chantaje, el castigo en la comunidad si no se asiste a la concentración o proclamación forzada.

Que hay líderes que heredarán el ejemplo del anciano venerable, seguro sí, pero no se hacen visibles. Estos hombres sí luchan porque el despojo de tierras no vuelva a repetirse, la explotación y la desigualdad se erradique y se fortalezca la vida en la comunidad.

Está demostrado que en todas partes se cuecen habas, los malos ejemplos cunden, viene a la memoria el despilfarro en el Banco Agrícola que sirvió para erigir edificios en las ciudades, acumular capitales y jamás pagar los préstamos. ¿No andan ellos sueltos por ahí?