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De acuerdo a los datos que maneja el gobierno, en el país existen cerca 20 mil maestros titulados que no tienen trabajo, es más, hace poco el vicepresidente García Linera dijo que los jóvenes deberían pensarlo dos veces antes de elegir como profesión el magisterio.
No se conoce estadísticas ciertas sobre qué otras profesiones no tienen mercado, es decir, posibilidades de encontrar trabajo después de haber cursado los estudios de tercer grado, es decir, licenciatura; también hay desocupados con títulos de postgrado en diferentes áreas del conocimiento.
En la carrera del magisterio se asume que ya no existen las diferencias entre el maestro rural y el maestro urbano, la legislación vigente reconoce al maestro único, aunque en la práctica todavía se discrimina en la hora de las designaciones en el campo y la ciudad; pero hoy más que nunca se han logrado otros títulos posteriores a lo alcanzado en las Escuelas Normales.
Las desigualdades son de otra naturaleza, ha quedado lejos el título de Maestro Normalista que era suficiente para hacer carrera en el sistema educativo; hoy es imprescindible alcanzar la licenciatura, pues en PROFOCOM se entregan estos títulos a la carrera, no pocos trabajadores en educación poseen más de una licenciatura en menciones variadas que van desde la gestión, administración, evaluación y hasta las especialidades logradas por docentes de secundaria.
También hay un estamento de educadores que poseen maestría, es decir, un alto grado de especialización profesional, inclusive en convenio con universidades de Europa, otros con organismos internacionales y así por el estilo.
Una vez abierta la Universidad Pedagógica se prevé el boom de los postgrados cuyo costo será mínimo de diez mil bolivianos para magister y pronto los que ya son “maestros” exigirán el doctorado y así la desigualdad en el sector docente será como de grada: maestro normalista, licenciado, magister y doctor, es posible que también se oferte los postdoctorados, así esta carrera se pone interesante.
¿Le preguntaron al maestro si quiere ser licenciado o magister? ¿Es su mayor anhelo y satisface su desarrollo social y estatus profesional? ¿Asiste el trabajador en educación de su plena voluntad y dedicación a los cursos de fin de semana? ¿La sociedad boliviana requiere de estos títulos para mejorar su educación? ¿Así se articula la ciencia y la tecnología con la educación? ¿Es una forma de dignificar la carrera docente?
Una cosa es cierta, el mundo actual cada vez más es competitivo y su economía se basa en la explotación del conocimiento, ¿se está preparando a los maestros y los estudiantes que acuden a las aulas de la escuela para este desafío? ¿Se trata de títulos o de saber hacer algo, pero bien? ¿Qué se espera de la pléyade de niños y jóvenes que vienen por detrás que serán educados con especialistas sólo en la Ley 070 ASEP?
Por lo que se conoce, los expertos en el Ministerio de Educación no se ponen de acuerdo en la ruta que debe recorrer la formación de postgrado, desde la maestría hasta el doctorado, los planes cambian como si nada; hoy deciden una cosa y mañana habrá otra, es decir, al final no se sabe a qué apunta la maestría, se marcha a la deriva.
¿Quiénes dirigen estos cursos? ¿Quiénes los lideran?: Médicos, veterinarios, agrónomos y últimamente jóvenes que se formaron fuera, en países con los cuales el Estado boliviano tiene mucha relación especialmente en salud y educación, otros egresaron ayer de las carreras de pedagogía o sociología; pero todos no tuvieron jamás una experiencia de aula, de escuela o colegio, pero ahí están para diseñar e implementar la especialización de los profesores que pronto serán magisters o doctores para mejorar la calidad y relevancia de la educación boliviana.
No hay duda que la educación debe ser innovadora, que asuma su responsabilidad de formar generaciones para la economía del conocimiento, apertura del mercado laboral en áreas no tradicionales. ¿Avanzamos en esa ruta?
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