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Los bolivianos que tenemos el privilegio de vivir esta generación somos testigos de que cómo podemos estar unidos en torno a hechos grandes o sencillos; pero no nos cambiamos por nadie. Es el orgullo de ser boliviano, vibrar de emoción al ver flamear nuestra Tricolor y henchido el corazón de sentir la Patria.
Una de las aspiraciones máximas es volver a las costas del Pacífico: el mar. ¿Quién no se emociona cuando escucha o canta el Himno a la Fuerza Naval? El Litoral cautivo. Antofagasta, Tocopilla, Mejillones, Cobija y Calama, otra vez a la Patria volverán… Jamás renunciaremos a la integridad del territorio con que Bolivia nació a la vida independiente.
Convendremos todos que la lucha por la salida al mar nos une. Fue emotivo, no hace mucho, que los ex presidentes de Bolivia se reúnan en Palacio Quemado (La Paz), expongan sus puntos de vista, fortifiquen la idea y señalen estrategias para seguir el camino de la reconquista del Litoral. Estamos confiados todos que, con el apoyo de la conciencia mundial, los resultados de la demanda marítima en La Haya, sea de más apertura a nuestra aspiración máxima.
En esa reunión de ex mandatarios y el presidente Evo, no hubo intereses mezquinos, personales, político partidarios, ni existió acusaciones mutuas de quien es quien en el escenario nacional. Seguro que si se cantaba el Himno Nacional de Bolivia, lo hubieran hecho todos sintiendo latir con más fuerza el corazón. Es que la decisión de volver al mar nos une.
Es este civismo que debe ser profundizado como política de Estado, hay que seguir trabajando en la conciencia, especialmente de las generaciones jóvenes y para ello tenemos la corresponsabilidad de los medios masivos de comunicación.
Nunca como antes algún otro evento nos unió a los bolivianos como aconteció con el paso del DAKAR por nuestro territorio. Imaginen cómo la emoción se habría multiplicado si pasaban los coches y los camiones, más si cruzaban el salar que era la expectativa mundial; pero aún así, las motos y los cuadriciclos llegados a Bolivia hicieron que nuestra Tricolor esté en lo más alto. Otra muestra de la unidad de los hijos de esta patria.
Los representantes nacionales, todos ellos en la garganta de los bolivianos. Más aquellos que llegaron hasta Uyuni, recibieron ese calor, amistad, apoyo, aplauso, abrazo, fuerza, vítores de ¡Adelante…! Es que así Bolivia va hacia el horizonte. Unidos como pocas veces.
En otras ocasiones nos une el futbol. Ver jugar a la selección es otra emoción, más si gana; pero en las últimas temporadas nos venimos abajo. Ahí sí somos fáciles de levantar el dedo índice contra los técnicos nacionales; pero cuando se trata de extranjeros, nos callamos, dejamos pasar. Aquí tendríamos que reflexionar bastante.
Pero, volviendo al asunto de nuestra unidad, van ser 32 años que estamos juntos, marchando en democracia. Tenemos divergencias ideológicas, de visión de país, de cómo gastar el dinero, de qué signo expresar cuando se trata de cantar el Himno Nacional o en un acto público de posesión de un cargo. En ocasiones nos herimos con el discurso, en otras hemos recurrido al enfrentamiento y la discriminación. Hubo en estas tres décadas hechos y actitudes condenables, primó la intolerancia; pero mantenemos la conquista de la democracia, hay necesidad de profundizarla y ampliarla en todos los escenarios que hace la construcción de la patria, lo reconocemos.
Por naturaleza, los seres humanos no podemos pensar por igual. Fue precisamente la divergencia y la diversidad que hicieron que la humanidad avance. Somos libre pensantes, es el don supremo del hombre y la mujer, es la expresión suprema de la libertad, he ahí la base de la democracia.
Es este pensar diferente que también nos une, respeto al pensamiento ajeno mientras no atente a la integridad precisamente de la democracia.
Los meses que nos esperan, en la gestión que se inicia, serán un desafío para fortalecer esta convivencia pacífica, debe ser campaña de ideas, propuestas, de ascenso ideológico antes que los insultos, adjetivos hirientes y despreciables como fueron en el pasado. Nos hace falta generar conceptos, rebatir las mismas, construir conclusiones que lleven a mejorar la situación de cada uno de los bolivianos. Es el desafío de la unidad.
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