Opinion

CONVULSIÓN POLÍTICA
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Martes, 10 Junio, 2014 - 09:50

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En los últimos años la región ha experimentado el ascenso de gobiernos surgidos desde el pueblo, producto de los movimientos sociales y el fracaso de las políticas de libre mercado, la privatización de las empresas estatales y el descontento generalizado de millones de pobres, marginados, gente desposeída de los bienes más básicos para su subsistencia.

En Bolivia el gobierno del MAS-IPSP ejerce el poder desde hace ocho años, calificado de gobierno progresista, socialista, “gobierno del pueblo” y se prevé que tiene posibilidades de ampliar su mandato por otros cinco años si los resultados de las elecciones nacionales, previstas para octubre próximo, le son favorables.

En el acierto de que todo cambia, el MAS-IPSP ya no es el mismo que hace una década: las fuerzas políticas que lo sostenían, basada en las organizaciones sociales lideradas por connotados luchadores sociales, ya no están en sus filas, otros decidieron transitar nuevos rumbos sin perder la línea inicial del instrumento político, que según sus críticos, fue traicionada, corrompida y tergiversada. Esta es una debilidad de peso.

El resultado de las últimas elecciones puede expresarse como un consenso de las fuerzas populares, se obtuvo más del 54% de votos a favor de la presidencia de Evo Morales; hoy esa tendencia muestra signos de debilitamiento que además se acentuará con la nominación de candidatos a curules para las cámaras de senadores y diputados: resultará reducido para los miles de aspirantes que pronto sacarán la cabeza de descontentos si sus apetitos no son atendidos.

Los enojados al interior del instrumento político son cada vez notorios, esto es muestra de la pérdida de consenso que advierte que la época de poder, hegemonía, control absoluto de todas las instancias dentro del Estado pueden ingresar a una etapa conflictiva, un período problemático, aún así se logre victoria en las urnas en octubre venidero.

Esta situación se agrava al advertirse el resurgimiento de los partidos calificados de derecha, ahora camuflados en otras siglas; en el fondo la misma expresión del pasado, derecha recalcitrante, herido, resentido, con ansías de despojar al pueblo de los medios de producción hoy estatales (no en todos los casos), desplazar a millones de hombres y mujeres otra vez a la servidumbre, apropiarse de sus tierras y generar una obra de mano dócil, servil, acumulación de riqueza en pocas manos, para el resto: migajas. Esta situación fue afectada en los últimos años, de volver al poder ese modo de actuar, no hay duda que se ejercerá un revanchismo político. ¿O hay propuestas que expresen lo contrario?

Para evitar el declive político, si el MAS-IPSP, vuelve a ser gobierno, debe reencausar el proceso de cambio, pasar de sembrar miles de kilómetros cuadrados de césped sintético a producir pasto de verdad, que oxigene, genere empleo, dinamice la economía propia, de sustento y de ideas creativas antes que una economía basada en la extracción de nuestros recursos naturales no renovables, se debe pensar en las generaciones futuras.

Con la economía floreciente que se publicita no se ha generado empleo para miles de desocupados, trabajo digno y sustentable; continúa la ola de migración de bolivianos, una muestra de que no se orienta a la producción de valor agregado, de una industria nacional, se fomenta las ferias de artículos manufacturados fuera de nuestras fronteras antes que los nuestros.

El empleo está supeditado a mediaciones caudillistas, de tener “padrino” influyente partidario que esté en el entorno del poder antes que los méritos propios, mal que ha caído al extremo del mercado de avales, de certificaciones falsas y lo peor, favoreciendo el ingreso al redil de lobos vestidos de ovejas que socaban el cimiento de la política de cambio.

Otra debilidad es la falta de formación política, tanto en la oposición como en el oficialismo, porque además de contar con el pan diario que alimentará el cuerpo, es imprescindible que se tenga la fortaleza mental, formación de criterio de patria, sentido político, ideológico, de corresponsabilidad con el destino de un país.

Requerimos una convulsión política, pero en sentido ascendente, constructivo, fortalecimiento de patria y Estado, de educación política que no es la politiquería que se ha practicado en décadas, aprovechar el surgimiento de gobiernos en la región con sustento popular.