Opinion

Mendigar o emprender
Ojo Crítico
Grover Cardozo
Lunes, 16 Octubre, 2017 - 09:39

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Necesidad de pensar en voz alta sobre   la capacidad de  los bolivianos para  generar riqueza  que sirva para los fines individuales  y ayude  a  cubrir las necesidades sociales.

Una de las  debilidades del gobierno actual está relacionada con  la capacidad/incapacidad    que la sociedad civil (población independiente) está mostrando  para generar dinero para  su bolsillo y  contribuir a financiar   las necesidades del país.

Por un lado el gobierno nacional armando   megaproyectos de industrialización que  ocupan   mano de obra y donde se habla de inversiones  millonarias  que alcanzan los 600 o 700 millones de dólares, y por otra, el  boliviano  o boliviana  que está en las calles  estirando la mano para que alguien les regale  unos centavos y así cubrir  cuando   menos la necesidad de un plato de comida al día.

Dos imágenes diametralmente opuestas en un mismo país.  Una que genera esperanzas y la otra que es lacerante porque  representa  una radiografía cruda de la situación de hambre  que todavía afecta a una gran parte de la población boliviana, justamente  cuando  el discurso central  del presidente  Evo es combatir  la pobreza extrema.

¿Qué está haciendo el gobierno para  abrir un  diálogo, reflexión o debate sobre la  necesidad de que los bolivianos aprendamos a crear riqueza, a crear valor agregado y  no depender tanto de los recursos naturales?

Hoy existe gente creando riqueza, pero es muy poco comparada con las  necesidades que se avecinan para un país que en pocos años tendrá 15 millones de bocas que alimentar.

Si la situación sigue así, no  solo que la economía  correrá riesgos, sino que   erosionará  la credibilidad del gobierno y afectará el marco de gobernabilidad  y baja conflictividad que hoy tiene el país.

En las  ciudades y el campo  existen hoy millones de trabajadoras y trabajadores   que en talleres artesanales ponen a  prueba su capacidad de producir, crear, inventar  e innovar   en madera, metales, cueros, telas y una infinidad de materiales.

Sin embargo dirigimos la mirada hacia otro lado y también vemos a cientos de  miles de bolivianos que  están en economía  de subsistencia, con empleos  eventuales muy precarios, mendigando la solidaridad de la gente y arañando en el dìa a día unos mendrugos para  reunir   5 o diez bolivianos que les permitan subsistir.

¿Es razonable que esto ocurra en uno de los países que más riqueza natural posee en América Latina o algo falla  en la  conducción de las políticas que bajan desde el Estado?

 

Algo falla y  la respuesta debe ser urgente antes que  los pobres que están en las calles empiecen a  abrir la boca para hacer sentir su malestar.