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Se acerca el informe presidencial del 21 de enero, el Carnaval, pero sobre todo, el 21 de febrero (21F le llaman los agoreros) y es que ese domingo se nos convocó a participar, democráticamente, en el referendo constitucional para permitir o rechazar, por dos veces y de forma continua, la reelección del binomio presidencial, es decir, que Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera se vuelvan a postular para el periodo constitucional 2020 – 2025.
Se publican ya las encuestas y todos toman partido y posiciones, unos enguerrillados, otros no. Sin embargo, hay algunas certezas como que pese a sus constantes críticas y ataques, en estos 10 años de gobierno del MAS, la oposición, en todas sus variantes, no logró articular una alternativa política cierta, menos nacional como para oponerse al Proceso de Cambio y a la Revolución Democrática y Cultural encabezada por Morales Ayma por lo que ahora para rechazar la reforma constitucional acuden a argumentos como que la democracia es alternancia y que hay que combatir la corrupción.
Obviamente que hay que combatir la corrupción y castigar a los culpables “caiga quien caiga”, eso se lo debe hacer y todos debemos vigilar que así sea, empero, algunos revolucionarios y transformadores vemos a la democracia como un instrumento de lucha y de cambio social, económico, político y de estructuras, no como un simple fin en sí mismo, entonces no debemos permitir que la oposición reduzca lo político y la política a un ficticio escenario de lucha contra la corrupción y “capricho de dos personas para prorrogarse”.
Son tan pobres sus argumentos, iniciativas e ideas para oponerse al SÍ que es más interesante escuchar y ver a los resentidos y todos los que abandonaron el MAS por intereses personales, económicos y de pegas.
Muchos de nosotros estamos conscientes que aún hay que consolidar y radicalizar el Proceso de Cambio y la Revolución Democrática y Cultural porque los enemigos del pueblo están ahí, escondidos y disfrazados de editorialistas, comentaristas, opinólogos, quintacolumnistas y pretendidos analistas defendiendo “la paz social y el conservacionismo, utilizando la verborrea para que todo cambie, pero para que nada se transforme”.
También están los y las presentadoras de televisión y radio que en sus programas de variedades hacen política, pero disfrazados de periodistas cuando en realidad son políticos haciendo determinada clase de periodismo. Día que pasa éstos se vuelven más agresivos y acuden a vacuos argumentos para promover el NO. Hay que escucharlos y verlos para luego tratar de comprender su “estrechez mental, política e histórica”.
No podían faltar los movimientistas, adenistas, miristas, tutistas, eneferistas, falangistas, condepillos y hasta los separatistas tratando de minar el avance popular. La farándula se completa con los que en un principio estuvieron con el MAS, pero como no lograron satisfacer sus apetitos económicos y de poder, ahora están en contra de todo.
Evidentemente que resta mucho por realizar y que la desaceleración del crecimiento de la economía de China está modificando las condiciones del mercado internacional obligándonos a un reacomodo para mantener el camino trazado con miras a la Agenda del 2025 y ahora el Plan de Desarrollo Económico y Social, esos son los verdaderos desafíos de todos nosotros en la actual coyuntura.
Sin embargo, en 10 años de gobierno, Morales y su equipo favorecieron al pueblo y avanzaron con él infinitamente más que los neoliberales en 20 años e incluso todas las anteriores administraciones. Como negar que la estabilidad política y económica permitió al Estado encarar proyectos ambiciosos y audaces como el plantear en La Haya nuestra reintegración marítima con soberanía; ¿tenían la suficiente y necesaria musculatura política y hasta valores personales como para encarar tal empresa los Rodriguez Veltzé, Mesa Gisbert, Quirogas, Sánchez de Lozada y otros?, ni siquiera el dictador de Banzer pudo lograr con su colega Pinochet algo más que un abrazo. Evo SI y eso nadie puede negarlo.
Cómo no reconocer la reducción de la pobreza, la recuperación de la dignidad nacional, de nuestras riquezas, así sea parcial; la implementación de bonos sociales que facilitan y dinamizan la economía; el incremento a niveles nunca vistos de las reservas internacionales; la vertebración caminera del Estado; la construcción de hospitales, de aeropuertos y de otras variables económicas.
Que hay que luchar contra la corrupción SÍ, que falta mucho por hacer SÍ; que se puede mejorar mucho más SÍ; que hay muchos burócratas y tecnócratas que pretenden empoderarse del Proceso SÍ; que hasta muchos de los fundadores del MAS perdieron la humildad y maltratan a otros SÍ; entonces, la premisa es luchar para consolidar y radicalizar este momento político histórico que vivimos.
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