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Fuente: El País
El presidente afgano, Ashraf Ghani, ha instado este lunes a los talibanes a que “entablen conversaciones serias” con su Gobierno. Su inusual discurso televisado a la hora del almuerzo, se produce después de que el Gobierno estadounidense y los talibanes hayan alcanzado un principio de acuerdo de paz tras su última ronda de contactos en Doha (Qatar). Así lo ha confirmado el representante especial de EE. UU. para la reconciliación en Afganistán, Zalmay Khalilzad, al periódico The New York Times y lo avanzó el sábado la agencia Reuters de fuentes de la insurgencia. El rechazo de la milicia a dialogar con el Gobierno de Kabul deja a Ghani en una situación muy difícil.
“Tenemos un borrador marco que tiene que ser desarrollado antes de que se convierta en un acuerdo”, ha declarado Khalilzad en una entrevista al diario norteamericano en Kabul. “Los talibanes se han comprometido, de forma satisfactoria para nosotros, a hacer lo necesario para evitar que Afganistán se convierta en una plataforma para los terroristas internacionales, sean grupos o individuos”, ha añadido en referencia al Estado Islámico y Al Qaeda, cuya contención es una de las principales exigencias de Washington.
Se trata del primer avance tangible en casi una década de intentos de poner fin la guerra que desató la intervención estadounidense de 2001. Aunque la operación de castigo por haber albergado a los autores de los atentados del 11-S desalojó del poder a los talibanes, el grupo ha logrado desde entonces recuperar el control de amplias zonas de Afganistán y causado decenas de miles de muertos en atentados y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
Fuentes de la milicia ya habían adelantado algunos detalles de ese preacuerdo a Reuters, entre ellos la retirada de las fuerzas extranjeras de Afganistán en el plazo de 18 meses tras su firma, algo que la agencia ha confirmado también este lunes de fuentes norteamericanas. Sin embargo, el enviado estadounidense se había limitado a constatar que la última ronda de contactos, que concluyó el pasado sábado tras seis días de reuniones en Doha, había sido “más productiva que en el pasado”. Khalilzad esperaba sin duda a reunirse primero con el presidente afgano, lo que hizo finalmente anoche.
“Hago un llamamiento a los talibanes (…) a que muestren su voluntad afgana, acepten la exigencia de paz de los afganos y entablen conversaciones serias con el Gobierno afgano”, ha manifestado Ghani, según traducción de la agencia France Presse.
El presidente no ha mencionado las conversaciones de Qatar entre EE. UU. y los insurgentes, pero se ha centrado en el asunto de la salida de las tropas extranjeras que es la exigencia clave de la milicia. “Ningún país quiere que [esas fuerzas] se queden indefinidamente, pero en la actualidad Afganistán las necesita”, ha declarado antes de reclamar que su partida se haga de acuerdo con un plan ordenado.
No es la primera vez que Ghani tiende la mano al grupo. Lo viene haciendo desde la campaña electoral que le llevó a la presidencia en 2014. Este antiguo alto funcionario del Banco Mundial, de talante moderado y dialogante, siempre ha defendido que los talibanes son parte de Afganistán y deben participar en la contienda política renunciando a la violencia.
Pero sus gestos, incluido un muy celebrado alto el fuego el pasado Ramadán, han tenido escaso eco entre los insurgentes, que siempre han considerado ilegítimos los gobiernos formados bajo la presencia de tropas extranjeras. Echar del país a los soldados estadounidenses y de otros países que sostienen el precario andamiaje democrático afgano es su principal objetivo. Por eso, puestos a negociar han dejado claro desde el principio que sólo lo harían con Estados Unidos.
Eso deja a Ghani en una situación muy difícil, especialmente con el horizonte de las elecciones presidenciales anunciadas para el próximo julio, a las que ha presentado su candidatura. Carece de autoridad para decidir la salida de las fuerzas extranjeras y por lo tanto de influencia sobre la eventual decisión de los talibanes de declarar el alto el fuego. Además, el preacuerdo contempla un Gobierno interino con la participación de ese grupo, algo que el presidente ha rechazado hasta ahora.
De momento, Khalilzad ha afirmado en su Twitter que “nada está acordado hasta que todo esté acordado, y ‘todo’ debe incluir un diálogo intra afgano y un alto el fuego general”. Eso pone muy alto el listón para la próxima reunión entre el enviado estadounidense y los talibanes, prevista para el próximo 25 de febrero.
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