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Las señales de acuerdo político del lunes en Bruselas no son suficientes. El pacto se atasca. A pocas horas de que se empezara el segundo Eurogrupo —la reunión de los 19 ministros de Finanzas de la moneda única— en tan solo tres días, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, se ha desplazado a Bruselas para reunirse previamente con los representantes de las tres instituciones acreedoras de la deuda griega: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea.
Tsipras tendrá problemas en casa para sacar adelante el pacto. Pero antes tiene por delante una noche difícil en el Eurogrupo de hoy, por las fisuras que han surgido dentro de la vieja troika.
No hay pacto posible en Bruselas sin dramatización. Y a pesar de las cesiones de Grecia en la propuesta enviada el lunes, los ministros del euro y, sobre todo, el FMI, no terminan de dar luz verde a la propuesta presentada por el Gobierno griego el lunes.
El pacto está más cerca que nunca. Pero el Fondo no está satisfecho con la oferta de Tsipras, basada en incrementos de impuestos más que en recortes de gasto, y con menores cesiones en IVA y pensiones de lo que pretendía el Fondo.
El acuerdo es imprescindible para que Grecia evite un impago y provoque una reedición de la crisis del euro muy perjudicial, con la recuperación apenas asomando y la posición fiscal de algunos países aún débil.
Fuentes europeas aseguran que una opción puede ser una nueva relación con el FMI: permitir que siga dentro, pero sin desembolsar ni un euro más por sus dudas sobre la sostenibilidad de la deuda griega.
Eso permitiría desencallar las negociaciones esta noche para que los jefes de Estado y de Gobierno refrenden durante la cumbre del jueves y el viernes el acuerdo a nivel técnico del Eurogrupo.
En la reunión de este miércoles, los 19 socios discutirán en profundidad las últimas propuestas del Gobierno heleno para que las instituciones (antes llamada troika) desbloqueen parte de los 7.200 millones correspondientes al remanente del segundo rescate y que Grecia, de esta forma, pueda afrontar sus próximos pagos: el más urgente, 1.500 millones al FMI el próximo martes 30 de junio, día en el que, además, expira el rescate.
La propuesta presentada por Tsipras y su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, fue vista el lunes con buenos ojos por sus socios europeos: Merkel y compañía aseguraron que es "una buena base" para alcanzar un acuerdo definitivo "a finales de semana", según repitió hasta cuatro veces el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.
El ministro de Economía heleno, George Stathakis, ha confirmado durante la mañana del miércoles, según informe Reuters, que "es posible llegar a un acuerdo durante la cumbre de jefes de Estado y Gobierno" que comenzará, también en Bruselas, este jueves por la tarde y continuará el viernes.
Pero aún no todo está dicho. Las pensiones y la subida del IVA —especialmente en las islas del mar Egeo— siguen siendo el eterno objeto de debate en las negociaciones.
"Hay aún varios puentes que construir" para que los Veintiocho validen la última propuesta del líder griego, declaró el titular de Economía al canal de televisión Mega.
"Si es necesario, el Eurogrupo trabajará toda la noche para llegar con un acuerdo a la cumbre", ha explicado un alto funcionario comunitario.
A pesar de que los líderes de los países que comparten la moneda única —arropados también por sus ministros de Finanzas— dieron un primer respaldo a esta última oferta de Atenas, Tsipras deberá ahora enfrentarse a las voces discrepantes de su propio país.
El ala más radical de Syriza ya expresó el martes su desacuerdo con la propuesta y advirtió de que, cuando se someta a votación en el Parlamento griego, votará en contra por considerarla un "chantaje" de las instituciones, según uno de sus diputados, Stazis Lautsakos. (Información tomada de internacional.elpais.com)
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