- 3880 lecturas
Necesidad de pensar en voz alta sobre la capacidad de los bolivianos para generar riqueza que sirva para los fines individuales y ayude a cubrir las necesidades sociales.
Una de las debilidades del gobierno actual está relacionada con la capacidad/incapacidad que la sociedad civil (población independiente) está mostrando para generar dinero para su bolsillo y contribuir a financiar las necesidades del país.
Por un lado el gobierno nacional armando megaproyectos de industrialización que ocupan mano de obra y donde se habla de inversiones millonarias que alcanzan los 600 o 700 millones de dólares, y por otra, el boliviano o boliviana que está en las calles estirando la mano para que alguien les regale unos centavos y así cubrir cuando menos la necesidad de un plato de comida al día.
Dos imágenes diametralmente opuestas en un mismo país. Una que genera esperanzas y la otra que es lacerante porque representa una radiografía cruda de la situación de hambre que todavía afecta a una gran parte de la población boliviana, justamente cuando el discurso central del presidente Evo es combatir la pobreza extrema.
¿Qué está haciendo el gobierno para abrir un diálogo, reflexión o debate sobre la necesidad de que los bolivianos aprendamos a crear riqueza, a crear valor agregado y no depender tanto de los recursos naturales?
Hoy existe gente creando riqueza, pero es muy poco comparada con las necesidades que se avecinan para un país que en pocos años tendrá 15 millones de bocas que alimentar.
Si la situación sigue así, no solo que la economía correrá riesgos, sino que erosionará la credibilidad del gobierno y afectará el marco de gobernabilidad y baja conflictividad que hoy tiene el país.
En las ciudades y el campo existen hoy millones de trabajadoras y trabajadores que en talleres artesanales ponen a prueba su capacidad de producir, crear, inventar e innovar en madera, metales, cueros, telas y una infinidad de materiales.
Sin embargo dirigimos la mirada hacia otro lado y también vemos a cientos de miles de bolivianos que están en economía de subsistencia, con empleos eventuales muy precarios, mendigando la solidaridad de la gente y arañando en el dìa a día unos mendrugos para reunir 5 o diez bolivianos que les permitan subsistir.
¿Es razonable que esto ocurra en uno de los países que más riqueza natural posee en América Latina o algo falla en la conducción de las políticas que bajan desde el Estado?
Algo falla y la respuesta debe ser urgente antes que los pobres que están en las calles empiecen a abrir la boca para hacer sentir su malestar.
- 3880 lecturas