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El Carnaval Minero está en su auge, es sábado 11 de febrero de 2017. Los pacientes internos en el centro de Neumología de la CNS de Potosí, la mayoría provenientes de las Cooperativas Mineras o de la extinta EMUCP, insisten en que el portero aparezca para encender el televisor para ver cómo bailan sus compañeros activos en honor al Tata Kajcha.
Todos son varones. En sus rostros se advierte la huella marcada por el trabajo en los socavones. Los dientes verduscos por los muchos años de acullicar coca y fumar “piltunchos”. Tienen en promedio 47 años; pero aparentan más edad, casi ancianos. Tienen los pulmones destrozados por la silicosis o “mal de mina”. No paran de toser ruidosamente y es fácil advertir que es un martirio que soportan con resignación.
El “hospital de Neumología”, ubicado en la Av. Universitaria, es un edificio vetusto, casi tétrico. No tiene ventilación menos calefacción. Allí se realizan trabajos de albañilería. Dicen que se instalará un ascensor de la planta baja hasta el primer piso; por tanto se han abierto boquetes en las paredes, los materiales de construcción y la manipulación hacenque se emita polvareda fina que llega hasta los lechos de los pacientes; es decir, los enfermos de los pulmones siguen tragando polvo. Los pasillos están cubiertos de una capa fina de tierra y yeso. También residuos de metales porque se usan sierras, taladros u otras herramientas para cortar los fierros.
En la última lluvia caída en Potosí, cayó más agua de las cubiertas (cielo falso) que por fuera. El personal tuvo que recurrir a baldes, tachos, bañadores u otros recipientes para evitar que se inunden las salas donde están los enfermos. Luego la humedad se convierte en otro enemigo para los ex mineros internados en el hospital.
Una parte del cielo raso se vino abajo por las lluvias y casi encima de los pacientes internos que apenas soporta las agujas del suero que le medican por días y el tubo de oxígeno que no falta a su lado. “Estamos encerrados como en una cárcel, nadie dice nada por nosotros”, se queja uno de ellos. “Esto es insoportable y parece un castigo”, añade otro.
En la planta baja se encuentran fierros, armazones de metal, gabinetes de instalaciones eléctricas. Todos viejos, en pésimas condiciones. Son partes del sistema de ascensor que se hallaba en el edificio central del hospital Obrero y que fue trasladado a Neumología, dizque para facilitar el manejo de pacientes de la planta baja al único piso superior y viceversa. La responsable de su acomodo es una empresa paceña, especialmente contratada.
El ruido de los trabajos que se hacen es insoportable. Son más los ingenieros o técnicos que supervisan la obra que los que ejecutan, por tanto no se avanza. En los pasillos, obreros y enfermos comparten el reducido espacio.
Con la huelga general e indefinida que sostienen trabajadores, médicos y enfermeras de la CNS, sólo se atiende con personal de emergencia, por tanto, la actividad cotidiana de hospital no se advierte.
¿Es justo el trato que reciben estos hombres que dejaron su mejores años para generar regalías para Potosí y el país? ¿No deberían estar en un centro de salud especialmente edificado para la especialidad y dotarle de todas las comodidades? ¿Acaso no hay autoridad de la Gobernación, la Alcaldía o el gobierno central que se conduela? ¿No debería destinarse un mínimo de los millones de dólares que se percibe por la extracción minera donde los obreros trabajan hasta escupir sangre y llegar a Neumología?
Mientras tanto el Carnaval Minero las autoridades se divierten, es la otra cara de la medalla.
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S-130217
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