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El compromiso por los derechos humandebe ser integral y abarcar a toda la sociedad. Todos y todas somos sujetos activos de los derechos humanos, contemplados de forma amplia, clara, contundente y exigible en la Constitución Política del Estado, aprobada en Referéndum de agosto de 2009. Junto a esta Constitución vinieron una serie de leyes para seguir ampliando y consolidando esta ruta de los derechos humanos, la cual está siendo transitada por los más de 10 millones de habitantes del Estado Plurinacional de Bolivia.
Todos los días y a cada hora es la lucha por el cumplimiento de los derechos humanos. De igual modo todos los días se producen vulneraciones y violaciones a esos derechos, que vienen desde esferas privadas, públicas, sociales, familiares, comunitarias, sindicales y otros. Así como que cada día se restituyen derechos, se avanza; así también todos los días hay una mujer agredida, un niño maltratado, una niña violada, un indígena discriminado, una vecina que no recibe respuestas, un enfermo que no es atendido, una persona con discapacidad que es rechazada, un adulto mayor que es abandonado, un niño que pide limosna, una persona con VIH que no recibe su tratamiento, una estudiante que es acosada, una trabajadora que es despedida, un joven que ingresa a las pandillas, construcciones que vulneran a la Madre Tierra, falta de acceso a los sistemas de salud, un medio de comunicación que difunde imágenes de niñas ultrajadas sexualmente, una joven desaparecida, y el rosario de atropellos a los derechos continúa.
Sin duda la pregunta obvia: ¿el 2015 se avanzó o se retrocedió en la materia de derechos humanos? Siempre hay avances importantes, en derechos humanos no se debe ni se puede retroceder. El horizonte es ir construyendo una cultura de respeto de los derechos humanos, la cual la tenemos que hacer entre todos y todas los que formamos parte de este departamento. Y no sólo se mide con cifras las vulneraciones a los derechos, aunque sí dan pautas de algunos temas que son fundamentales para tener una sensación de cómo esa sociedad y sus autoridades han asumido o no la imperiosa, obligatoria y urgente necesidad de cumplir y hacer cumplir los artículos de la Carta Magna, considerada a nivel de América Latina como la más completa en legislación sobre los derechos humanos.
Así como se avanzó en normas, leyes, en resoluciones, en directrices o recomendaciones en varias instituciones estatales que fueron impulsadas por la Representación Departamental de la Defensoría del Pueblo; de igual manera, hay avances en el crecimiento de una red de organizaciones de la sociedad civil aliadas con otras instancias del Estado, las cuales han ido aportando al funcionamiento de las leyes y de la institucionalidad que demandan esos instrumentos jurídicos, como el Consejo contra la Trata y tráfico de Personas, el Comité contra la Discriminación y el Racismo, y otras. De leyes o normativas no podemos quejarnos: las hay, pero el dilema es su total cumplimiento y la designación de recursos económicos para tales fines, tal como lo expresó el Defensor del Pueblo, Rolando Villena, hace algunas semanas.
Hay avances en la proyección de una Defensoría del Pueblo que ha cumplido con su rol al estilo de Pepe Grillo, exigiendo, denunciando, interpelando y exhortando para que las instituciones del Estado y sus autoridades cumplan con sus deberes y responsabilidades. Acompañado a ello, el liderazgo del Defensor del Pueblo, Rolando Villena, que de acuerdo a la agencia de Noticias ANF, “ha sido el personaje La piedra en el zapato del gobierno de Evo Morales”. Urge preservar el carácter autónomo, de independencia y de credibilidad de la Defensoría del Pueblo.
Avances en el empoderamiento de las poblaciones en situación de vulnerabilidad, como las mujeres, las personas adultas mayores, las personas con discapacidad, las personas de la diversidad sexual, que han venido exigiendo con movilizaciones, con reuniones, presiones y con convicción el cumplimiento de las leyes y por ende de sus derechos, que sin duda, no son negociables ni puestas en tapete de las discusiones.
Pero la realidad cotidiana nos indica que a las poblaciones adultas mayores, con discapacidad se siguen vulnerando sus derechos cuando no se cumple la normativa de rebaja en los pasajes del transporte público, o los edificios no tienen sistemas de acceso, o se mantiene alguna mentalidad de marginamiento hacia una persona que padece alguna discapacidad.
Golpes a la sociedad cruceña en el 2015: 19 feminicidios, 11 infanticidios, 9.000 hechos de violencia contra la mujer, 420 violaciones a mujeres mayores de 18 años, 520 violaciones a niñas y adolescentes, y muchas otras cifras negras, que ya han sido difundidas, y que rebelan, y nos dan algunas señales de cómo está nuestra sociedad y nos alertan para establecer una agenda de trabajo, la cual debe contar con el compromiso de la sociedad y de sus autoridades. Porque el tema de los derechos humanos es una tarea compartida y colectiva, es una responsabilidad que nos involucra cada uno y una de los que somos parte de Santa Cruz.
Si bien, se han dado condiciones y hechos de aportar a la construcción de un pilar fuerte y amplio como soporte de la democracia y de la convivencia, que vienen a ser los derechos humanos, no cabe duda, que el camino a recorrer y los retos a asumir son muchos para el próximo año, tareas pendientes que probablemente en el año que concluye han generado incertidumbre, malestar, enojo y exigencias de grueso calibre para asumirlas como tal y se encaren decisiones, políticas, planes y acciones en el 2016.
Esos temas pendientes son indudablemente: la violencia contra la mujer, la violencia sexual a niños, niñas y adolescentes, cuyas estadísticas dan escalofríos al momento de la evaluación. El sistema público de salud es otro tema irresuelto, a pesar de las decisiones tomadas desde el Ministerio de Salud, como ente rector, con la obligación de coordinar entre las gobernaciones y los gobiernos municipales. Los pueblos indígenas, el derecho a la consulta y a tener una vida más digna, es otro espacio de reflexión y de poco avance. En ese marco, la situación del pueblo ayoreo es dramáticamente delicada, expuesto a ser usado para loteamientos, para avasallamientos e incluso para marchas de apoyo o contra de alguna situación, además de ello, el alto consumo de alcohol, el trabajo sexual y la droga ya forman parte de sus realidades.
La cultura de los derechos humanos la debemos construir en cada espacio, en cada rincón, en cada gesto, en cada medida, en cada decisión, en cada voluntad de todo hombre y mujer. Porque el tema de los derechos humanos es una tarea compartida y colectiva, es una responsabilidad que nos involucra cada uno y una de los que somos parte de Santa Cruz.
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