Venezuela

A fuego lento, hacia Venezuela

Ivan Arias Duran

Inexorablemente y con la astucia de los zorros, el régimen avanza y arrasa sin importarle, siquiera, las formas. El norte del gobierno boliviano es transitar la ruta bolivariana de Venezuela y los bolivianos parecemos no caer en la debida cuenta. El gobierno a estas alturas, “le mete no más” porque ya solo importa su objetivo: atornillarse en el poder a como dé lugar. Y no es que estas pretensiones las estén ocultando o diciendo entre dientes. No!. Lo expresan abiertamente, sin sangre ni rubor en el rostro: “¡Carajo! Nosotros vamos continuar aquí en la plaza Murillo 500 años”. Así el viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, se refirió al Pachacuti (tiempo de cambio), que a su criterio sólo tiene su inicio con Evo Morales y dará pasó a un gobierno “indio” para los próximos cinco siglos. (Erbol, febrero, 2017). Mientras el continente le da la espalda, a nombre de todos los bolivianos, el Presidente cierra filas a favor de Maduro "Desconocer Constituyente venezolana es desconocer su democracia y su Constitución. Atentar contra este país es atentar contra América Latina"(Twitter @evoespueblo).

 

En Venezuela el régimen formó a los colectivos ciudadanos como agrupaciones paramilitares para defender al régimen y, hoy, actúan bajo la égida del gobierno atemorizando y matando a sus propios compatriotas a nombre de defender la revolución bolivariana. Pues bien, en Bolivia, el sábado 7 de agosto, en la parada cívico-militar (similar al pacto militar-campesino) han nacido las fuerzas patrióticas, a la cabeza de las bartolinas, para defender el proceso de cambio. Ahí mismo el gobierno arengo a las FFAA para que defiendan a los países del imperialismo. “En todo caso, este no es un aspecto novedoso, tomando en cuenta que el Gobierno ha sometido a las Fuerzas Armadas a su proyecto político, a cambio de concesiones,  prebendas y cargos en el Gobierno o en el servicio exterior para los generales retirados” (editorial, pagina siete, 10 de agosto)

 

Nos están refregando en la cara su agenda 2025 y nosotros seguimos sin darnos cuenta que el camino es seguir en el poder más allá del 2019, porque Evo es imprescindible y “el hermano Vicepresidente es insustituible”. Como ya no hay plata de los hidrocarburos para chauchitar, el régimen se ha lanzado hacia las áreas protegidas, parques nacionales y TCOs para repartir a sus bases cocaleras, colonizadoras, cooperativistas y empresariales concesiones y territorios para que los exploten a su gusto. Pero, eso sí, les garanticen, su permanencia en el poder. Y los bolivianos seguimos creyendo que el tema de la coca-narcotráfico es un problema de los cocaleros y que, el tema de las áreas protegidas es un problema de los indígenas. Cuando, en realidad, en las políticas que hoy aplica el gobierno, se está jugando el futuro de todos los que vivimos en esta patria. Narcotráfico y destrucción de nuestros bosques es algo que nos afecta a todos los bolivianos y por eso debemos ser consultados vía referéndum para saber si estamos de acuerdo o no en que se siembre más coca para el narcotráfico y si estamos de acuerdo o no en que se destruyan nuestros bosques.    

 

 Para reflexionar y  entender lo que nos pasa a la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas de nuestra amada Bolivia, voy a recurrir a la fábula “La rana que no sabía que estaba hervida” de Olivier Clerc (1961): “Una cacerola llena de agua fría en la que una pequeña rana está nadando. Se enciende un pequeño fuego que va calentando el agua lentamente. Poco a poco, el agua se va poniendo tibia. La rana encuentra la situación muy agradable y sigue nadando muy a gusto. La temperatura del agua va subiendo. Empieza a estar caliente; bastante caliente. La rana ya no goza como antes, se siente un poco cansada, pero no por eso se asusta. La temperatura sigue subiendo, cada vez más. Está muy caliente. La rana comienza a encontrar la situación desagradable, pero está tan débil que decide seguir aguantando sin hacer nada. La temperatura continúa subiendo aún más, mucho más, hasta que llega un momento en que la rana termina cocinándose y muriendo”. 

 

Ahora bien, imagínese el caso en que la rana salta a una olla de agua hirviendo comprobara que sale enseguida porque siente el peligro. Olivier Clerc, en una entrevista decía: “En nombre del progreso, de la ciencia, y del aprovechamiento, se efectúan continuos ataques a las libertades individuales, a la dignidad, a la integridad de la naturaleza, a la belleza y a la felicidad de vivir. Lenta, pero inexorablemente, con la constante complicidad de las víctimas, inconscientes, o quizás incapaces de defenderse.”

 

A estas alturas del partido, me pregunto y pregunto a todos: estamos los bolivianos siendo cocinados a fuego lento, dejando que nos quemen hasta el punto que no tengamos retorno y nos quede sólo que aceptar nuestra propia perdición?

 

Ivan Arias Duran

Ciudadano de la Republica de Bolivia

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VENEZUELA

Mario Mamani Morales

Cuando el presidente de los EE.UU. de Norteamérica, Donald Trump, anunció como una posibilidad la opción militar contra Venezuela, recordó además en tono amenazante: “estamos en todo el mundo, tenemos tropas en todo el mundo”, demostrando que no es ningún secreto que esa potencia se considera el amo y sereno de todos los países del orbe.

Para ubicar sus bases militares, el Pentágono, tiene no sólo objetivos políticos sino fundamentalmente económicos. No cualquier nación es invadida, atacada o tomada, éste tiene que ser un país rico en recursos naturales que son de interés de los norteamericanos, especialmente de petróleo, gas natural, alimentos y otros. Para comprobar esta afirmación basta revisar históricamente qué países han sido el objetivo militar de EE.UU. antes y ahora.

Venezuela es un país rico. Tiene las reservas más grandes del mundo en cuanto a petróleo se refiere, recurso natural que es vital para la hegemonía que ostenta el país del norte y que consume diariamente. El país latinoamericano, además posee gas natural en cantidades enormes y de reserva capaz de abastecer una parte importante del mercado del Norte. Actualmente estos recursos son traídos allende los mares; pero Venezuela “está cerquita”, como dijo el presidente Trump. Sería iluso quien no entienda esta verdad.

No hay duda que por ser EE.UU. el país con la primera economía mundial, sigue siendo atracción de muchos, llegar a esa potencia y radicar, mejor si adquiere esa nacionalidad. Todos los días son millones de personas que quieren cruzar sus fronteras y no importa ser ilegales ahí dentro en la esperanza de labrarse un “mejor futuro”: el sueño americano.

Varios países latinoamericanos que aplaudieron la sanción económica impuesta a varios líderes políticos allegados al régimen actual de Venezuela, bajaron el tono cuando escucharon la amenaza de la “opción militar”, que en otras palabras significa invasión a la patria de Bolívar, un ataque directo al sueño del Libertador que era ver un Continente unido, como una sola nación, libre, soberana, con autodeterminación. Si ese ideal se cumplía, otra sería la historia, no sólo de América, sino del mundo.

Cuando se trata de Venezuela, no se dice toda la verdad a través de los medios masivos de comunicación, es decir, no se conoce la otra cara de la medalla. Por ejemplo: ¿Quiénes están en las calles en protesta contra la política económica y social que impera? ¿Venezuela es sólo la capital Caracas donde se originan las protestas? Si la mayoría de los venezolanos tendría hambre, no tendría medicinas, acceso a la educación, vivienda, condiciones de vida sino de lujo pero aceptables o mejores que en el pasado ¿duraría un día más el gobierno de Maduro? Recuérdese que es aplicable en todo el mundo esto de que: “la voz del pueblo, es la voz de Dios”.

Venezuela tiene 32 millones de habitantes. De manera “masiva y militante” acudieron cinco millones a emitir voto contra la Constituyente de Maduro. Y, ¿el resto  no cuenta? ¿Cuántos son? ¿No son ciudadanos? ¿También no tienen qué comer o dónde vivir?

Para acallar las voces de apoyo a las sanciones a Venezuela, la Asamblea Constituyente aprobó adelantar las elecciones generales en ese país, será la decisiva, es decir, el pueblo acudirá a las urnas para demostrar qué tipo de gobierno quiere: o mantiene ser la nación que soñó Bolívar, libre y soberana, o acepta ser el segundo patio del país más poderoso del mundo.

Una posibilidad de adquirir de manera rápida la ciudadanía norteamericana es jurar lealtad o fidelidad a la bandera de los EE.UU., enrolarse a las filas de su ejército, invadir países bajo esa bandera. Se frustra esa posibilidad para algunos opositores.

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S-150817

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