Universitarios sin título

CON TÍTULO, PERO SIN TRABAJO

Constantino Rojas Burgos

“Hace un año que defendí mi tesis y le cuento que no encuentro trabajo”, “Si sabe de algún trabajo, por favor me avisa a mi correo electrónico”, “En mi casa ya está aburridos porque no consigo trabajo”, son algunas de las expresiones de los titulados de la universidad,que, habiendo recibido una formación académica, no logran insertarse en una actividad laboral.

Lo que les digo frecuentemente es que tengan paciencia y que en cualquier momento conseguirán trabajo cuando menos lo esperen. Es que los jóvenes profesionales seilusionanen que, una vez concluidos sus estudios universitarios,prontamentese insertarán en el campo laboral, para ser sujetos activos y así contribuir con su trabajo intelectual.

Lo cierto es que no resulta fácil conseguir empleo a pesar de ser un profesional, porque existen una serie de factores que condicionan esa posibilidad. Unos dirán que hay falta de experiencia, que es muy novato en el ramo, no es del partido, no tiene quién le recomiende, la convocatoria es puro teatro, ya lo tienen pensado, en fin situaciones que desesperan a los jóvenes que han estudiado “para nada” y que se sienten frustrados y defraudados, porque no pueden ser útiles para la sociedad, pese a los conocimientos que disponen en un área determinada.

Pero, una vez que consiguen trabajo, vuelve la confianza en sí mismos, se insertan en una actividad laboral para afianzarse en la sociedad y empezar una nueva etapa de su vida en el ámbito productivo e intelectual para poner su conocimiento al servicio del país y su desarrollo.

Las universidades cumplen su misión de formar profesionales en todas las disciplinas del conocimiento, tanto en las ciencias sociales como en las ciencias exactas y es el Estado la institución encargada de crear fuentes de empleo para absorber a los profesionales que adquieren habilidades y destrezas para una determinada función.

Si bien el Estado garantiza el funcionamiento de la Educación Superior asignando recursos económicos para la formación profesional, es el mismo Estado el que cada año debería ir creando fuentes de trabajo para los titulados de las universidades. No hacerlo implica profundizar el desempleo en el país, pero al mismo tiempo generar descontento y frustración para los jóvenes que al no conseguir trabajo pierden la ilusión y la esperanza por disponer de un trabajo bien remunerado y a largo plazo.

Por tanto, no será extraño ver licenciados ejerciendo trabajos que no corresponden a su formación académica, pues, por la necesidad de generar recursos económicos para satisfacer sus necesidades primarias, deben aceptar cualquier trabajo, hasta que puedan conseguir algo relacionado a su profesión.

Es de esperar que el Estado, en coherencia con la Constitución Política del Estado, pueda ir creando fuentes de trabajo para los profesionales que requieren aportar con sus conocimientos para engrandecer el país y hacer que su fuente de trabajo sea gratificante y satisfactoria para el bienestar personal y familiar. Solo así, estudiar tendrá sentido para trabajar y responder a las exigencias del Estado y de otras organizaciones laborales que generan empleo en el país. Con título y sin trabajo, es lo peor que le puede pasar a un profesional. Pero, no contar con profesionales con educación superior sería aun más catastrófico para un Estado que tiene la función de proteger y garantizar la vida de sus habitantes.

Constantino Rojas es periodista y docente universitario.

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