VOLVERÁ A JURAR
By argv.E338951d on Lun, 19/01/2015 - 10:47Rostro alargado, pómulos, cabello, nariz y labios altiplánicos. De tez morena, el hombre, mira y mira su entorno como si no comprendiera su presencia en uno de los símbolos bolivianos del poder político, el mismo que hace poco tiempo lo expulsará y, que desde la fundación de la República rechazará todo lo que él significa y denota: los despectivamente llamados indios y sus hijos.
El calendario occidental ordena que ese día se debe conocer como 22 de enero de 2006, es el hemiciclo de la Cámara de Diputados, abarrotado de los primeros legisladores del cambio, invitados especiales y toda la parafernalia de la jura y posesión del nuevo Presidente Constitucional de la República de Bolivia.
Mientras el ya ungido Vicepresidente cumple con los formalismos y le coloca la banda y medalla presidencial, el nuevo presidente de Bolivia, sin “terno ni corbata”, pero con chaqueta de motivos nativos está a punto de quebrarse y las lágrimas suplican por derramarse y volver a marcar su rostro, él lo impide y aún así, reta: “si juro”.
Frente a las pantallas de televisión, muchos de nosotros sí nos quebramos y dejamos correr el llanto como si fuera bálsamo que calma siglos de dolor, amargura, explotación y humillación.
Se había cumplido parte de lo que discutíamos en ese mismo recinto, cuando cada vez le rechazaban, por ejemplo, un proyecto de ley.
Le esperaba en el pasillo de ingreso a la Presidencia de la Cámara de Diputados. “Nada, no hay caso hermano, esto va a seguir así, hay que organizarnos y tomar el poder”, volvía decepcionado a su oficina de la Cuarta Secretaría.
Cumplí mi parte, desde mis notas respondíamos al oficialismo, lo neutralizábamos, minimizábamos, proclamábamos la toma de conciencia y llamábamos a la resistencia; por esta vivencia en las fuentes periodísticas es que hablo y ratificó que el periodismo no es neutral y que siempre será político; entonces me convocaba mi Director y pedía explicaciones sobre el sentido de las noticias o el por qué de tanta cobertura.
“Es el principal referente de la oposición y es un político al que hay que tomar muy en cuenta”, explicaba sin convencer; porque ellos y nosotros sabíamos que la silenciosa, política, y periodística batalla, se reiteraba y que influiría decididamente hacia una u otra posición en ese proceso de acumulación política que vivía la formación social nacional. Si el sistema tiene un poco de dignidad, nada puede hacer contra un buen periodista, eso también es experiencia de periodismo y ética confirmada en las calles.
Y así fue, ese enero, él juró como presidente de todas y todos los bolivianos dando inicio al Proceso de Cambio y a la Revolución Democrática y Cultural, como a él le gusta declarar. Pasaron muchos años, al punto que esto que escribo ya es “konichi”.
Se sucedieron muchos hechos históricos como cuando el presidente aymara entregó el mando del Estado Plurinacional de Bolivia al ex alcalde de Achacachi, otro aymara, también hubieron y hay errores, más el Proceso está en marcha; a la derecha y a la oligarquía se las derrotó en varias oportunidades al punto que los principales enemigos están dentro, en algunos miembros de dirección que se volvieron soberbios y prepotentes o en los cuadros medios, invadidos de paracaidistas de toda laya que maltratan a los verdaderos y silenciosos militantes.
Pero todo eso vaya y pase, hay cosas más importantes que consumar como la utilización de los dos tercios en la Asamblea Legislativa Plurinacional para la consolidación y radicalización del Proceso de Cambio, porque los enemigos están derrotados no muertos, ya demostraron que están ahí, esperando cualquier flaqueza para volver a levantar sus privilegios perdidos.
Hay que aplicar los dos tercios para ponerle siete candados constitucionales al Estado Plurinacional de modo que sea casi imposible, en ese extraño mundo de leyes, volver a quitarnos la libertad, la igualdad y la dignidad, ya que en las calles no nos derrotarán y siempre ganaremos porque somos pueblo.
Hoy, vuelve él a jurar como Presidente de todas y todos los bolivianos, otra es la coyuntura, otras las urgencias y otra la oposición política, pero el Proceso debe ser consolidado y profundizado cueste a quién le cueste y pese a todo; ese es el reto de hoy.