CARNAVAL

Social
La actividad de registro se desarrollará en las instalaciones de la AFCO y Gobernación de Oruro, del 18 al 24 de febrero.,

CARNAVAL Y PULMONES

Mario Mamani Morales

El Carnaval Minero está en su auge, es sábado 11 de febrero de 2017. Los pacientes internos en el centro de Neumología de la CNS de Potosí, la mayoría provenientes de las Cooperativas Mineras o de la extinta EMUCP, insisten en que el portero aparezca para encender el televisor para ver cómo bailan sus compañeros activos en honor al Tata Kajcha.

Todos son varones. En sus rostros se advierte la huella marcada por el trabajo en los socavones. Los dientes verduscos por los muchos años de acullicar coca y fumar “piltunchos”. Tienen en  promedio 47 años; pero aparentan más edad, casi ancianos. Tienen los pulmones destrozados por la silicosis o “mal de mina”. No paran de toser ruidosamente y es fácil advertir que es un martirio que soportan con resignación.

El “hospital de Neumología”, ubicado en la Av. Universitaria, es un edificio vetusto, casi tétrico. No tiene ventilación menos calefacción. Allí se realizan trabajos de albañilería. Dicen que se instalará un ascensor de la planta baja hasta el primer piso; por tanto se han abierto boquetes en las paredes, los materiales de construcción y la manipulación hacenque se emita polvareda fina que llega hasta los lechos de los pacientes; es decir, los enfermos de los pulmones siguen tragando polvo. Los pasillos están cubiertos de una capa fina de tierra y yeso. También residuos de metales porque se usan sierras, taladros u otras herramientas para cortar los fierros.

En la última lluvia caída en Potosí, cayó más agua de las cubiertas (cielo falso) que por fuera. El personal tuvo que recurrir a baldes, tachos, bañadores u otros recipientes para evitar que se inunden las salas donde están los enfermos. Luego la humedad se convierte en otro enemigo para los ex mineros internados en el hospital.

Una parte del cielo raso se vino abajo por las lluvias y casi encima de los pacientes internos que apenas soporta las agujas del suero que le medican por días y el tubo de oxígeno que no falta a su lado. “Estamos encerrados como en una cárcel, nadie dice nada por nosotros”, se queja uno de ellos. “Esto es insoportable y parece un castigo”, añade otro.

En la planta baja se encuentran fierros, armazones de metal, gabinetes de instalaciones eléctricas. Todos viejos, en pésimas condiciones. Son partes del sistema de ascensor que se hallaba en el edificio central del hospital Obrero y que fue trasladado a Neumología, dizque para facilitar el manejo de pacientes de la planta baja al único piso superior y viceversa. La responsable de su acomodo es una empresa paceña, especialmente contratada.

El ruido de los trabajos que se hacen es insoportable. Son más los ingenieros o técnicos que supervisan la obra que los que ejecutan, por tanto no se avanza. En los pasillos, obreros y enfermos comparten el reducido espacio.

Con la huelga general e indefinida que sostienen trabajadores, médicos y enfermeras de la CNS, sólo se atiende con personal de emergencia, por tanto, la actividad cotidiana de hospital no se advierte.

¿Es justo el trato que reciben estos hombres que dejaron su mejores años para generar regalías para Potosí y el país? ¿No deberían estar en un centro de salud especialmente edificado para la especialidad y dotarle de todas las comodidades? ¿Acaso no hay autoridad de la Gobernación, la Alcaldía o el gobierno central que se conduela? ¿No debería destinarse un mínimo de los millones de dólares que se percibe por la extracción minera donde los obreros trabajan hasta escupir sangre y llegar a Neumología?

Mientras tanto el Carnaval Minero las autoridades se divierten, es la otra cara de la medalla.

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Cultura
En la capital de la Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la Humanidad se llevó adelante el ensayo incial, con la presencia de 52 conjuntos.

RECUERDOS DEL CARNAVAL

Mario Mamani Morales

Como todo tiene su tiempo, carnavales se festeja cuando el campo está lleno de vida. En tiempos normales la tierra está húmeda y las flores están en todas partes, hasta en las montañas más altas el viento parece jugar más alegre con la paja brava, las vizcachas dejan su madriguera más temprano para disfrutar del sol de mañana, todos los animales silvestres tienen su alimento o es temporada de menos trabajo para el acopio.
En el mundo de los humanos se observa, se vive y se siente alegría desbordante, hay juventud por todas partes y no pocos adultos se dejan contagiar de las mixturas, las serpentinas, la música, el baile y el encuentro del pueblo, los vecinos y la familia se reúne en torno a la challa de los bienesqueridos que son parte de la existencia por el efímero paso por este mundo.
En la parte occidental del país, la cultura andina y ancestral tiene su propio encanto en tiempos de carnaval, la gente que vive en las ciudades o la parte urbana vuelve a su lugar de origen, es el encuentro con las raíces, se dejan las indumentarias de la “civilización” y se viste el poncho, la ojanta, el chullu o la montera en la cabeza de los hombres para participar con alegría de la fiesta del pueblo. Las mujeres también lucen bellas con la aimilla, el ajsu y el sombrero fabricado con lana de oveja y cargan la llijlla con otras prendas o los frutos de la Madre Tierra. Es volver a la naturaleza y la música, la anata, el pinquillo, el charango o la zampoña.
En el campo se agradece a la Pachamama con flores, confites, mixturas y serpentinas; las chacras, los corrales de los animales donde hay crías que parecen abrir los ojos a la alegría, juegan y saltan por el campo y la tropa de los adultos ahora son adornados con flores hechos de lana de colores, especialmente los camélidos que pastan luego por el campo donde el rocío tiene más horas prolongadas.
El pueblo, las “bases” como dirían los políticos, están junto a sus autoridades originarias, ahí se reconoce y respeta la presencia del Curaca, el Jilakata: pero también están el Corregidor, el Alcalde, la Junta y otros mandos que son singulares en cada comunidad o ayllu, ellos comparten vestidos con sus ropas más elegantes de fiesta y su bastón de mando. No falta la sagrada hoja de coca, se liba con alcohol puro y la chicha especialmente elaborada para la ocasión. Hay pueblos donde se ha sacrificado varias cabezas de llamas u ovejas que después del horno pasan a todos los presentes en platos desechables, es la gratitud de alguna autoridad de turno a todos los visitantes o familiares que por la fiesta vuelven ala comunidad.
Las autoridades se desean mutuamente una buena gestión, piden a los dioses por la buenaventura, por una buena cosecha, la multiplicación sana y fuerte de los animales domésticos, por la paz y progreso de la comunidad, que se alejen los malos espíritus; en señal de la unidad piden a los grupos de bailarines que se haga una sola ronda al compás de los charangos, zampoñas o los pinquillos. Todos son hermanos porque sienten la esencia de estar en el pueblo que los vio nacer o recuerdan la sangre de los abuelos.
En los días de fiesta por carnavales se olvidan las diferencias de toda laya, idan las preferencias políticas, la profesión o la forma de ganarse la vida en las ciudades donde todo es desafío, el pueblo de origen hace iguales a todos, abrazos y saludos como deseos de bienestar es lo que prima.
Para los jóvenes también es la oportunidad de encontrar pareja, consolidar una relación o comenzar otra etapa de la vida que es el “sirviñaku”, aunque en los tiempos actuales del celular y el WhatsApp rompe el encanto del enamoramiento, la tecnología también ha invadido el campo y la comunidad. ¡Carnavales, quién los inventaría!

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Seguridad
En cuanto a los accidentes de tránsito, hubo siete fallecidos en La Paz, cuatro en Cochabamba, tres en Tarija, dos en Santa Cruz y a uno en Oruro, Beni y Pando.
Seguridad
El coronel Adrián Coca, director del organismo de Tránsito de El Alto, informó que en las fiestas se atendió 61 casos, entre los cuales destacaron 24 colisiones, 17 atropellos a peatón, ocho choques a objeto fijo y cuatro vuelcos.
Internacional
Según la información dada a conocer por la Alcaldía de la ciudad brasileña de Salvador, capital del estado de Bahía, los niños y adolescentes estaban trabajando como vendedores ambulantes.
Internacional
La crisis del virus deja ya 1.946 casos en esta ciudad de la costa atlántica, de los que 296 son mujeres embarazadas

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