Agricultura familiar

¿AGRICULTURA FAMILIAR VS TRANSGÉNICA?

Gary Antonio Rodríguez Álvarez

Con gran sorpresa leí el artículo Agricultura familiar vs transgénica (Página Siete, 14.8.16) el que cuestiono desde sumismo título dado que en Bolivia coexisten ambas opciones sin problema,aunque para ciertos cerebros perviva el “versus”.

Más allá de esas dos realidades -manteniendo en penosa pobreza a los campesinos, la primera; proyectando una mejor calidad de vida con salud y educación, la segunda- me impresionó la curiosa afirmación de que "No existe registro oficial ni científico que pruebe que la productividad en el país haya aumentado gracias a los cultivos genéticamente modificados (GM) y sus paquetes tecnológicos”.

¿Acaso los cultivos genéticamente modificados fueron concebidos para aumentar la productividad? La respuesta categórica es: ¡¡¡NO!!! Fueron ideados para bajar su costo de producción por un menor uso de plaguicidas y para evitar que disminuya su rendimiento…¿no enseñan esto en un Doctorado de Biotecnología?

Miren este ejemplo, como dicen en La Paz, “con chubis”: ¿Por qué importamos maíz hoy? Porque la sequía y el gusano cogollero atacaron el maíz en Santa Cruz cayendo la producción un 50%, lo que se pudo mitigar de haber tenido un maíz resistente al bicho y al stress hídrico. El maíz es un alimento estratégico puesto que con el sorgo y la torta/harina de soya sirve como proteína vegetal para producir pollo, huevo, leche, queso, carne de res y cerdo que comemos sin ningún daño a la salud pese a que la soya es transgénica y ni qué decir del aceite para nuestras ricas ensaladas y frituras.

Usar la biotecnología en sus diversas facetas -no solo transgénesis- es parte de la solución para satisfacer la creciente demanda de alimentos. Si para el 2050 tendremos más de 9.000 millones de bocas por alimentar ¿se imagina tener un cultivo por familia? ¡No quedaría bosque en pie ni alcanzaría el agua!

Pero de eso no hablan los detractores de los alimentos genéticamente mejorados. No dicen que nadie murió por consumir alimentos transgénicos en 20 años y -menos- que muchos sí murieron por comer productos orgánicos o ecológicos que, pese a ser caros, en algunas ocasiones están contaminados con elementos patógenos; tampoco dicen que los alimentos normales se fumigan con “cocteles” de plaguicidas, eso no dicen, por tanto, obran con engaño…

¿Agricultura familiar vs transgénica? ¡Para nada! El huerto familiar, el minifundio y surcofundio pueden coexistir con la “agricultura de precisión” de alta tecnología. Quien quiera ser pobre, puede optar por lo primero…

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AGRICULTURA FAMILIAR

Katherine Fernández

La agricultura familiar llegó a ser obsoleta, hoy es vital

Los alimentos naturales llegan a nuestra mesa gracias a la agricultura en la que viven, sienten, crecen y se recrean madre, padre, hijas, hijos, abuelas, abuelos y tíos, muy a pesar de la industria con cualquiera de sus sistemas automatizadores de los procesos de vida que aplastan y eliminan exuberantes relaciones reproductivas de reciprocidad y armonía entre seres vivos.

Las niñas y niños del campo, crecen tocando la tierra, la planta, el fruto y se mojan en la lluvia o se queman en el sol, se enfrían en la escarcha o se envuelven de viento, ahí en la espalda de su madre mientras ella arrea, surca, siembra, riega y cosecha.
 
Por algún tiempo la alimentación procedente de la agricultura familiar había pasado a ser subestimada porque la industria pretendió ofrecerlo todo, pero la tierra siempre retuvo las raíces de generaciones de agrofamilias, que llevan consigo su cultura donde vayan.

Así como la cadena alimentaria es fundamentalmente regenerativa donde las especies se alimentan y realimentan, la modernidad ha desarrollado una cadena degenerativa de la especie humana, con alimentación insostenible para el cuerpo y para el planeta.   Por eso ahora la misión de salvar a los enfermos de alimentación moderna industrial, es de quienes poseen el poder de la agricultura tradicional heredada de sus familias como forma de vida. Para esto primero debemos desintoxicarla, lo que quiere decir retomar la ciencia ancestral. Actualmente, en el afán de querer competir en mercados internos o externos, los campesinos utilizan plaguicidas, abonos y fertilizantes industriales, quedando así alineados a la misma perversidad con que trata la agroindustria a la naturaleza.  En Bolivia el comercio de agroquímicos en la agricultura familiar se ha incrementado en relación con la exigencia creciente de volúmenes de producción del mercado interno, combinada con los efectos del cambio climático que han disminuido la disponibilidad de agua o están provocando desastres como heladas, granizadas, mazamorras, inundaciones e incendios dependiendo la zona. Por lo tanto la cantidad de familias que se mantienen cultivando en el sistema tradicional ha disminuido considerablemente.

Las formas de producción agrícola tradicional son llamadas ecológicas e incluso han llegado a ser parte de la oferta turística en algunos países, siendo mejor conocida como agroecología, se ha convertido en la estrategia que podrían impulsar los gobiernos si quisieran realmente salvar a la gente de la alimentación moderna industrial. La inversión en cultivos agroecológicos será más grande, mientras más avance la crisis climática, así como el acceso a alimentación de calidad está quedando cada vez más restringido a quienes pueden pagarla.

Toda la producción orgánica que existe en Bolivia corresponde a familias campesinas o indígenas y es denominada pequeña que, según el Viceministerio de Desarrollo Rural, cubre el 94% de las 775.000 unidades productivas, donde no está claro si una unidad corresponde a una familia, pero aún así es una cifra muy distante de las 6.500 familias agricultoras que recibieron certificación del Consejo Nacional de Producción Ecológica – CNAPE.

Para que una familia agricultora sea productora ecológica, se necesita que los consumidores prefieran alimentación agrofamiliar, así se haría masivo un bioconsumo, que podría lograr una correlación estable con la bioproducción para que forme una barrera de protección frente a la alimentación industrial.

Pertenecer a una familia agricultora hoy es muy difícil si no existe el contrapeso adecuado con las familias consumidoras, la responsabilidad alimentaria es de ambas partes.

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