Opinion

BENITA PARI NO ERA PERIODISTA
A quien corresponda
Jenny Ybarnegaray Ortiz
Martes, 5 Noviembre, 2013 - 18:33

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Hace dos semanas, Benita Pari fue asesinada de forma brutal. Quienes acudieron a la morgue para hacer el reconocimiento de su cuerpo testimoniaron la magnitud de la brutalidad de este asesinato. Considero innecesario e irrespetuoso aportar al morbo con más detalles de los publicados en la prensa, pero lo cierto es que las señas que dejaron en su cuerpo dan cuenta de un atroz crimen de odio.

¿Odio de quién? ¿Por qué? Las noticias dan cuenta de que esta mujer comenzaba a destacarse como lideresa del MSM, partido que hasta hace poco más de tres años era aliado del MAS y hoy ha pasado –a juicio de sus ex-aliados– a las filas de la “derecha”. ¿Fue su militancia política la que generó tanto odio? ¿Fueron otros motivos? Yo no lo sé, pero, a juzgar por el tratamiento mediático de este asesinato, lo que me queda claro es que Benita Pari no era periodista, definitivamente.

Al parecer, la prensa no pone igual interés en casos de violencia extrema cuando no se trata de personas allegadas a su gremio. Tengo fresca en la memoria la muerte de HanalyHuaycho, la periodista de PAT que también fue brutalmente asesinada a principios de este año. En ese caso, el asesino estuvo nítidamente identificado desde el primer momento, fue el esposo, un miembro de la policía nacional cuyo supuesto cadáver “apareció suicidado” en un rincón de los Yungas de La Paz. Esa sí fue noticia de primera plana en varios medios y en repetidas ocasiones. En cambio, el asesinato de Benita sólo ha merecido notas marginales. ¿Es que acaso esta muerte resulta menos “destacable”?

Lo que quiero poner en evidencia es que los crímenes contra las mujeres, sea que fuesen motivados por odio de género (por el hecho de ser mujeres) o por cualquier otro motivo, merecen igual atención de la opinión pública y particularmente de los medios de comunicación, porque todos estos crímenes están dando cuenta del inaudito nivel de violencia al que podemos estar sometidas las mujeres.

Estos casos, tomados de uno en uno y de manera aislada, podrían parecer “casos particulares”, al igual que otros asesinatos de hombres que también se registran en la prensa. Sin embargo, la alta frecuencia de los mismos debería ser motivo de preocupación de la sociedad en su conjunto.

Un solo medio que yo conozca, el Observatorio “Manuela” del CIDEM, realiza un seguimiento minucioso de estos casos. Su directora, Mary Marca, informó a la Agencia Boliviana de Información que dicho observatorio registró que “cada tres días una mujer muere a causa de violencia en Bolivia, ya sea por inseguridad ciudadana o feminicidio… Estas cifras son preocupantes… De enero a octubre, el observatorio registró 125 mujeres asesinadas; 82 feminicidios y 43 crímenes por inseguridad ciudadana y otros motivos… A diferencia de 2012, la violencia contra las féminas creció en 10 por ciento y denunció que, en muchos casos, la actuación de la justicia permite que los violadores y asesinos de mujeres salgan libres antes de ser sancionados”1.

Ese es precisamente el contexto en el que hay que colocar el asesinato de Benita Pari, no es un caso aislado, no es un crimen más para ser colocado en las crónicas “rojas”, se trata del asesinato de una mujer que empezaba a destacarse como lideresa de una organización política. ¿Cuál es el mensaje que deja(n) su(s) asesino(s) en ese cuerpo destrozado? ¿Es acaso una advertencia para que las mujeres se cuiden de participar en el reino de  los hombres, en el espacio público?

Quién sabe, hasta que no se esclarezca este crimen, no lo sabremos; por eso mismo, considero que la prensa nacional debería realizar un estrecho seguimiento a las investigaciones en torno al mismo porque, al parecer, la justicia no se mueve con celeridad si no es bajo presión de los medios de comunicación.

1. Ref.: http://www.cidem.org.bo/index.php/cidem/cidem-medios/313-cidem-cada-3-d%C3%ADas-muere-una-mujer-por-violencia.html