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El futuro se forja desde el presente. Por eso, aquí y ahora es tiempo de desempolvar nuestras mezquindades y miserias humanas, obstáculos que impiden mirar el destino de un pueblo que espera ansioso sentir un faro que iluminelas certidumbres mínimas que necesitamos para el porvenir.
Primero, debemos superar nuestros obstáculos mentales y transformarlos en nuevos patrones culturales que contenga valores principistas, como la solidaridad, la no violencia, compasión, felicidad, participación, honestidad, y sobre todo conceder valor al bien común.
Cierto que avanzamos en muchos aspectos. Según una encuesta publicada por el colectivo Compromiso con Tarija, señala datos esclarecedores y alentadores sobre algunos indicadores que miden condiciones básicas para tener calidad de vida en la ciudad. Entre lo más relevante: 93% cuenta con iluminación en las calles, 88% cuenta con recolección de basura, 87% con transporte público cercano a sus domicilios, el 85% con calle asfaltada, adoquines o empedrado, 95% de las familias poseen electricidad y agua potable y 85% con red de saneamiento básico. Si estas cifras se corroboran, estamos ante una expectativa positiva de ciudad.
Sin embargo, aún tenemos deudas pendientes con la gente, como seguir luchando para erradicar la extrema pobreza, sobre todo en áreas rurales, prevenir la deserción escolar, equilibrar las oportunidades de género, ampliar las posibilidades de trabajo formal, acceso digno a la vivienda, atención con calidad y oportunidad en salud, créditos productivos y, ante todo, pasar de una mentalidad rentista al del conocimiento.
Ante este contexto dulce y amargo, lo importante sería ocuparnos del futuro debatiendo, reflexionando y proponiendo acciones a largo plazo que nos conduzcan a avanzar 50 años adelante. Además, tenemos un motivo muy justificado para hacerlo, como es la celebración de los 200 años de la épica batalla de la Tablada (1817 – 2017).
Por este motivo, cabría iniciar una serie de encuentros multidisciplinarios que apuntalen a construir 25 ideas fuerza para que se conviertan en el motor del futuro, con el apoyo de la ciudadanía, sector público y privado, medios de prensa, universidades y organizaciones civiles, es decir el conjunto institucional del departamento de Tarija. En definitiva, un modelo tarijeño de futuro que trascienda las generaciones.
Tal vez, sea el momento de pensar nuestro tiempo, lo que somos y lo que queremos llegar a ser, mediante la participación de personalidades expertas en temas estratégicos, quienes podrían exponer con reflexión y plantear los mecanismo correspondientes que permitan demostrar y desarrollar una teoría para salvar a Tarija más allá del gas.
Claro, los sueños deben ser compartidos en un mismo sentido, ya que nunca una golondrina hace verano, como dice el diccionario popular del mundo, para ello, sería interesante demandar la necesidad de estos escenarios a la ciudadanía y a quienes detentan el poder de turno para que converjan e inicien un ciclo de foros con una mirada estratégica.
Entre los temas por plantear proponemos: ¿cómo hacemos de Tarija una ciudad más humana?, ¿cómo sintonizamos la planificación nacional, departamental y municipal?, ¿cómo revitalizamos el territorio con desarrollo económico local?, ¿cómo desconcentramos los servicios?, ¿cómo armonizamos entre el desarrollo económico y humano?, ¿cómo definimos nuestra integración caminera y cultural?, ¿cómo apoyamos el aparato productivo?, ¿cómo brindamos seguridad ciudadana?, ¿cómo hacemos para recuperar nuestra identidad en un entorno intercultural?, ¿cómo abordamos la preservación de nuestro medio ambiente?, y por último ¿cómo ofertamos una salud digna para todos y todas?.
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