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El Banco Central de Bolivia invirtió 191 millones de USD en letras del tesoro de El Salvador, entre el 07 y 14 de diciembre de 2016; por lo cual, surge el siguiente cuestionamiento: ¿a quién se le prestó el dinero?
Se le prestó a un país con una tasa de crecimiento en la actividad económica en torno al 2% anual (El Salvador); con finanzas públicas deterioradas: déficit fiscal a lo largo del tiempo y una tendencia creciente en su endeudamiento público. Así por ejemplo, la deuda pública en el 2000 representó el 26% del Producto Interno Bruto (PIB); mientras que el 2016 alcanzó el 60% del PIB, con expectativa de prolongación de expansión al 2021 (WEO, 2017).
En los últimos cinco años, El Salvador se viene endeudando alrededor de 1150 millones de dólares por año para cubrir su déficit. El mecanismo de financiamiento de El Salvador, se orienta en la captación internacional de fondos para cumplir con sus acreedores de corto plazo, también llamada deuda ‘bola de nieves’ o esquema de nuevos financiamientos para pagar sus deudas antiguas.
Por otra parte, El Banco Central y las entidades financieras cuentan con una política de inversiones, donde el análisis parte de una calificación de riesgo, condiciones de plazos y rentabilidad inmersa. En tal sentido, la calificación de riesgo de El Salvador (B3), se interpreta como inversión especulativa, con valoración no apta para la realización de inversiones financieras, con probabilidad de pérdida parcial o total de capitales e interés, así como modificaciones en los plazos pactados, sensibles al deterioro económico del país emisor (El Salvador).
En Bolivia, el sector público también presenta déficit, el sector externo se encuentra en cifras negativas, las reservas internacionales tienden a la baja y el endeudamiento público se incrementa. Si se comparara al sector público financiero (incluyendo Banco Central de Bolivia) con un individuo en contexto de déficit y endeudamiento creciente; sería inconveniente asumir un rol de prestamista, cuando en realidad es deudor neto del resto del mundo, más aún en condiciones desventajosas. La orientación en la política de inversión del Banco Central debe direccionarse hacia inversiones con alta probabilidad de liquidez o de riesgos bajos.
***Ph.D. en Economía, [email protected]
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