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El 21 de septiembre, es un día súper especial en nuestro país. Casi siempre se ha celebrado como el día del estudiante, o el día del amor, y finalmente el inicio de la primavera. Ciertamente todas estas celebraciones, no cambiarán. Pero hoy pensando en este día quiero concentrarse, en otra celebración novedosa, no muy celebrada, como es el “Día Internacional de la Paz”, que el 2001, lo declara la Asamblea General de las Naciones Unidas. El objetivo era para conmemorar y fortalecer los ideales de paz en cada nación como para que cada año se observara un día de cesación del fuego y de no violencia.
Con este motivo la fundación UNIR, conjuntamente otras instituciones ha creado un comité impulsor. Al mismo tiempo han elaborado un subsidio muy rico en su contenido, titulado: “Paso a paso todos podemos hacer Paz”, que refleja el símbolo muy llamativo, un cuervo mensajero de la paz.
Pero qué podemos entender por cultura de paz. Tal vez lo primero que debemos entender es, que Cultura es algo que está con nosotros, lo que adoptamos tantos saberes, creencias, comportamientos, e inclusive la forma de construir las relaciones. Todos tenemos una cultura. Pero cuando estamos hablando de una cultura de paz, estamos incorporando otro elemento más a nuestro diario vivir. Estamos incorporando a nuestro saber personal y en la sociedad, el valor de la paz; un valor, un comportamiento, una actitud que fortalece a la persona humana, en su ser y en su misma dignidad.
Pensar en una cultura de paz, es pensar en adquirir un valor y se haga parte de nosotros. Es decir, ser una persona que portará en su ser y en sus actitudes la paz. Ser una persona de paz, será la persona que rechaza la violencia, la injusticia, la exclusión. Es la persona que motiva a llevar en nuestra vida otros valores como la libertad, diálogo, el respeto al otro, la aceptación a las diferencias. En sí, nos crea la necesidad de sabernos más tolerantes, frente a creencias, nacionalidades e identidades.
No podemos ignorar que en nuestro análisis de la realidad existe mucha violencia, intolerancias, rechazo al otro, cerrazón al pensar diferente. A veces sentimos, que en nuestras estructuras sociales, es muy difícil de vivir una paz duradera. Tal vez porque muchas de las realidades de violencia están ancladas en las mismas condiciones de vida; extrema pobreza, injusta distribución de las riquezas, amenazas de guerra, intereses sociales, etc. Por esa razón lo primero que experimentamos es el conflicto, el enfrentamiento. Las relaciones, inclusive están llegando a un límite de intolerancia. Poco a poco van impidiendo un diálogo abierto, sincero y que logre una solución con resultados, que traigan satisfacción y no resignación.
Todos los que conocemos a Jesús de Nazaret tenemos a él cómo nuestro modelo. Vivir la cultura de paz, será posible solo viviendo una inversión de valores. Jesús era y es para nosotros un mensajero de la paz. Que frente a la violencia se enfrente dejando que “PARE” la violencia. Por eso nos dice: “Si alguien te golpea en la mejilla izquierda, ofrécela también la otra mejilla”. Así frenas la violencia. Las bienaventuranzas nos dice: “Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios”. Por lo tanto no es suficiente creer en Jesús, sino es necesario comprometerse y trabajar por la paz. Hoy estamos desafiados y llamados, vivir la cultura de paz, como nos dice Isaías: “Qué hermosos son sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz, del que trae las buenas noticias de gozo, del que anuncia la salvación”.
Que este día sea la oportunidad de decirnos, que somos constructores de una cultura de paz en nuestra sociedad y en nuestra vida. Para ello debo de ser una persona capaz de dialogar; capaz de resolver los conflictos, cediendo algo; capaz de pensar en el otro buscando consensos; capaz de lograr una paz duradera.
Al final, la cultura de paz no es la tranquilidad, es la construcción de valores en la misma persona, para que vivir una sociedad justa, solidaria y propositiva.
Guillermo Siles Paz es misionero Oblato y comunicador social
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