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Alteños “enamorados” de Evo, pero no de Patana


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Sábado, 8 Marzo, 2014 - 15:24

Al cumplirse el vigésimo noveno aniversario de El Alto, un grupo de alteños, ex dirigentes y vecinos, consultados por ERBOL, considera que su ciudad sigue bajo la influencia de la “evomanía”, aunque guarda distancia con la gestión municipal del alcalde Edgar Patana. Manuel Quilla, estudiante de la Universidad Pública de El Alto (UPEA), Lucas Yucra y Víctor Hugo Galarreta, ambos ex dirigentes de la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) y Rosario de la Cruz del colectivo “Octubre”, conversaron sobre su ciudad en el programa “Tejiendo Bolivia”, que se emite cada sábado por la mañana.

Los cuatro entrevistados coincidieron en afirmar que El Alto continúa “enamorada” de Evo Morales, y que podría ratificarlo en las próximas elecciones presidenciales, sin embargo dudaron si pasará algo similar con el actual burgomaestre Patana.

Yucra señaló que antes las organizaciones sociales, como la Federación de Fabriles, lograban formar política e ideológicamente a sus dirigentes, pero que ahora eso no sucede. Ello ha llevado a que los distintos sectores se dividan y sean presas fáciles de los gobernantes.  Dio como ejemplo a la Federación de Padres de Familia de esa ciudad. Yucra recordó que antes de la llegada al poder del MAS, funcionaba la Asamblea de Alteñidad, entidad que logró poner en pie la UPEA a la cabeza del periodista Julio Mamani. Lamentablemente, dijo, esa institución ha desparecido para dar paso a la Coordinadora Reginal por el Cambio (Coralcam), que sirve a los intereses del Estado.

Sobre el particular, Galarreta añadió que el estatuto de la Fejuve, de cuya redacción participó, plantea que está prohibido cualquier patrocinio político partidario para los dirigentes y que el 50% de las dirigencias debe estar ocupado por mujeres. Aunque el estatuto no ha sido modificado, tampoco se cumple a cabalidad. De hecho, la primera mujer que llegó a dirigir la Fejuve, fue destituida sin seguir los procedimientos establecidos. Cuando se aprobó el estatuto, las organizaciones vecinales se plantearon el “civismo constructor”, una idea de participación social sin intermediación partidaria. Galarreta planteó recuperar ese postulado, porque actualmente quien quiere participar en la vida pública, está obligado a comprometerse con una sigla partidaria, que restringe la canalización de los intereses genuinos de los pobladores.

Otro de los elementos que ha frenado el ejercicio de una democracia plena en El Alto ha sido la cantidad de promesas que han hecho las autoridades. Víctor Hugo Galarreta recordó que el 28 febrero 2012, el alcalde Edgar Patana ofreció invertir 64 millones de dólares en la modernización de la urbe. Esas ilusiones van frenando la capacidad de reclamo y protesta.

Rosario de la Cruz, que tenía solo diez años cuando el empuje de El Alto derrocó a Sánchez de Lozada, coincidió en señalar que no es bueno que su ciudad se “enamore” de un líder. “Esta es la ciudad donde la rabia se vuelve acción y la acción, revolución”, planteó la joven. Al respecto, la idea es que las acciones traducidas en incidencia hagan cambio, sin tener que esperar que sea el Estado o un partido el que decida las cosas. Manuel Quilla y Rosario de la Cruz coincidieron en decir que para que El Alto desarrolle su autonomía plena y no dependa de otros factores, es importante que las organizaciones sociales se terminen de democratizar e incluyan a los jóvenes y a las mujeres.  Víctor Hugo Galarreta coincidió con ellos recordando que hay dirigentes vitalicios como Braulio Rocha de los gremiales, lo cual no permite que surjan nuevos liderazgos que renueven las conductas colectivas.

“Nos hemos enamorado del Evo cuando era dirigente, cuando era un tipo humilde, y votamos por él, pensando… este hombre es sufrido como nosotros, sabe lo que es el hambre, este lo va a hacer bien. Pero este Evo ya no nos gusta, porque para todo hay que pedirle permiso, esa sensibilidad del principio la ha perdido. Es que tiene asesores que le dicen que tiene que tener la última palabra”, opinó Galarreta. Para el ex dirigente, el paso clave que hay que dar en su ciudad es construir la zona industrial, atrayendo capitales y tecnología para que El Alto dé empleo a sus habitantes. 

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