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En la comunidad Llapallapani del pueblo Uru del desaparecido lago Poopó del departamento de Oruro, los originarios pasaron de ser pescadores a hacer adobes para subsistir, informó a Erbol el corregidor de esa población, Adrián Quispe.
“Nosotros nos estamos dedicando a hacer trabajos eventuales, hacemos adobes, otros trabajan al día como albañiles y a otras actividades también se dedican porque ya no hay lago, antes pues pescábamos pejerrey ahora no hay nada todo se ha muerto: los peces, las aves, las plantas, el lago se ha muerto”, declaró el dirigente originario.
Cada adobe se vende a un boliviano en la feria de Huari. Quispe dijo que llegan a hacer hasta mil adobes, sin embargo, no todo se comercializa y lo poco que se gana -entre 10 a 50 bolivianos- es para sustentar a sus familias.
La situación para otras familias en Llapallapani se tornó más crítica desde este año porque tuvieron que dejar sus hogares, luego de que el lago se secó totalmente y la pesca mermó. El corregido reportó que cerca de 50 familias dejaron el lugar, que cuenta aproximadamente con 400 habitantes.
“Otros ya se están yendo buscando trabajo en Uyuni, en Tarija están migrando; unos 30 a 50 familias nos han dejado, nosotros éramos pescadores”, afirmó.
Tres comunidades
Tres comunidades del pueblo Uru se encontraban asentadas en proximidades del extinto lago Poopó: Villa Ñeque, Puñaca Santa María y Llapallapani. En éstas poblaciones al menos se contaba con aproximadamente mil habitantes, pero la gente empieza a despoblarlas por la falta de trabajo, señaló el Cota Mallku, Cemiano Valero.
La mayoría se dedicaba a la pesca de pejerrey, entre otras especies, desde que sus abuelos llegaron a esas tierras hace muchos años, como principal fuente de ingresos, pero el panorama empezó a cambiar desde 2013, cuando el lago empezó a descender.
No solo la elaboración de adobes se volvió hoy una fuente de ingreso para los urus, sino también el cultivo de quinua. Y los originarios plantean que el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) amplíe el saneamiento para que les entreguen tierras donde el lago se encontraba.
Valero dijo que ese año se denunció a las autoridades departamentales como nacionales de la contaminación minera y el desvío del rio Desaguadero que desembocaba en el lado Poopó, como principales factores de que éste se vaya secando.
Marcha
Los originarios del lago Poopó protagonizaron en 2013 una marcha desde sus poblaciones hasta la ciudad de La Paz, en su defensa y por un conflicto con sus vecinos aymaras a causa de un lío por límites territoriales.
Valero indicó que desde entonces las autoridades de la región no hicieron nada por salvar el Poopó, incluso que en 2014, tras la extraña muerte de miles de peces y aves, la Gobernación orureña emitió una declaratoria de desastre natural “para nada”.
“El año pasado se ha declarado zona de desastre en el lago Poopó, pero para el pueblo Uru no hubo nada favorable, no hubo ningún apoyo de parte de la Gobernación. Debía hacerse proyectos productivos y un sustento para las familias con un apoyo de alimentación de parte de Defensa Civil y eso no se ha cumplido ni eso ni ningún beneficio no hemos recibido hasta el momento”, aseveró.
“El lago ha desaparecido desde 2013, el lago todavía había desde esa manifestación (durante la marcha a La Paz), ahora en estos dos últimos dos años totalmente ha desaparecido, año pasado había, este año totalmente está seco”, lamentó la autoridad originaria.
Valero recordó que con la declaratoria de desastre natural se debía hacer un proyecto para salvar el Poopó; como el dragado con una empresa, que debía ser contratada por la Gobernación. Añadió que el actual gobernador, Víctor Hugo Vázquez, inicialmente no les creyó sobre las denuncias de este caso, hasta que hizo el sobrevuelo al lago “muerto” del Poopó.
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