PLURALISMO Y ESTADO DE DERECHO
By WNina on Lun, 27/03/2017 - 09:32Luis Tapia, filósofo y politólogo boliviano, describió el Estado de derecho como tiranía, a partir de la noción de clivajes, para analizar las estructuras de desigualdad que se reproducen en el nuevo (¿?) Estado Plurinacional de Bolivia; no está demás, decir y aclarar, que el pluralismo no es nada nuevo ni invento, ni descubrimiento de ningún sociólogo y/o ideólogo político iluminado. Pues, como dice la teóloga brasileña, Ibone Guevara: “Sabemos que no descubrimos ahora que somos plurales, porque siempre lo supimos. Ahora descubrimos simplemente que necesitamos tomar en serio este pluralismo y encontrar caminos para convivir a partir de él y con él en el presente”. Sin duda, en el presente de nuestro Estado como nación, esa oportunidad de tomarse en serio el pluralismo, ese pluralismo que la gente vive día a día, en más de diez años de gobierno se lo ha echado por la borda. Hablamos de toda una década y en ella de toda una generación, condenada al ostracismo y a la postración y la posibilidad de vivir dentro de un sano pluralismo. Para muchos, la oportunidad de convivencia, será como el mar para Bolivia, un amor imposible. Tuvimos la posibilidad de crear la conciencia de que estamos en una sociedad plural, y que parte de nuestra identidad es ser y sentirse parte de la pluralidad.
Y nos viene una pregunta, cuando algunos gustan de volver la mirada hacia el pasado, para condenarlo, porque los otros, los diferentes eran de tal o cual posición ideológica, por tanto condenarlos ¿Acaso los neoliberales no eran plurales o no sabían que lo eran? Por supuesto que estaban conscientes de serlo. Para el Estado neoliberal o el liberalismo, la pluralidad se reducía a la ley del más fuerte, porque el más poderoso, entiéndase el empresario, el terrateniente, el hacendado, el industrial minero y demás, reglamentaba las leyes para someter e imponer su fuerza y su forma de pensar al otro, al débil, al menos poderoso económica y políticamente. Así lo plural, se presentaba en la figura o el grupo, que era capaz de cohesionar al resto por medio de la fuerza o el control social, legitimando de este modo la idea de un ser supremo y superior o de un grupo por encima de otros.
Hoy, dentro del Estado Plurinacional, la bandera de lucha de los actuales patriarcas del socialismo del siglo XXI –o como dice Vargas Llosa, los populismos– la pluralidad esta, igual que en el pasado en manos de un grupo privilegiado, que impone su ideología, su dosel sagrado, bajo la estampa del Estado de derecho. Ese grupo encabezado por los líderes del partido y sus facciones, igual que los neoliberales, creen poseer la verdad, una verdad única que excluye y destruye al diferente. El Estado Plurinacional, se ha reducido a la tiranía de un grupo selecto, en este caso los cocaleros y grupos afines.
No hemos avanzado un ápice siquiera, cuando se tenía la oportunidad de hacerlo, para poder encontrar un lugar de convivencia dentro de la pluralidad. Somos plurales, eso no es nada nuevo y más, siempre lo fuimos. Pero, no hemos sabido convivir dentro de ese marco. Por esa razón, el pluralismo no es un problema, sino, el mismo radica en cómo encontramos un punto de equilibrio que nos permita vivir ese pluralismo, para poder hacer una sociedad donde todos puedan caber. La crisis sobre la que se debate el actual Estado Plurinacional, además de la burocracia, las élites, el tráfico de influencias, etc, es una crisis generalizada de convivencia en la pluralidad. Esta crisis ha afectado de manera incisiva en la manera de definir nuestra identidad, por tanto, el reconocimiento de la pluralidad. Ser plurales no significa constituir un grupo hegemónico, que dicte las coordenadas para el resto, ni mucho menos es imponer su forma de pensar, por medio del poder político, ni mucho menos los intereses sectarios y mezquinos de grupo.
La pluralidad es la posibilidad de convivir en la diferencia y en un Estado de derecho, capaz de reconocer y hacer posible, los derechos de todos.
Iván Castro Aruzamen
Teólogo y filósofo