Gobierno

Política
Serán recibidos en frontera por sus familiares para luego viajar a La Paz a reunirse con el presidente Evo Morales.
Política
El proyecto de Decreto Supremo, al que tuvo acceso ERBOL, señala en su artículo primero: “Se autoriza al Ministerio de Economía y Finanzas Públicas efectuar la transferencia de recursos del Tesoro General de la Nación por un monto de US$49.834".

CON MÁS, CON MÁS, CON MÁS…

Iván Castro Aruzamen

La experiencia nos enseña. La realidad nos muestra. Aunque a veces tendemos a  considerar que las extravagancias son solo una cualidad de la metáfora (Paul Ricoeur) o expresión propia de lo metafórico, es decir, de aquello que no sucede en nuestra cotidianidad; pues, no. En el día a día del ser humano ocurren cosas extravagantes y más. Por ejemplo, el que mata a un ser humano, viola, extorsiona o se enriquece ilícitamente, sin ningún tipo de resquemor; hasta nada más el que le falta el respeto a otro ser humano del modo que sea, sin duda, en el fondo, no es más que la expresión de la tendencia humana a despreciar, humillar, someter y ofender del modo que sea a quien se le considera inferior. Por esa razón, el ser humano se aferra al poder, así sea éste político, económico, social, religioso o del tipo que sea de poder; no voy a negar la dimensión específicamente humana y necesaria de la acción política, pero, junto al poder religioso, han sido los que más dolor han causado a la humanidad en todos los tiempos. Y a quienes se encumbran o escudan en estos poderes poco les importa la vida de la gente o la dignidad del ser humano.

Los enemigos de la vida están donde menos lo esperamos. En definitiva, son aquellos que se creen con más poder y todo lo demás. Entonces, no es una simple casualidad encontrarse con personas que se consideran con más derechos, con más poder, con más autoridad, con más dignidad, con más fuerza, con más humanidad, con más honor, con más grandeza, porque sencillamente quieren ser los primeros o los más grandes; en este sentido, bajo estas pretensiones se produce inevitablemente, una agresión irracional, bestial, contra la vida de los demás y, por lo general, de aquellos que se encuentran indefensos, desprotegidos, los de abajo, los del margen de las estructuras injustas, en suma, los más pobres y víctimas del dolor humano. Esta agresión, de por sí, divide a las personas en dos categorías: por un  lado, los puros e intachables que se consideran con más, con más y más de todo; y por otro, están los contaminados e impuros, a quienes se les considera los menos, menos y menos de todo; es decir, menos derechos, dignidad, poder y un largo etcétera, o como diría, Eduardo Galeano, los nadies.

Pues bien, aún a pesar de estos actos de enemistad y de odio, no falta quien sostenga que la política es una actividad digna; por el momento, sin embargo, la política ha sido secuestrada por la lógica del con más, con más, con más de todo. Los preceptos de una política como actividad que sirva para una sana convivencia humana en la que se respete la vida, no solo es urgente sino necesaria para devolverle la dignidad a la política; y una política para la vida debe tener unos preceptos que sirvan para mitigar el sufrimiento humano; no obstante, los políticos de hoy, no solo fruncen el ceño ante el tremendo dolor ajeno sino que viven al margen de los más necesitados; por eso no podemos menos que gritar que la política hoy por hoy ha dejado de tener sentido y no sirve más que para ser hollada y pisoteada por los hombres igual que la sal que ya no da sabor a la comida.

No podemos callar y asistir perplejos ante una política del con mas que está haciendo estragos en nuestra sociedad. A estas alturas de nuestra historia y en tiempos de pluralismo, es necesaria una política que vehicule y gestione hechos de la más profunda humanidad, pues, es el único camino para hacer del ser humano, verdaderamente, humano.

Pues quien se humaniza tiene la posibilidad de relacionarse con los demás sean quienes sean, a través y con los sentimientos; por tanto, toda relación con el otro se transforma en una relación de respeto y tolerancia, único sostén capaz de sedimentar una convivencia fraterna entre seres humanos. En cambio, esa perversa lógica de la política actual, el con más, con más, con más de todo, necesariamente, conduce a relaciones asimétricas basadas en el poder, atentando contra la dignidad más honda del ser humano, la vida.

 

Iván Castro Aruzamen

 

Teólogo y filósofo

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Social
“Está en peligro el sindicalismo porque el Gobierno está haciendo una injerencia sindical en nuestro país”, aseveró el ejecutivo de la COB desde Suiza.
Economía
El vocal Costas dijo que las elecciones están garantizadas para el 22 de octubre y lo que falta de definir es hasta cuándo estará abierto el registro masivo de electores.
Economía
Presidente Morales explicó que Seysa cobraba 1.33 bolivianos por Kilowatt/hora, ahora Ende cobrará 0.74 centavos de bolivianos por kw/hora como está en todo Bolivia.

LA IDEALIZACIÓN DE LA IZQUIERDA RADICAL

Iván Castro Aruzamen

¿Por qué la izquierda radical, y sobre todo, la idealizada es un peligro social? En primer lugar, porque una izquierda así, sustenta su modo de actuar políticamente, en la razón analítica. Y toda razón analítica, no es otra cosa que la búsqueda de justificación de todo lo justificable. En palabras de Karl Popper: «dar explicación satisfactoria de todo aquello que nos parece preciso una explicación». No cabe en este tipo de racionalidad la pregunta sobre el porqué de las cosas, ni lo que son y para qué son las cosas.

Si bien la década de los 60 y 70 del siglo XX fueron años de una profunda conciencia de cambio y transformación, al final, sucumbió dicho espíritu, debido al fracaso de la izquierda idealizada, exaltada, al punto de haber sido endiosada. Para nosotros, ya quedan lejos, esos años de fecundidad revolucionaria, en la que se formó toda una generación optimista. Atrás quedó el mayo 68, cuando se creía que finalmente la revolución era posible; o tan lejos están ya, los años del Papa Juan XXIII y el Concilio Vaticano II, Medellín y la teología de la liberación. Así como los movimientos contraculturales de la lucha por los derechos de los negros llevada adelante por Martín Luter King o los miles de asesinados en Latinoamérica, porque murieron convencidos que sí era posible una revolución que transformaría la sociedad en un lugar donde todos pudieran caber. Es más los revolucionarios de esa izquierda idealizada creían que la esperanza estaba a la vuelta de la esquina.

Pero, para quienes leímos a principios de los años 90, El archipiélago Goulag de Alexander Soljenitsyne, editado en Francia en 1974, pronto nos asaltó la desilusión; una gran desilusión, porque era inimaginable los horrores que se habían cometido bajo el terror estalinista. Por eso, ya no nos creímos el cuento cuando una nueva izquierda idealizada, alzó la bandera de la revolución cultural. Volvió a la memoria, todos los crímenes de Mao-Tsé-Tung; en nombre de una revolución cultural en la China se cometió un genocidio. Tras los datos de que más de cuarenta millones de personas fueron asesinadas en nombre de esa revolución, ya no había espacio para ninguna revolución posible. Ese ciclo de la izquierda idealizada se cerró con el fracaso en Camboya, Nicaragua y el Salvador. Todas esas revoluciones fueron un rotundo fracaso. El día que se derrumbó el muro de Berlín, aquellos que en la provincia, en el margen del país, habíamos leído el diario del Che y visto en VHS, una y otra vez, noche tras noche, la idealización del guerrillero más fraudulento de Latinoamérica, comprendimos que la herencia revolucionaria de las décadas precedentes, por muchas otras razones, era imposible. La ciudad, los perros, los pobres, la miseria urbana, nos despertó de la mentira revolucionaria. Y en mi caso, no pudo ser más pertinente la filosofía, la teología y la literatura.

No cabe duda, que a principios del siglo XXI, la izquierda idealizada, entró otra vez en la escena política, pero llevaba todas las de caer igual que los idealistas del siglo pasado. ¿Dónde reside el fracaso de la actual izquierda idealizada del siglo XXI? Pues, porque nunca se tomaron en serio la razón dialéctica, plural y dialógica, que los tiempos que corren nos exige. Los actuales hombres de izquierda, no son más que fariseos, observantes e intachables, que acusan de fracasados a los liberales de los 80 y 90. Pero, lo más escandaloso es que, la izquierda ha sustituido la liberación con la idealización espectacular de verse a sí mismos como el presente liberador de los pobres, aunque, la corrupción política y económica, es su mejor carta de presentación.

Por esa razón, la caída de Caracas y el madurismo, no será otra cosa que la bancarrota del socialismo, y en otro hora fue en el muro de Berlín; así se confirmará la hipótesis de la imposibilidad revolucionaria; si bien habrá caído el espíritu revolucionario, por culpa de la nueva izquierda idealizada, pero el camino hacia la era del vacío y el regreso del idealismo liberal inhumano, estará expedito una vez MÁS.

 

Iván Castro Aruzamen

Teólogo y filósofo

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CONVICCIÓN Y FUNDAMENTALISMO

Iván Castro Aruzamen

«Todo el que camina por la historia exhibiendo absolutos deja un mal recuerdo», escribió hace unos años, el teólogo y filósofo, Manuel Fraijó. Nada más cierto con algunos de nuestros políticos de los últimos decenios. Hugo Chávez, exhibió el absoluto del socialismo del siglo XXI –cuando ni siquiera hemos arribado al primer cuarto de siglo, de tal socialismo no quedan sino cenizas– y no vivió lo suficiente para contarlo; Fidel Castro, el líder de la revolución cubana, hizo de profeta de un magro paraíso terrenal y se pasó los últimos años, sumido en la demencia senil; Ignacio Lula y Dilma Rusef, hincharon el pecho con una economía emergente del brazo de los trabajadores, a la par de las grandes potencias, mientras la corrupción igual que una termita hizo polvo al Estado brasileño; Cristina Krisner, enjugó su boca con los pobres y los crotos argentinos, mientras la bancarrota del Estado hacia presa de las finanzas argentinas, para dejar un país sumido en una crisis social y económica, feroz; Evo Morales, se chantó un chullu y un poncho, y no fue capaz de encontrar al indio, que estaba ahí a su lado, y siguió desde un anticapitalismo desencajado, aferrado a la idea decimonónica del buen salvaje. Por supuesto, que estos absolutos, no pueden ser buenos recuerdos para un pueblo en busca del tiempo perdido.

No hay duda. Los primeros momentos del gobierno de Evo Morales, fue atrayente por un discurso incluyente frente al excluyente del neoliberalismo de los años 90; pero, algo pasó, y, poco a poco, se fue tornando en un régimen intolerante. El partido único empezó a prohibir de manera sistemática, la duda. Y cuando se llega a no tolerar la duda, la pregunta, fácilmente se desemboca en el fundamentalismo. Martín Heiddeger, habló de la «piedad de la pregunta». El ejercicio del poder, no solo está lleno de desajustes y fricciones y componendas, por lo que son necesarias, la duda y la pregunta, para devolverle su potencialidad transformadora, para que pueda ser poder humano y no otra cosa, o que los políticos lo ejerzan como si fuera un poder trascendente.

La convicción, no es otra cosa, que la manera cómo el hombre se aferra a una sola verdad, una verdad que acaba enajenando al hombre. Nietzsche, quizá por eso sentenciaba que «las convicciones son prisiones». Por esa razón, el hombre que cultiva y se agarra a sus convicciones, no solo tiene una visión miope y raquítica de la realidad, también es un sujeto corto de análisis, riguroso e inflexible. El convencido, en lugar de respetar la pluralidad, propende hacia el fanatismo. La lista de fanáticos es interminable, sobre todo en el actual gobierno del MAS. De ahí que el militante del partido de gobierno, no sobrepase de ser un pobre individuo alienado. Por ejemplo, encuentro a García Linera, igual que Robespierre, ni más ni menos, un epiléptico del concepto, que se encierra en la parca idea de salvar al mundo. Todo convencido, además, de dejar malos recuerdos, siempre acaba naufragando.

Así, el convencido masista, vea por donde se vea, es un individuo dependiente –hace y dice aquello que emana de su líder, de su minúsculo dios hecho verdad–; por tanto, son incapaces de mirar y actuar libremente; pues, por otro lado, su anemia de perspectiva amplia hace que pierda el plano de lo particular. Por el momento, la pasión y convicción del masista, es la seguridad que le brinda el poder político coyuntural. Esa convicción anémica y miope, que guía el movimiento social del masismo, también, es la fuente del aberrante fundamentalismo, tan evidente en la práctica discursiva del actual gobierno.

El país, no necesita convencidos ni fundamentalistas, sino un espíritu escéptico, que no se adhiera a nada ni nadie, porque las convicciones son signo de debilidad y la única forma de sostenerse es recurriendo al fanatismo, y de ahí al fundamentalismo, no dista mucho.

 

Iván Castro Aruzamen

 

Teólogo y filósofo

 

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CONVICCIÓN Y FUNDAMENTALISMO

Iván Castro Aruzamen

«Todo el que camina por la historia exhibiendo absolutos deja un mal recuerdo», escribió hace unos años, el teólogo y filósofo, Manuel Fraijó. Nada más cierto con algunos de nuestros políticos de los últimos decenios. Hugo Chávez, exhibió el absoluto del socialismo del siglo XXI –cuando ni siquiera hemos arribado al primer cuarto de siglo, de tal socialismo no quedan sino cenizas– y no vivió lo suficiente para contarlo; Fidel Castro, el líder de la revolución cubana, hizo de profeta de un magro paraíso terrenal y se pasó los últimos años, sumido en la demencia senil; Ignacio Lula y Dilma Rusef, hincharon el pecho con una economía emergente del brazo de los trabajadores, a la par de las grandes potencias, mientras la corrupción igual que una termita hizo polvo al Estado brasileño; Cristina Krisner, enjugó su boca con los pobres y los crotos argentinos, mientras la bancarrota del Estado hacia presa de las finanzas argentinas, para dejar un país sumido en una crisis social y económica, feroz; Evo Morales, se chantó un chullu y un poncho, y no fue capaz de encontrar al indio, que estaba ahí a su lado, y siguió desde un anticapitalismo desencajado, aferrado a la idea decimonónica del buen salvaje. Por supuesto, que estos absolutos, no pueden ser buenos recuerdos para un pueblo en busca del tiempo perdido.

No hay duda. Los primeros momentos del gobierno de Evo Morales, fue atrayente por un discurso incluyente frente al excluyente del neoliberalismo de los años 90; pero, algo pasó, y, poco a poco, se fue tornando en un régimen intolerante. El partido único empezó a prohibir de manera sistemática, la duda. Y cuando se llega a no tolerar la duda, la pregunta, fácilmente se desemboca en el fundamentalismo. Martín Heiddeger, habló de la «piedad de la pregunta». El ejercicio del poder, no solo está lleno de desajustes y fricciones y componendas, por lo que son necesarias, la duda y la pregunta, para devolverle su potencialidad transformadora, para que pueda ser poder humano y no otra cosa, o que los políticos lo ejerzan como si fuera un poder trascendente.

La convicción, no es otra cosa, que la manera cómo el hombre se aferra a una sola verdad, una verdad que acaba enajenando al hombre. Nietzsche, quizá por eso sentenciaba que «las convicciones son prisiones». Por esa razón, el hombre que cultiva y se agarra a sus convicciones, no solo tiene una visión miope y raquítica de la realidad, también es un sujeto corto de análisis, riguroso e inflexible. El convencido, en lugar de respetar la pluralidad, propende hacia el fanatismo. La lista de fanáticos es interminable, sobre todo en el actual gobierno del MAS. De ahí que el militante del partido de gobierno, no sobrepase de ser un pobre individuo alienado. Por ejemplo, encuentro a García Linera, igual que Robespierre, ni más ni menos, un epiléptico del concepto, que se encierra en la parca idea de salvar al mundo. Todo convencido, además, de dejar malos recuerdos, siempre acaba naufragando.

Así, el convencido masista, vea por donde se vea, es un individuo dependiente –hace y dice aquello que emana de su líder, de su minúsculo dios hecho verdad–; por tanto, son incapaces de mirar y actuar libremente; pues, por otro lado, su anemia de perspectiva amplia hace que pierda el plano de lo particular. Por el momento, la pasión y convicción del masista, es la seguridad que le brinda el poder político coyuntural. Esa convicción anémica y miope, que guía el movimiento social del masismo, también, es la fuente del aberrante fundamentalismo, tan evidente en la práctica discursiva del actual gobierno.

El país, no necesita convencidos ni fundamentalistas, sino un espíritu escéptico, que no se adhiera a nada ni nadie, porque las convicciones son signo de debilidad y la única forma de sostenerse es recurriendo al fanatismo, y de ahí al fundamentalismo, no dista mucho.

 

Iván Castro Aruzamen

 

Teólogo y filósofo

 

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Economía
Recuerda que el MNR lanzó el Fondo Social de Emergencia y el gobierno de Tuto Quiroga se creó el Plane, para arreglar calles y casas; hacer huecos y volverlos a tapar para generar movimiento en la economía.

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