Opinion

10 CLAVES PARA RECONOCER EL TOTALITARISMO
Tinku Verbal
Andrés Gómez Vela
Martes, 14 Enero, 2014 - 12:40

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El fascismo, el nazismo, el estalinismo desarrolló como estrategia para mantenerse en el poder, la imbecilización social. ¿Hay algún riesgo para que se repitan estas corrientes totalitarias en la presente era? Todo puede pasar, mejor prevenir. ¿Cómo reconocerlos para cuidar la democracia? He aquí 10 claves, con la ayuda de Manuel Ángel Vásquez  Medel y otros autores, para descubrirlos y evitarlos.

Verdad absoluta.- Nacen sobre mitos, revelaciones divinas o una visión impuesta. Sus cultores lo convierten en una creencia, blindándola de los hechos que lo pueden desmentir. Entonces, las personas que se sumaron racionalmente terminan siendo prosélitos y se ocupan de transformar la doxa en una religión que no admite desvíos, traiciones, disensiones, heterodoxias o herejías.   

Führer, Duce, jefe.- Es un emblema poderoso. Sus prosélitos lo erigen en un ser omnisciente, una reencarnación, una especie de epítome de las virtudes de los héroes más extraordinarios. Es un zahorí político, se embriaga con el olor del poder y quiere todo el poder. Representa la erótica y la necrótica del poder. Sus epígonos se preocupan de promover hacia a él vínculos eufóricos, relaciones intensas y excluyentes hacia el resto del mundo. No es un líder, es un “dios”, a quien todos los que quieren sobrevivir políticamente deben rendirle culto. No hay Constitución ni ley que lo detenga.

Propaganda.- Es una comunicación violenta que tiene como fin sustraer al individuo de su capacidad de razonar, argumentar, contraponer ideas y criterios. Divide el mundo en buenos y malos. No sólo usa medios de comunicación, sino símbolos, señales, vestimentas, banderas, estandartes, gestos, gritos, eslóganes, eventos, obras faraónicas. Aprovecha todo. Constituye fanáticos y fanáticas capaces de entregar a su padre, hijo, amigo, mentor, compañero o compañera por la causa.

Nuevo mundo.-El totalitario casi siempre rompe con el pasado. Todo lo anterior no existió, salvo el mito. No conoce la dialéctica. Busca lograr que el individuo rompa con su historia y asuma una nueva lógica o cosmovisión. Aquella verdad absoluta se anida en la mente del acólito de donde no debe salir por nada porque más allá está el abismo y la muerte.

Emoción, no razón.- Estos regímenes intervienen en la mente, sobre todo en las estructuras afectivas para arrebañar a las personas y evitar su contacto con el “mundo exterior” o con otras ideas “altamente peligrosas” para la sobrevivencia del “cambio”. A estas alturas, el prosélito no se fija en qué le dicen, sino en quién le dice: un comunista, derechista, judio o izquierdista. De este modo descalifica al mensajero sin escuchar un probable valioso mensaje.

Partido convertido en secta.- Es una organización vertical donde hay una sola voz que define todo y ordena a sus epígonos  a ponerse en movimiento (movimiento nacional, movimiento comunista, etc) hacia una meta o propósito: raza, patria, historia. Desde que toma el poder cambia principios por dogma y rinde culto a su “dios”.

Metástasis política.- Para el fascista o estalinista, el dogma de la secta debe ser como un cáncer que mina todo el tejido social hasta lograr que todos y todas tengan un solo pensamiento. Es un virus que debe “comerse” por las buenas o por las malas a todo aquel que intente mantener un pensamiento diferente.

Racista.- Privilegia en discurso a la “raza elegida”, el resto es anatemizado. No admite el mestizaje como proceso social natural. Sólo unos tienen cultura y otros no. Destila un odio que raya en el paroxismo contra el diferente alejado del rebaño.

Miedo.- El totalitarismo infunde miedo para que la cobardía de muchos alimente su poder y gobierne en nombre del pueblo hasta el fin de los tiempos.

Medios.- Fachos, nazis, estalinistas tienden a controlar los medios de comunicación democráticos por diversas vías porque su fin último es imponer el pensamiento único al servicio de su “dios”.

Si hueles o divisas algún régimen de este tipo en cualquier parte del mundo, no lo ignores ni huyas, por el bien de tus hijos, enfréntalo.