Opinion

(AUTO) TERTULIA DE FIN DE AÑO
Paralelo 21
Pablo Pizarro Guzmán
Viernes, 2 Enero, 2015 - 09:42

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Parece que es el momento de poner las barbas en remojo. De mirar al espejo e intentar observarnos hasta el tuétano. De recordar lo que fuimos y proyectar lo que se viene. De armar las piezas de un puzzle, donde, tal vez, no se encuentren las fichas claves.

Ya lo decía una columnista del periódico el País de Madrid, en uno de sus textos: “a fin de año, más que nunca, la vida no es la vida sino una patética declamación de buenas intenciones, una renovación del permiso de postergarlo todo, una fe idiota en que nunca será demasiado tarde para nada”.

Somos eso, un manojo de situaciones probabilísticas, un deber ser en constante promesa. Nos pasamos declamando: debería ir al sicólogo, debería viajar más y trabajar menos, debería compartir más con mis amigos, debería dejar el pucho y el vino. Debería enflaquecer. Debería convertirme al budismo. Debería compartir más con mi hijo. Debería hacer más deporte o cuidar mejor mi salud.

Pero, al fin de cuentas, los seres humanos, nos somos el resultado de balances contables, ni la suma y resta de ingresos y egresos, sino más bien un cúmulo de emociones en permanente ebullición y que en definitiva nunca cuajan con el 2+2.

Por eso mismo, nos hicieron creerque los humanos logramos controlarlo todo. Podría decirse que “hemos puesto el mundo a nuestros pies”. Alcanzamos a someter y transformar la naturaleza, el aire y el agua. Actualmente, con el vértigo de la tecnología potenciamos aún más esa sensación de poder.

Pero, a pesar de ello, existen vacíos humanos en este nuevo orden global que se han profundizadoy que en consecuencia no han sido resueltos. Y, me parece que tiene que ver, principalmente, con tres factores: la mercantilización de la vida, la violencia y la soledad. 

Estos elementos envolventes son un limitante que se imponen a la hora de elegir nuestra trayectoria vital. Imperativos sociales que impiden discernir de mejor manera nuestro sentido en la vida.

En este contexto, nunca podremos saber el número ganador de la siguiente lotería, pero en el curso de la vida valdría que cada individuo apueste por responsabilizarse con ética por sí mismo, lo cual conlleva también el cuidado hacia los demás, a pesar de las incertidumbres que registran los tiempos.

Por último, sería sabio encontrarnos frente al espejo recordando un pensamiento de Pepe Mujica, ya que nos ayudaría a reflexionar sobre una nueva cultura de la libertad individual, cuando señala: Se puede ser feliz siendo austero, sencillo y sobrio. En un tiempo histórico en que el “úselo y tírelo” domina la escena de la civilización en un mundo harto consumista.