Opinion

TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
El Púlpito
Guillermo Siles Paz, OMI
Domingo, 16 Noviembre, 2014 - 12:59

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La teología de la liberación, que para algunos fue considerada teología diabólica, hoy está en un proceso de reflexión y aceptación, sobre todo en los ambientes cupulares de la Iglesia Católica porque el mismo Papa Francisco hace mención a la transformación de una Iglesia que tiene compasión y conversión hacia los pobres, “Para la iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Dios le otorga -su primera misericordia”. (EG.198)

El mismo, Cardenal Gerhard Müller editó un libro junto a Gustavo Gutiérrez en Roma, titulado “Del lado de los pobres: Teología de la Liberación”. Y en Chile recientemente se presento el libro “teología de la liberación en Prospectiva”, que habla de cómo la teología de la liberación goza de buena salud. Al parecer el ambiente es positivo. Es que se quiere superar algunas tensiones. 

A la Teología de la liberación muchos lo condenaron sin conocerla, y hoy la miran como una novedad. La Teología de la liberación es una propuesta de la reflexión teológica desde América Latina, hecha desde las favelas, desde las villas miserias, desde la exclusión. Coincidiendo con esta realidad, el Papa tiene una preocupación hoy, que la reflexión teológica sea desde la realidad. Lo insiste en varios espacios, recientemente el Papa dijo: “existen simples viejecitas que hablan mejor que los teólogos”.  Pero la más concreta es cuando el Papa advierte a los teólogos en su Exhortación Evangelii Gaudium “que no se contenten con una teología de escritorio”.

Seguro que hubo algunos errores y algunas malas interpretaciones, pero decir que no es teología, es ningunear, menospreciar la reflexión teológica Latinoamericana. La historia de la Salvación, está presente hoy y siempre, pero hoy cómo vemos los signos de los tiempos. Todos sabemos que la teología ha producido conocimiento, su reflexión es producto de la experiencia de Dios, en la vida del pueblo y de los pobres.

Algunos dicen que la teología de la liberación ya es una reflexión vieja y sus fundadores no existen. Con este argumento, todo lo viejo y antiguo debería de estar echada, marginada y descartada de la reflexión. Pero no es así, el magisterio de la iglesia es el soporte orientador, que logra mantener en la historia muchas de las verdades fundamentales del caminar y reflexión teológicos de la Iglesia.

En América latina hoy, pareciera que se ha paralizado la reflexión, en sintonía del caminar histórico de la comunidad y de los pueblos. Pero no es así, hoy las conclusiones del Vaticano II tiene un nuevo sentido, su relectura desde el contexto actual, hace que la reflexión de miles de pastores reunidos hace mas de 50 años, sea portadora de transformar la nueva realidad, como que los signos de los tiempos están exigiendo a que la reflexión teología estén encarnada en la vivencia y realidad de todos los laicos y laicas de la Iglesia
En Bolivia, la teología de la liberación se vivió principalmente, en la interpretación de las conclusiones de Concilio Vaticano II, que logró una apertura a nuevas reflexiones teológicas en el mundo moderno, sobre todo un enfoque desde la realidad del laico y de la misma iglesia  para celebrar la vida.

América Latina, a través del  Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM),  en diferentes conferencias, dio lineamientos que profundizaron la opción preferencial por los pobres. Sobre todo Medellín y Puebla.

Bolivia, parte del continente americano caminó en sintonía, de vivir los cambios fundamentales que tanto Medellín y Puebla exigieron una iglesia más comprometida. Si bien es cierto no hubo mucho conflicto porque la iglesia en el país estaba al servicio de los clases más desposeídas y trabajaron para que ellos salgan de la pobreza. Además, no podemos ignorar que nos encontrábamos en un ambiente de tensiones del Norte y Sur, y en Bolivia en medio de la dictadura militar.

Varios teólogos, pastores, sacerdotes y laicos tomaron una posición frontal a las dictaduras y la violencia, y ante la persecución y el sometimiento a los pobres. Es más, la mayoría de los documentos de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) expresaronn la defensa clara de la libertad, la justicia, la solidaridad, porque estaban identificados con los pobres, con los “rostros sufrientes de  campesinos e indígenas”. La iglesia estuvo siempre comprometida en búsqueda de la transformación de los pobres y de la injusticia.  Escucharon el clamor popular.

Entonces, la teología de la liberación fue cuestionada por la interpretación sociológica de los pobres y no bíblico; además de incorporar en la reflexión el análisis crítico, histórico y dialéctico. Esta situación fue considerada como la penetración del marxismo en la reflexión teológica, aunque eso no fue lo fundamental sino el sentido de confrontación.

Muchas veces, en medio de las comunidades eclesiales de base, (CEBs) se logró la necesidad de tomar posesión frente a las injusticias para derrotar las estructuras del pecado.  Había la necesidad de actuar y ahí estaba el conflicto. En Bolivia no hubo muchos conflictos porque la misma iglesia era mucho más popular. La iglesia respondía al sentir del pueblo, al grito y la angustia de los pobres.

La teología de la liberación, se tradujo en la teología del clamor popular. La reflexión principal fue coadyuvar para que los pobres busquen alternativas para salir de la pobreza y no mirar desde el palco, sino que las causas de la miseria fueron atacadas para promover la transformación estructural.

Estos ideales de la búsqueda de lucha contra la pobreza, la desigualdad y la injusticia se mantiene viva en varios espacios de la iglesia que busca la transformación; entonces, tal vez el nombre de la teología de la liberación no sea necesario usarla para evitar confrontación porque tampoco es endemoniada la búsqueda de la equidad, justicia y libertad.   

Guillermo Siles Paz es misionero Oblato y comunicador social