Opinion

DOS SANTOS, FERMENTOS PARA LA IGLESIA
El Púlpito
Guillermo Siles Paz, OMI
Lunes, 28 Abril, 2014 - 09:52

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Que día más interesante para la iglesia, vivir la canonización de dos Papas tan significativos en el Siglo XX. Nadie puede negar que tuviera un impacto mediático. La cantidad de personas presentes en dicha celebración, y las millones de personas siguiendo por los diferentes medios de comunicación.
Varias interrogantes se fueron desarrollando en los últimos días, ¿por qué el Papa decidió canonizar simultáneamente a los dos papas?.¿Qué significa la canonización para la iglesia Católica hoy?, y ¿Qué énfasis pretende darle el Papa Francisco, a su misión como sucesor de Pedro?.

Creo que inicialmente podemos entender que ambos Papas,  en sus tiempos diferentes, han marcado una identidad muy particular en la Iglesia, aunque el Papa Juan Pablo II, se mantiene en la mente de millones de católicos, sobretodo en los últimos movimientos religiosos activos en la vida de la Iglesia. A tanto así que se ponen vigilantes de no permitir algunos cambios necesarios en la Iglesia. Sin embargo el Papa Juan XXIII, que no es muy conocido, a nivel masivo, pero si a nivel intraeclesial, ha mantenido su nombre como referente de cambio y evolución de la iglesia. Nadie ha cuestionado la necesidad de que ambos sean necesarios en la misma iglesia.

Pienso que el Papa Francisco ha elegido este momento para unir dos realidades esenciales de la vida de la Iglesia. La imagen de Juan Pablo II como un Pastor y un gran misionero, ha marcado fuertemente la necesidad de un magisterio de la iglesia, fuerte y riguroso, inclusive paralizando el debate teológico. Mientras que Juan XXIII promovió la necesidad de un giro en la construcción de una Iglesia abierta, comprometida, liberadora y laical. A tanto así, que su visión eclesial ha quedado plasmada en todo lo que es el Vaticano II.

El Papa Francisco quiere animar la iglesia con ambas realidades. Existe la necesidad de ser una iglesia misionera, inserta en realidad, con laicos, sacerdotes y religiosas comprometidos. Quiere que estos dos papas del siglo XX, sean inspiración profética para nuestro tiempo. 

El Papa Francisco sueña una iglesia pobre para los pobres. Ambos santos, ninguno hijo de la nobleza, respondieron desde su carisma a dar una línea a la iglesia. Pienso que, con la imagen de Juan XXIII, marcará el rebrote de todo lo que han sido los resultados del Concilio Vaticano II, que hasta el momento, no se ha puesto vigente en su integridad. Y con Juan Pablo II, abrir y animar a todos los cristianos que viven al interior de la iglesia.

Queda más que claro, que no son santos para ponerles velas, sino para inspirar y ser fermento en la vivencia de la fe cristiana. Ambos vivieron una cercanía a la gente. Este evento es la inspiración para la iglesia. Que con ese ejemplo de los santos comprendemos el amor a Dios para transformar nuestras vidas y contagiar a las familias y a la comunidad.

Por eso el Papa enfatizó, que “ambos santos tuvieron el valor de mirar las heridas de Jesús, de tocar sus manos llagadas y su costado traspasado. No se avergonzaron de la carne de Cristo, no se escandalizaron de él, de su cruz; no se avergonzaron de la carne del hermano (cf. Is 58,7), porque en cada persona que sufría veían a Jesús”.

Otro elemento esencial que el Papa nos inspira, es que “en ellos, Dios fue más fuerte; fue más fuerte la fe en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia”.

Hoy el Papa quiere dar importancia al Vaticano II, por eso dice: “Y ésta es la imagen de la Iglesia que el Concilio Vaticano II tuvo ante sí. Juan XXIII y Juan Pablo II colaboraron con el Espíritu Santo para restaurar y actualizar la Iglesia según su fisionomía originaria, la fisionomía que le dieron los santos a lo largo de los siglos”. Es decir, que ambos son modelos para nuestra iglesia hoy.

Mirando en perspectiva, ambos santos “nos enseñan a no escandalizarnos de las llagas de Cristo, a adentrarnos en el misterio de la misericordia divina que siempre espera, siempre perdona, porque siempre ama”. Es como vivir la misión de nuestra iglesia,  ser misericordiosa y experimentar las miserias de cada día.

Guillermo Siles es misionero y comunicador social.

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