Opinion

No quiero que Bolivia crezca al 4,7%
Buscando la verdad
Gary Antonio Rodríguez Álvarez
Miércoles, 29 Marzo, 2017 - 09:52

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¿Qué el PIB de Bolivia crezca al 4,7% solo para pagar un segundo aguinaldo el 2017? No, no quiero eso para mi país. ¿Qué nuestra economía se expanda al 4,7% para ser los campeones en Sudamérica, cuando en otros lados lo hacen más? Tampoco quiero eso para Bolivia. ¿Crecer al 4,7% y seguir siendo pobres, con mala salud y educación? De ninguna forma quiero eso para nuestros padres, nuestros hijos o para nosotros mismos. 

 

Yo quiero que mi Bolivia crezca arriba del 7% con una mejor educación, salud y oportunidades de empleo para todos, porque entonces no solo se pagaría el segundo aguinaldo sino que seríamos verdaderos líderes en el Continente y el mundo, probablemente. Entonces no solo creceríamos sino que nos desarrollaríamos, lo que implicaría tener menos pobres en el país. ¿No quisiera Ud. esto, también?

Por si alguien dijera que pretender crecer al 7% en un país pequeño, con tan poca población y con un bajo poder de compra resulta una quimera, cabe informar que según datos del INE, el PIB de Bolivia creció en cinco oportunidades por encima del 7%, entre los años ´50 y ´70. ¿No lo sabía?

Ahora, si el mayor crecimiento de la historia se logró en un contexto menos favorable y breve -además- sin tanta bonanza como la que gozamos por más de diez años, con un aparato público entonces más pequeño que el actual, con muchos menos habitantes y menos recursos también, y en plena época de dictadura -el año 1975 el PIB de Bolivia creció 7,91%- ¿qué tenía el gobierno de Hugo Banzer que no tengamos hoy, para romper con la maldición de la pobreza en plena democracia, con un enorme mercado mundial que espera nuestros productos agropecuarios, agroindustriales, forestales, industriales y manufactureros, así como también los mineros, energía, turismo, comunicación, transporte, educación, gastronomía, software y otros, siendo que nuestra actual capacidad productiva es muy superior a la de entonces?

¡Todo depende de nosotros! El futuro de nuestros hijos depende de nosotros. De hacer bien las cosas y de dejar hacer las cosas bien, también. Depende de quienes quieran hacerlo y -mucho más- de quienes de verdad, puedan hacerlo.

No nos contentemos con ser campeones del crecimiento en Sudamérica, eso nos puede llevar a la vanidad, pasando por alto que más de 2 millones de bolivianos cada noche se acuestan con hambre. No nos contentemos con ganar en crecer a un puñado de países, cuando muchos de ellos incluso tienen menos pobres que Bolivia. No, no nos contentemos con 4,7%. ¡Vamos por más!

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

 

Santa Cruz, 29 de marzo de 2017