- 11886 lecturas
“¿Debería el Reino Unido permanecer como miembro de la Unión Europea o abandonar la Unión Europea?” fue la pregunta planteada en el referéndum (Brexit), a la que un 51,9% de los votantes dijo que su país debía salir de la Unión Europea (UE) mientras el restante 48,1% dijo que no. Pese a tan cerrado resultado -que alguien podría interpretar como un virtual empate técnico, siendo que el país quedó virtualmente partido en dos- la UE perderá a uno de sus más importantes componentes y quedará con 27 países miembros.
El divorcio del Reino Unido con la UE se consumará una vez concluyan las negociaciones para su desvinculación del bloque de integración más portentoso del mundo. Habrá que recordar que en 1958 el Tratado de Roma dio inicio a la Comunidad Económica Europea con apenas 6 miembros, entre los cuales no estaba el Reino Unido, siendo que recién se incorporó en 1973.
En 1992 -con 12 miembros ya- fue suscrito el memorable Tratado de Maastricht con el compromiso de asumir un nivel superior de integración entre sus miembros para conformar la Unión Europea, sobre la base de cesión de soberanía a favor del bloque en diferentes ámbitos a fin de decidir y actuar en conjunto y no por separado. En aquel entonces, el Reino Unido tampoco asumió compromisos comunitarios en materia de inmigración y no adhirió a la Unión Monetaria que crearía el futuro Euro, conservando su derecho a seguir tranzando con la gloriosa libra esterlina.
¿Cuáles pueden ser las repercusiones de semejante decisión, promovida por políticos con intereses claramente nacionalistas, en desmedro del bloque? Muchas y preocupantes.
En primer lugar, “Escocia dice que es muy posible un segundo referendo de independencia para poder seguir en la Unión Europea” (www.bbc.com). Luego, la incertidumbre económica que sobrevendrá con este terremoto en materia de integración que el día del anuncio del resultado del escrutinio causó un bajón en las Bolsas de Valores y un debilitamiento de la moneda británica. No es un tema menor: el Reino Unido, luego de Alemania, es la segunda economía de mayor peso de la UE. Finalmente, no se descarta el riesgo de contagio a otros países, a ser reticentes a más compromisos comunitarios pudiendo implicar ello retrocesos adicionales.
Y si bien el proceso de desvinculación resultará largo y doloroso -por lo menos dos años, según lo establecido por el Art. 50 del Tratado de Maastricht- no impedirá que el bloque de integración más longevo y exitoso de integración del mundo, se debilite.
(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional
Santa Cruz, 29 de junio de 2016
- 11886 lecturas