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Según algunos testigos, el martes durante la sesión secreta de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, el diputado PC Guillermo Teillier observaba con asombro la exposición de Jaime Ravinet. Esa tarde, el ex ministro de Defensa del gobierno de Sebastián Piñera fue muy duro en cuestionar la falta de reacción de la Cancillería ante la política comunicacional de Evo Morales y la reciente decisión del gobierno de Ollanta Humala de crear el distrito La Yarada-Los Palos en una zona que ambos países consideran parte de su territorio. Incluso, a la hora de las preguntas, el parlamentario comunista salió de la sala.
—Trascendió que su exposición fue muy dura con el actuar de la Cancillería…
—Fue una apelación al mundo político que, en mi opinión, está avalando una política exterior que, de ser reactiva, pasó a ser una plañidera y quejumbrosa… Nos quejamos porque el Papa va a Bolivia, nos quejamos porque el canciller de Bolivia viene a Chile, nos quejamos porque Angela Merkel dijo lo que dijo, nos quejamos porque el Parlamento peruano constituye un distrito, ocupando un espacio que pertenece a Chile, nos quejamos porque el embajador peruano en Santiago hace declaraciones poco diplomáticas en La Moneda, nos quejamos porque los militares peruanos van a visitar el Hito 1 y Perú dice que no, pese a las fotografías. Es decir, estamos en la queja llorona, en circunstancias que la política exterior requiere fijarse objetivos estratégicos de mediano y largo plazo y ser capaz de sumar voluntades para su ejecución. La política exterior es poder diplomático, es poder político, es poder económico y también disuasión militar.
—¿Cuál fue su llamado a los parlamentarios?
—Que la clase política reaccione para que nuestra Cancillería y nuestra política exterior abandone este apego endiosado que tiene al derecho internacional y que deje a un lado este undécimo mandamiento que descubrió y que se llama la intangibilidad de los tratados y pase a ser un ente más activo en política. Y que no acepte que nos estén pasando a llevar como lo están haciendo.
—¿Qué propone?
—No estoy llamando a lo que nuestro canciller dice que es “perder la serenidad”, ni mucho menos. Pero con serenidad uno puede ser fuerte en términos de ejercer y cuidar nuestra soberanía.
—Si fuese canciller, ¿qué hubiera hecho ante el episodio con Perú?
—Primero que nada trabajar las relaciones de cooperación y de amistad con nuestros vecinos. Hemos tenido éxito con Argentina, pero no con Bolivia ni Perú. Sin embargo, las cuentas claras mantienen la amistad y, en el caso de Perú, hay un hecho muy relevante que Cancillería no lo ha sopesado: Perú no está cumpliendo con el fallo de La Haya y aún no ratifica la Convención sobre el Derecho del Mar que es lo que asegura el libre tránsito, y deberíamos pedirle a La Haya que se cumpla ese fallo. Segundo, Chile tiene que mostrar su voluntad de cuidar su soberanía más allá de las palabras. Yo tendría actitudes y gestos que signifiquen que nuestros militares y nuestras policías custodien verdaderamente hasta el Hito 1, al igual como lo hizo el presidente Lagos cuando el Parlamento peruano pasó una ley que era ilegal, a juicio chileno, respecto al límite .
—Ese episodio es un poco desconocido, ¿qué pidió Lagos a las Fuerzas Armadas en esa oportunidad?
—Le pidió a la Armada que estuviera alerta en la zona y Perú no pasó ni un solo buque por ese paralelo. Por ello, creo que esta ficción jurídica que ha armado Perú, y que más bien la usa como política interna, sea desmitificada.
—¿Sería partidario de enviar tropas a la frontera?
—Podemos visitar, limpiar, arreglar y hacer una serie de cosas que, en nuestra opinión, están dentro de nuestro territorio y, por lo tanto, tenemos todo el derecho a hacerlo.
—Esa actitud no nos podría llevar a un conflicto bélico…
—Chile jamás va a iniciar una guerra, pero sí tiene que estar preparado para defenderse si alguien quiere reconquistar los territorios que perdió en la Guerra del Pacífico. Murieron miles de chilenos en el siglo XIX por defender a Chile, y en honor a ellos y a lo que es nuestra patria, tenemos que estar dispuestos a defender nuestro territorio. Por eso, es muy importante que no tengamos debilidad, ni apresuramiento ni calentura de mate, pero sí ser capaces de ejercer nuestra soberanía.
LA CONDENA DE LA HAYA
“Soy partidario de que nos retiremos hoy de La Haya. No estoy hablando del Pacto de Bogotá: estoy hablando del juicio de La Haya con Bolivia. Y manifestemos que su fallo no es inoponible”, afirma el ex ministro, al referirse al conflicto con Bolivia.
—Pero si Chile se retira, el proceso en La Haya continuará igual...
—Que siga y que dicte el fallo que tenga ganas de dictar. Ese fallo no nos vale.
—Además de retirarse del juicio en la Corte Internacional, ¿qué propondría?
—Decir que el fallo de La Haya viola el derecho internacional y por tanto no lo vamos a aceptar. Es lo que está haciendo Colombia con Nicaragua en un fallo reciente. Sin perjuicio de eso, vamos a reiterar la voluntad que hemos tenido de negociar con Bolivia una solución al tema marítimo, que no signifique ceder soberanía, pero sí compensaciones. Si para Bolivia es tan importante recuperar un acceso al mar, podemos buscar fórmulas de servidumbres, de concesiones. Recordemos que, en virtud del Tratado de 1904, Bolivia está usando todas nuestras facilidades portuarias a cero costo en el norte de Chile (Arica, Iquique y Antofagasta). El 80% de las exportaciones e importaciones bolivianas pasan por puertos chilenos.
—¿Ayuda el refuerzo al equipo que hizo Cancillería poniendo a Ascanio Cavallo, Joaquín Fermandois y Gabriel Gaspar?
¬—Creo que ni Maradona, ni Pelé, ni Aléxis Sánchez jugando este partido logran darlo vuelta. En La Haya estamos irremediablemente condenados a que va a haber un fallo que nos va a perjudicar. En mi opinión, no tiene sentido jugar este partido.
—Su postura podría ser calificada como nacionalista, ¿cree que tenga el apoyo del pueblo chileno?
—He propuesto que si hay dudas al respecto por qué no hacemos una consulta ciudadana. Esto es igual como quieren hacer educación cívica para la Constitución y otras cosas. ¿Por qué no hacemos una consulta en la cual les preguntemos a los chilenos si están dispuestos a seguir en La Haya en el juicio con Bolivia? Por favor, no quiero explicaciones del que sea canciller en tres años más ni del equipo jurídico que nos defiende y que diga por qué perdimos, porque también en Perú íbamos a ganar y miren lo que pasó: La Haya avaló el paralelo defendido por Chile, pero le torció la nariz a las 80 millas y se las entregó al Perú, porque La Haya busca dejar a las partes relativamente contentas.
—¿Qué falta para que Chile tenga un servicio exterior más eficiente?
—Mucho, ha habido a lo menos seis intentos serios de reestructurar la Cancillería, y siempre el problema es que Hacienda no le da plata. La situación de nuestro servicio exterior, en términos económicos, es deplorable y creo que también se requiere mejor formación. Mi problema es con los presidentes, con los cancilleres, quienes han sido exitosos en los tratados de libre comercio, pero la política exterior es mucho más que eso y se requiere ejercer el poder diplomático, económico, militar, social y cultural. Eso es hacer política exterior, y la verdad es que Evo nos está dando lecciones al respecto.
APUESTA TODO A LAGOS
Dedicado completamente a sus negocios en la minería, Jaime Ravinet (69) señala que una eventual campaña presidencial de Ricardo Lagos sería algo que lo motivaría a volver a la política. “Si él necesita mi colaboración, encantado, pero no aspiro a ninguna primera línea, iría donde me pongan”, dice quien también fuera ministro del gobierno de Lagos, desde su oficina en el piso 16 del Hotel Marriott en Avenida Kennedy.
—¿Echa de menos la política?
—La verdad es que no. Me siento poco identificado con lo que está pasando y en política no puedes ser un francotirador. Por eso no estoy en lo contingente, sí opinando de temas país, como la política internacional.
—¿Si le ofrecieran volver a la DC, lo haría?
—La DC debería perfilarse más y si lo hiciera me encantaría volver a militar en ella, porque me siento doctrinaria e ideológicamente democratacristiano. El problema es que la DC ha cumplido un rol bastante menor en la Nueva Mayoría y, no obstante sus constantes exigencias públicas de rectificaciones, está debilitada por verdaderas traiciones a sus principios ideológicos.
—¿En qué se ha traicionado?
—El voto de su último consejo ampliado es melifluo, anodino y busca mantener una falsa unanimidad interna. Me resulta lamentable que la DC haya avalado la ley que castigó a la educación subvencionada particular y que impida, por ejemplo, la creación de colegios, a menos que el ministerio de Educación decrete que en ese territorio hay falta de matrículas. Yo me inicié en la DC secundaria luchando por la libertad de educación, versus el Partido Radical y la izquierda de entonces, que buscaban el Estado docente como única alternativa, suprimiendo la educación particular. Tampoco puedo aceptar que la DC valide, por ejemplo, que los beneficios de una negociación colectiva no puedan ser traspasados a trabajadores que no negocian, porque eso atenta a la libertad sindical.
—¿Cómo ve el escenario presidencial?
—Confuso. Faltan dos años en los cuales no me hago ninguna ilusión, básicamente porque conozco a la presidenta y le tengo admiración en lo humano y lejanía en lo político. La presidenta va a seguir gobernando tratando de combinar realismo, que le nace de su formación alemana, con el sin renuncia, que le nace de su formación marxista. Entonces, un día va a ser “realismo” y va a respaldar a Burgos y a Valdés, y al otro día va a ser “sin renuncia” y va a respaldar lo que están haciendo en Trabajo, generando una legislación laboral absurda, o lo que hace Educación, discriminando a los jóvenes de menores ingresos por no pertenecer a un determinado tipo de universidad o centro de formación técnica.
—¿Su diagnóstico es bien gris?
—Aquí ha habido una suerte de vuelta de mano, una reivindicación preallendista en términos de volver a vivir los años 70 en un Chile que había progresado mucho. Vamos a pasar dos años malos por delante. Pero creo también que dentro de dos años habrá una rectificación profunda. La gran mayoría de los chilenos busca un gobierno de centroizquierda como el que tuvimos 20 años en la Concertación y no un gobierno de izquierda. Ojalá Dios le dé salud al presidente Lagos, de manera que pueda reencarnar un movimiento auténticamente de centroizquierda que haga los cambios y las rectificaciones, pero que los haga con los ritmos adecuados para que este país siga creciendo y siga mejorando su calidad de vida.
—¿En una competencia Lagos-Piñera, usted no dudaría en apoyar a Lagos?
—Absolutamente. El gobierno de Piñera mostró una buena gestión económica, sin embargo su gestión política y de orden público fue desastrosa. Ha sido el más débil de los presidentes en materia de orden público y gran parte del despelote que se vive hoy en La Araucanía la provocó él al amnistiar o perdonar a los mapuches que estaban en huelga de hambre y dio una pésima señal.
—Pero Piñera aparece hoy con la primera opción en las encuestas…
—Más allá de sus características personales, él encarna un tipo de movimiento que veo muy difícil que gobierne en Chile, porque el desorden político de la derecha es peor que el de la Nueva Mayoría y no tiene las raíces sociales necesarias para dar gobernabilidad.
“MATTE HA COMETIDO ERRORES”
—Usted es consejero del Centro de Estudios Públicos (CEP), ¿seguirá el camino de José Zalaquett que renunció, porque la institución mantuvo a Eliodoro Matte tras verse envuelto en la colusión del confort?
—He pensado el tema, pero no he tomado una decisión a la espera del comité directivo que se reunirá en diciembre.
—¿Cree que Eliodoro Matte debería renunciar a su presidencia?
—Primero quiero decir que le tengo mucho cariño y admiración a Eliodoro Matte y no me lo imagino envuelto en una colusión por ganarse unos millones de dólares más. No los necesita y no ha sido su estilo. Sin embargo, creo que él ha cometido errores. A partir de marzo cuando se autodenunció y el directorio lo conoció, su conducta debió ser más proactiva. Respecto a su permanencia en la jefatura del CEP, nadie es culpable hasta que lo declaren, pero yo, por prudencia, pediría permiso en el cargo mientras se resuelve el tema y dejaría a uno de los vicepresidentes como presidente en ejercicio. (Información tomada de www.quepasa.cl)
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