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La sociedad venezolana afronta las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente, fijadas por el Gobierno de Nicolás Maduro para este domingo, sumida en un clima de máxima tensión. Esta situación quedó reflejada a principios de la semana en una imagen elocuente, que se repitió en varios puntos de la frontera con Colombia. Decenas de miles de personas —unas 33.000 el lunes— cruzaron hacia el país vecino ante la incertidumbre y el desabastecimiento que golpea a Venezuela, en lo que supone un incremento del flujo migratorio que se suele producir en los momentos de mayor crisis.
El paso fronterizo más concurrido fue el de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, por donde transitaron más de 26.000 ciudadanos. Miles de ellos regresaron el mismo día tras comprar alimentos y productos básicos. Alrededor de 2.000 venezolanos, según las autoridades colombianas, ingresaron con la intención de viajar a Ecuador, Perú y Chile.
Los residentes en Venezuela que ya han solicitado un documento denominado Tarjeta de Movilidad Fronteriza, introducido recientemente para regular la migración, ascienden a cerca de 560.0000. El régimen de Maduro cerró la frontera en agosto de 2015 y reabrió un año más tarde. En 2016 ya se produjeron en momentos puntuales éxodos masivos hacia Colombia. Durante un fin de semana de apertura temporal entraron el pasado verano alrededor de 150.000 personas.
Ahora vuelve a cundir la incertidumbre en Venezuela por las circunstancias políticas. Hoy y mañana se celebra un “paro cívico” de 48 horas convocado por los partidos de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) contra el proceso constituyente impulsado por Maduro. Se espera que la huelga paralice parte del país durante dos días, como ya ocurrió la semana pasada en un primer paro de 24 horas. A esta circunstancia atribuyen las autoridades migratorias de Colombia, que tratan de minimizar lo ocurrido, el incremento del tránsito en la frontera terrestre.
Tensiones e insultos
Las relaciones entre los dos países no atraviesan su mejor momento. El Gobierno venezolano ha acusado abiertamente esta semana al Ejecutivo de Juan Manuel Santos de conspirar, junto con la CIA y México, para derrocar a Maduro. Y el sucesor de Hugo Chávez se dirige cada vez con más frecuencia a su homólogo colombiano con salidas de tono e insultos. “El presidente Santos me tiene que pedir la bendición, compadre, porque somos sus padres. Santos, pide la bendición, compadre. Inclínate, híncate ante tu padre. Soy tu padre”, afirmó recientemente.
La cancillería colombiana negó tajantemente la existencia de un plan de injerencia o que tenga intención de intervenir de alguna forma en Venezuela en el futuro. Pero a Maduro no gustó que Santos pidiera expresamente, en al menos dos ocasiones, desconvocar las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente, alineándose así con la oposición al Gobierno y con sectores del chavismo críticos con la deriva del régimen.
FUENTE: EL PAÍS
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