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Donald Trump frente a las Naciones Unidas, la organización multilateral que criticó y abofeteó sin compasión mientras el resto del mundo trataba de aguantar la respiración. El presidente de Estados Unidos se estrenó este lunes presidiendo una reunión de alto nivel dedicada a la mejorar la eficiencia de la institución, en la que defendió dar un hachazo a la burocracia para que el trabajo de la institución “se centre más en la gente” y aprovechar así “su gran potencial”.
Estados Unidos es el principal contribuyente a la ONU. Donald Trump amenazó con someter el presupuesto de la institución a serios recortes, que empiezan a tomar forma con una primera rebaja de 600 millones en los fondos para las misiones de paz. En su intervención, el presidente reconoció que el organismo está fundado sobre los “principios nobles” de la paz, la seguridad y el desarrollo.
Pero en seguida mostro su perfil de emprendedor. Trump considera que la ONU no está alcanzando su pleno potencial por culpa de la burocracia y la mala gestión. “No vemos resultados en línea con sus inversiones”, lamentó, por eso consideró que la institución debe dar pasos rápidos para “ganarse la confianza de la gente”. “Debe centrarse en los resultados más que en los procedimientos”, reiteró.
António Guterres, que también debuta como secretario general, ya advirtió en el pasado que estas rebajas podrían crear “problemas insuperables”. Donald Trump trató, sin embargo, de presentarlo como un socio en su empresa por hacer de la ONU una institución más efectiva y robusta, al animarle "a que use plenamente su autoridad para cortar la burocracia y reformar un sistema bizantino”.
Hasta el momento, 128 países suscribieron una declaración no vinculante en la que se apoya la reforma que lidera Guterres. España se encuentra entre los firmantes. Rusia y Francia, sin embargo, tienen dudas con el texto propuesto por EE UU. Les preocupa que se centre demasiado en la reducción de costes en lugar de adoptar medidas para mejorar el rendimiento de la organización.
La declaración, de una página y resumida en diez puntos, apoya una reforma robusta, efectiva y amplia de la organización para que pueda ejercer su mandato. El texto destaca, por ejemplo, la necesidad de elevar la transparencia y la predictibilidad del presupuesto, cita el compromiso por reducir las duplicidades, redundancias y solapamientos y defiende la paridad de género y la diversidad geográfica del personal.
Guterres admitió que la burocracia le quita también el sueño. Habló de una estructura fragmentada y de procedimientos que se hacen a veces “interminables”. “A veces me pregunto si hubo una conspiración cuando se elaboraron las reglas para conseguir que no fuéramos efectivos”, reconoció. Pero reiteró que la ONU debe seguir contando con recursos para servir a los más vulnerables.
Fuente: El País
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