Cautivan niños indígenas en concierto monumental en Oaxaca
Lo mismo el rítmico estruendo de las tubas que la delicada nota de los clarinetes, los trombones y la vibración de los platillos retumbaron la tarde noche de este domingo en las históricas calles del centro oaxaqueño.
Decenas de niños músicos -mil en total- provenientes de 40 comunidades indígenas se unieron por quinto año consecutivo en el ya tradicional Concierto de Bandas de Mùsica de los Pueblos Indígenas que desde 2008 organiza la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) en la Plaza de la Danza de esta capital.
Uniformados con las notas musicales de los pueblos originarios de las ocho regiones del estado, los jòvenes músicos abrieron el compás musical con la Marcha Mazateca, seguida de Flor de Piña, bien conocida durante la Guelaguetza por el baile de las mujeres de la Cuenca del Papaloapan.
Un popurrí de chilenas, El Guajolote y El Palomo, la marcha Cosijoeza, el Fandango Tehuano y la Noche Serrana fueron las piezas musicales elegidas para interpretar en la noche que caía sobre el Valle oaxaqueño.
Fue el inmortal Dios Nunca Muere, la pieza elegida para cerrar el concierto, misma que es considerada el himno de los oaxaqueños y que obliga a quienes están presentes, a escucharla de pie.
Durante poco más de 50 minutos, cada canción interpretada fue dirigida por un director diferente, todos originarios de diferentes pueblos indígenas.
Mujeres, niños, adultos mayores, hombres de todas las edades se congregaron este domingo en la Plaza de la Danza, ya insuficiente para los cientos de personas que acuden cada año a escuchar a los niños intérpretes.
Fue así como en un marco de fuegos artificiales, el concierto concluyó entre las notas del oaxaqueño Macedonio Alcalá. (UniradioInforma)
México, 19 noviembre 2012