El genocidio indígena a cuchillazos
El dirigente nacional de política indígena Luís Báez del Movimiento de Trabajadores Indígenas (CGT) y secretario general del Consejo Nacional Indígena denunció que su hijo de 16 años fue agredido a cuchillazos por un hombre en un claro ataque a la lucha por los pueblos indígenas.
Cientos de papeles se gastan todos los días para decir que vivimos en una época en donde los derechos son respetados. Letras que no se leen en comunidades donde el español no es la lengua nativa y no tiene por qué serlo. Todas esas mentiras se escriben porque es imposible reconocer que asistimos a un genocidio indígena que se cobra a cientos de hombres, mujeres y niños como víctimas. Todo ello porque es imposible para el gobierno asumir que mientras se escriben estas líneas culturas se masacran y cuerpos dejan de existir con su complacencia e inacción.
No son metáforas cuando se habla de genocidio indígena. En Santa Fe, a pocos kilómetros de una capital sorda, un indígena de sólo 16 años fue acuchillado. ¿El motivo? Simplemente, su origen, los surcos de su piel, la belleza de su saber vivir. Vladimir Báez no hizo más que ser el hijo del dirigente nacional indígena que denuncia lo que el Estado argentino le debe a millones de personas, lo que les corresponde por 200 años de usurpación y por ejecutar presupuestos manejados por personas y organismos que nunca eligieron.
"¿Vos sos Báez?", le preguntó un hombre antes de hundirle en el cuello un cuchillo, que sería el mismo que lastimaría a su primo a la altura del pulmón. ¿Cuál era su culpa? Ser indígena, ser parte de aquello que hoy molesta más que cualquier cuestión. Aún con ese cuchillazo en el cuerpo, Vladimir salió de peligro -no tuvo la misma suerte su primo Natanael Veloso, que se encuentra hospitalizado y con una situación delicada en el Hospital Álvarez de Rosario-.
Su padre Luís Báez, es el dirigente nacional territorial más reconocido del país, ya que se dedica a hacer política específica indígena, eso que a lo que tanto le temen. Báez es parte del Movimiento de Trabajadores Indígenas y secretario general del Consejo Indígena Nacional. Hace sólo una semana fue detenido sin motivo cuando se dirigía a Buenos Aires por Gendarmería Nacional a escondidas, en la clandestinidad de la función, en ruta a la altura de San Pedro Pcia de Buenos Aires. No le explicaron por qué, aunque era obvio que la intención era retenerlo para que no logré junto a dos referentes indígenas llegar a la gran capital a denunciar al Estado, por mora con los pueblos indígenas y reclamar todo lo que se adeuda, por ejecutar leyes con supuestos representantes de pueblos indígenas, que no hacen más que tomar lugares que no son suyos.
"¿A dónde van, indios de mierda?", les habían dicho. Para quienes gobiernan los "indios", son eso, "mierda": no pueden votar si es con el sobre blanco a su favor, no pueden comer, no pueden vivir, ni respirar. Por eso los matan, en cada política que implementan. Y como matar ya no es aceptable para nadie, buscan disfrazar lo que hacen. Crearon el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), un organismo que preside alguien puesto a dedo, que no es indígena y que jamás ha vivido o pisado una comunidad por más de un un dia.
¿Cómo pueden representar a los pueblos indígenas, si en 200 años no se les ha dado la posibilidad de conformarse como tales? ¿Cómo saber que son indígenas y dónde viven, si no pudieron cumplir con la Ley de Relevamiento Territorial ? Y el presupuesto del mismo desapareció, o tal vez, sea más adecuado preguntarse si cientos de indígenas de todo el territorio están de acuerdo con la política del INAI o que simplemente exista, o con que a través de ese organismo que no preside uno de ellos, se los represente.
Hoy, hay más de 600 conflictos en todo el país que involucran a comunidades indígenas. Un joven internado y otro herido porque su apellido no le cayó simpático a alguien que espera que los indígenas sigan callando ante las muertes, porque lo único que buscan es frenar la participación activa de los pueblos originarios -que traspasa todas las legislaciones y medidas-. Buscan impedir que exista un voto indígena. En palabras de Báez, quieren lograr que todos los "indios sean K".
"Esta vez sobrepasaron un límite: se metieron con los niños porque no les gusta que denunciemos lo que está pasando con las comunidades", explica Báez. Gobierno, Justicia, sociedad, todos matan indígenas y se manchan las manos con sangre. Mientras leyeron estas líneas, cientos de indígenas sufren un Estado que nos los contempla ni permite participar, condenandolos a vivir como esclavos. (Argenpress)