Representación indígena parlamentaria tiene su libro
El libro titulado “¿De la colorida minoría a una mayoría gris?: Presencia indígena en el Legislativo”, escrito por la socióloga Patricia Chávez, fue presentado en el auditorio de la Fundación Friedrich Ebert, en el barrio de Obrajes de la ciudad de La Paz.
La autora expresó su satisfacción tras seis años de labor investigativa. “Este libro fue fruto de tres investigaciones y es básicamente testimonial. Es una investigación abierta a la polémica y a distintas interpretaciones”, dijo la investigadora.
Según Chávez, la mayoría de los parlamentarios indígenas a los que entrevistó considera que su mayor avance es “estar presentes”, ser parte de una institucionalidad que los había marginado, y a la que arribaron más que con títulos académicos, con una trayectoria popular en las espaldas. “A muchos de ellos les sorprendió la lentitud con la que se procedía en la elaboración de las leyes. El lenguaje legal en la presentación y análisis de estas leyes fue otra de las limitantes con las que tropezaron”, manifestó Chávez. El aprendizaje fue otro elemento subrayado en las entrevistas: “muchos de ellos –según Chávez- consideran su presencia en el Legislativo como una escuela”.
Chávez planteó que las interrogantes centrales para los parlamentarios indígenas fueron: ¿para qué llegar al Estado?, ¿se puede descolonizar este espacio?, y ¿es suficiente la presencia indígena para transformar este poder? Para responder esas preguntas, los representantes partieron de dos premisas fundamentales: la responsabilidad respecto a sus bases, y el interés social por el país.
Los comentaristas del libro en la presentación fueron Luis Tapia y Fernando Molina. Según Molina, el libro es “un relato sobre cómo un grupo logró pasar de ejercer su derecho a elegir autoridades al derecho pleno a ser elegidos”.
“La introducción en el ámbito parlamentario generó un aprendizaje político y cultural”, continuó Molina, a tiempo de expresar que “a partir de esto se produce una experiencia humana de relevancia histórica”.
Desde su perspectiva, en el proceso de llegada de los parlamentarios indígenas al Congreso se identifican tres fenómenos: a) A pesar del debilitamiento o anulación de poder del amo, los subalternos llevan internamente la dominación, y por eso reproducen la condición que han heredado. b) Los subalternos observan desde otra perspectiva a la cultura que la había dominado y terminan adoptándola. Encuentran que la producción de leyes sí tiene importancia para el desarrollo de sus comunidades y el del Estado, lo cual genera un proceso de aculturización mutuo. El conquistador se convierte en conquistado. c) Los “advenedizos” que ahora tienen el poder descubren que las prácticas políticas pueden serles útiles a los suyos y a los demás.
“Bolivia ya es un país moderno, y más bien lo que es inviable, es llevar los modos políticos de los grupos rurales al escenario de la política nacional para que abarquen al país entero”, finalizó Molina.
Por su parte, Luis Tapia argumentó que no se puede olvidar que los representantes populares llegaron al poder parlamentario empujados por una gran ola social, pero que después dichos representantes fueron abandonados por sus partidos. Lamentó que ellos no hayan tenido ni tengan ahora la posibilidad de elaborar estrategias políticas propias o de reformar los espacios legislativos: “El aprendizaje es un proceso unilateral. Ellos aprenden de la asamblea, pero la asamblea no aprende nada de ellos”, manifestó Tapia.
“Su presencia sirve para legitimar la presencia multicultural pero no generan ningún proceso de transformación de la Asamblea Legislativa”, dijo Tapia a tiempo de recordar que en la actividad legislativa de los indígenas se han ido aprobando la leyes que van en desmedro de sus propias bases.
Paradójicamente “La mayoría cuantitativa puede ser un velo para comprender la presencia indígena en el poder legislativo del país… a pesar de su incremento en la representatividad, igual ha sido anulada”, finalizó Tapia.
