Gobierno se olvida del deterioro ambiental en Bolivia
El investigador y medioambientalista uruguayo Eduardo Gudynas señaló que el gobierno de Evo Morales alienta los debates sobre la Pachamama a escala planetaria, con discursos muy radicales, que en muchos aspectos tiene razón, pero se olvida del componente local y el deterioro ambiental que sigue avanzando en distintos rincones de Bolivia.
El gobierno del Movimiento Al Socialismo cumple todas las tesis del “nuevo extractivismo progresista”, que es el nuevo empuje sobre las Áreas Protegidas, señaló en su cuenta de Twitter, @EGudynas.
El especialista agrega que los gobiernos “progresistas” en Latinoamérica se encuentran en la carrera extractivista que afecta a los pueblos indígenas y pequeños agricultores en la región.
Erbol Digital (ED).- ¿El respeto a la “Madre Tierra” o Pachamama de algunos gobiernos de la región es sólo un discurso para mantener o convencer sobre el respeto a la naturaleza?
Eduardo Gudynas (EG).- Por ahora es sólo un discurso. Lo más llamativo en el caso boliviano, es que el gobierno, y en especial el presidente (Evo Morales), enfocan el discurso sobre la Pachamama en la escala global. Una y otra vez se habla de esos derechos al abordar los problemas del cambio climático, y en la promoción de una declaración universal. Por tanto, se presenta la idea de que la protección de la Pachamama como derechos de todo el planeta tierra. Es una perspectiva planetaria.
En cambio, en un sentido original y estricto, la defensa de la Pachamama es siempre local. Se reacciona ante un arroyo contaminado, suelos perdidos, o fauna y flora extinguida. Son expresiones de comunidades específicas, en hábitats también muy precisos.
Por tanto, el gobierno transfiere los debates sobre la Pachamama a una escala planetaria, y a ese nivel puede tener discursos muy radicales, donde en muchos aspectos le asiste la razón. Pero, entretanto olvida los componentes locales, y el deterioro ambiental sigue avanzando en distintos rincones de Bolivia.
El ejemplo más claro de estas tensiones se observa con las anunciadas medidas de liberar exploraciones extractivistas dentro de áreas protegidas. Eso es justamente olvidar la Pachamama local.
ED.- ¿Actualmente, qué gobierno en Suramérica tiene proyectos más ambiciosos de carácter extractivista?
EG.- El mayor extractivista es por lejos Brasil, especialmente en extractivismo minero y agrícola. Está pasando desapercibido que es el país minero más grande de Sudamérica; su volumen de extracción superó en 2011 los 410 millones de toneladas. Esto es casi el triple de todos los demás países sudamericanos sumados. A esto se suma sus explotaciones petroleras, y la enorme superficie de sus monocultivos de soja para exportación.
El problema es que todos los países sudamericanos están en una carrera extractivista en varios rubros. Incluso Uruguay, que no tenía megaminería, en estos días está discutiendo una nueva ley, promovida intensamente por José “Pepe” Mujica, para liberar la megaminería de hierro a cielo abierto. Es una especie de El Mutún a la uruguaya, que es fuertemente propulsado por la izquierda gobernante.
ED.- ¿Los gobiernos de la región cómo podrían plantear el desarrollo sin caer en el mero extractivismo de los recursos naturales?
EG.- La respuesta es compleja. Lo primero que debe decirse es que denunciar el extractivismo no quiere decir estar en contra de la minería o la agricultura. La denuncia al extractivismo es poner en evidencia la apropiación intensiva y de altos volúmenes de recursos naturales, que son esencialmente exportados.
En varios países se está discutiendo como superar esa dependencia. Esas reflexiones y ensayos incluyen potenciar el sector agropecuario, promover una verdadera integración sudamericana (en vez que países como Bolivia sigan vendiendo solo materias primas, pero que en lugar de ir a Europa ahora van a Brasil), modificar el gasto del Estado (estos gobiernos tienen muchos fondos, pero los mal usan), y cambiar el patrón de consumo, bajando demanda material y subiendo calidad de vida.
El tercer aspecto es que esas discusiones están en marcha en varios países, y que los gobiernos progresistas las deberían permitir y alentar. Pero, en lugar de ello parecería que les temen.
ED.- ¿Qué sectores o pueblos son o serán los más afectados por el extractivismo?
EG.- La información disponible muestra que en casi todos los casos son comunidades de agricultores o campesinos, o pueblos indígenas. Una reciente revisión del Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES) mostró que en el último año, en todos los países sudamericanos han existido conflictos sociales frente a los extractivismos, desde la Patagonia a Guyana y Suriname.
Otra revisión nos mostró que en todos los países, excepto Uruguay, hay casos de violación de derechos humanos de los pueblos indígenas vinculados a distintos extractivismos. Y Uruguay quedó excluido de esa lista ya que no posee pueblos indígenas. Todo esto indica que nos encontramos ante un fenómeno de creciente gravedad.
