Crítica al esquematismo maniqueo
Dedicado a Raquel Gutiérrez Aguilar, guerrillera y combatiente comunitarista, feminista y descolonizadora. Inventora de Comuna, que fue producto de su pasión, su dedicación, su convocatoria, así como de sus jaladas de oreja. A esta luchadora indomable y escritora desbordante.
“Jucio” maniqueo
Asistimos desde hace un buen tiempo a una reducción juzgadora que llamaremos maniqueísmo. Decimos que se juzga, pues se ha sustituido el análisis por el juicio, en el sentido de condena, no en el sentido racional. Para este maniqueísmo el mundo se divide entre buenos y malos, entre justos e injustos, entre realistas y utopistas, entre amigos y enemigos; en fin, la lista puede ser larga. Entonces los maniqueos se colocan del lado de los buenos, de los justos, de los realistas, de los amigos; los demás son condenados. El gobierno ha hecho gala de este maniqueísmo, llevándolo al extremo de la vulgarización; la llamada oposición de derecha también lo hace, reclamándose de institucionalista y defensora del Estado de Derecho; incluso las izquierdas, sobre todo tradicionales, son maniqueas, cuando anteponen su proyecto “revolucionario” como valedero, desconociendo y desechando lo que ocurre efectivamente, descalificando la crítica. Una de las formas de expresión del maniqueísmo se muestra en la simple hipótesis de la teoría de la conspiración; el supuesto es que hay grupos de conspiradores que dirigen la historia; de aquí se deduce la conclusión de que hay traidores; en nuestro caso se dice que hay traidores del “proceso” de cambio. Entonces toda la explicación histórica se reduce a personas, al problema de las personas, de lo que son y de lo que no lo son. Esta explicación maniquea de la teoría de la conspiración se parece al guión de una novela, pero sin los atributos literarios e intuitivos de la novela.
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